➳026

5.5K 299 15
                                    

Veintiséis


— ¡Hija, cuidado!

El grito de mi suegra me puso alerta, pero ni cuenta me di cuando tenía a Sophie frente a mis ojos en el piso, inconsciente.

Mire hacia atrás y vi a Kate con una jarra en la mano, la rabia se comenzó a acumular en mi ser y me acerque a ella.

De un solo manotazo bote la jarra de sus manos, haciendo que se quebrara en mil pedazos en el piso. Agarre a Kate de los brazos, exactamente los codos y comencé a sacudirle con fuerza.

— ¡Como le pasé algo te juro por mi vida que estarás a seis metros bajo tierra, zorra estúpida! —mi garganta picaba por la intensidad de mi grito. — Y tú viejo inservible —apunte a Patrick— ¡Deberías estar sintiéndote culpable porque todo esto es tú culpa, avaro de mierda! -—lo empujé haciendo que se tambaleara.

Mis ojos picaban y moví delicadamente a mi suegra quien se encontraba en el cuerpo de Sophie llorando, tome a Sophie por detrás de las rodillas y cuello, la abrace al mismo tiempo que pegaba su cuerpo mí como si mi vida dependiera de ello, las lágrimas corrían como un río por mis ambos ojos.

—No me dejes, tesoro, por favor no, no ahora que las cosas comenzaban a ir bien, tu cariño me hace tener alas, tú eres mi todo. —dije en un hilo de voz.

Me levanté con ella en mis brazos y corrí a la calle, hice parar al primer taxi y le dije que condujera en dirección al hospital. El conductor del taxi al verme con Sophie en mis brazos sangrando e inconsciente, condujo a una velocidad que podrían sin ningún problema multarlo, pero en este instante no me interesaba, solo quería tenerla a salvo.

Se detuvo en el hospital y ni siquiera me preocupe en pagarle, solo corrí con mi novia dentro del hospital por el sector de urgencia.

— ¡Ayuda, le han pegado en la nuca y esta inconsciente! —grite como loco.

En segundos había dos chicos facilitándome una camilla para Sophie, la coloqué suavemente encima y vi cómo se llevaban a mi vida y corazón en esa camilla.

— ¿Cuál es el nombre de la chica? —dijo un joven con una libreta en las manos.

—Sophie Prescott

El chico asintió llevándose a Sophie dentro. Cuando cerraron la puerta golpee fuerte el pilar de cemento que estaba a mi lado, lo suficiente como para romper mis nudillos, mis ojos comenzaron a picar y las lágrimas fueron instantáneas, me importaba un bledo si se reían de mi por "ver a un hombre llorar", no soy alguien sentimental, pero si ves que el amor de tu vida se lo están llevando lo más probable al quirófano y no te dicen nada, estarían igual que yo.

No podía perderle, no soportaría perderle de nuevo, no podría estar otro día más sin ver esas hermosas esferas que le llaman ojos, pero los ojos de Sophie no podían ser algo tan simple, sus ojos eran algo que te transmitía confianza, lealtad, cariño y apoyo, sus labios tan rosados y suaves, menos en invierno, los cuales pierden su suavidad a causa del frío, sus manos grandes pero a la vez pequeñas, sus uñas que le encantaba llevar largas, pero siempre se le quebraban y lo odiaba, porque decía que se le enganchaba en la ropa y eso le incomodaba, sin su cintura que amo abrazar y acariciar en esas noches que teníamos, donde éramos uno y podíamos demostrarnos nuestro amos tan pura y lealmente, sus pies pequeños, y sus manías estúpidas, como que antes de bañarse debía lavarse la cara, no podía estudiar más allá de las doce de la noche, ella, simplemente a ella no podía perderle.

Mi espalda se arrastró hasta el piso, quedando sentado, ni cuenta me di cuando tenía a mi suegra sobre mí abrazándome, como si fuera un niño que había perdido a su madre, sus pequeños brazos abrazaron mi cuello y su rojizo callo cayó frente a mí, haciéndome recordar a Soph, le devolví el abrazo, sus manos hacían caricias en mi cuello tratando de calmar mis sollozos, que parecían que querían ahogarme.

No sé cuántas horas o minutos estuvimos en el piso, pero al parecer fueron hartas, ya que salió preguntando un Doctor por algún familiar de Sophie.

— ¿Familiares de Sofía Prescott? —dijo un doctor de edad que trataba de leer el informe.

—Es Sophie. —me paré rápido y lo corregí.

— ¿Usted quién es? —me miro de pies a cabeza.

—Es el novio y yo soy su madre. —contesto Karen, mi suegra.

—La chica recibió un golpe en una zona importante de la columna vertebral, se ha sometido al quirófano para acomodar sus músculos y venas, además de ponerle un hierro en la columna, ya que el golpe, por poco la deja minusválida, con lo que sea que la golpearon, el objeto raspó el hueso, haciendo que éste quede débil, usara cuello ortopédico por dos meses aproximadamente, y se esquinzó la muñeca al caer, pero eso es una recuperación sumamente rápida.

— ¿Cuando la podremos ver? —pregunté con esperanza.

—Prefiero que por hoy no, está cansada por la cirugía mañana en la tarde, como a las dos pm. Si, estará menos cansada y podrán conversar mejor, ya que, está conectada a muchos aparatos y la imagen podría ser fuerte. —mi estómago se contrajo.

—Les aconsejo que vayan a casa y mañana vuelvan. —asintió en forma de adiós y se retiró.

—Justin ve a casa de Sophie, avísale a Maia y mañana vienes, nos vemos aquí por la mañana ¿ok?, tengo que resolver todo lo que sucede en casa.

Asentí derrotado y caminamos ambos a tomar un taxi, pero el problema era que yo no sabía con exactitud la ubicación de la casa de Sophie.

—Iremos a mi casa, te llevas las maletas y te presto mi auto, con la condición que mañana pases por mí. —dio una sonrisa forzada.

Asentí.

Nos subimos a un taxi y llegamos en minutos a la casa de Karen, nos bajamos y ella le pagó al hombre del taxi. Salió de la casa con las tres maletas y me tiró las llaves de su camioneta blanca, subí las maletas y me despedí de ella.

Zl


WINGS ➳ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora