Capítulo 2 [✔]

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Luego de tomar una siesta me desperté con un dolor de estómago y de cabeza. Necesitaba comida, una fuente de energía ... y agua. Siempre dormía en exceso y aún así, me despertaba sin energía alguna.

Me levanté agitada, con las mejillas mojadas, así que supuse que había llorado. Tuve unas de mis famosas pesadillas que nunca se van. Siempre son de mi mamá, sobre amigos, etc. Nunca sueño cosas bonitas.

Me levante rápidamente hacia el baño y las chicas aún no llegaban. Estaba sola. Busqué en mi bolsito de maquillaje la pequeña cuchilla que siempre usaba y la saqué. Esta es la única manera de sacar estos pensamientos y dolores de mi cabeza, y olvidarme de todo por un momento. Permitirme respirar.

Mire mi antebrazo y luego la cuchilla. Hice un corte rápido y en seco en mi antebrazo. La sangre se deslizaba lentamente por mi brazo hasta mis dedos. Mi psicólogo piensa que ya paré de hacerlo, pero creo que me va a tomar más tiempo para parar. Hago esto para sobrellevar el dolor, para expresarlo. Es una fuente de alivio cuando siento que voy a estallar. Es como si todas las penas, molestias y pensamientos salen de mi a través de la apertura, desapareciendo de mi cuerpo y mente. Me deja la conciencia vacía por un tiempo.

Escuche la puerta abrirse, por lo que en un movimiento rápido puse el pestillo en la puerta. Me lavé el antebrazo rápidamente, y mi cuchilla también, guardándola en un lugar detrás del espejo, un escondite que descubrí al llegar. Limpié el lavatorio que estaba manchado con papel higiénico. Por un momento olvidé que debo compartir el baño también.

Boté los papeles a la basura, las chicas pensaran que estoy en mi periodo, así que no hay de qué preocuparse.

- Oye Sarah, ¿dónde está tu compañera emmo de la que me dijiste? – preguntó una voz. Así que la chica perfecta no es tan perfecta como parece. Sarah es una chismosa: persona que esta tan aburrida de su vida, que tiene que hablar mal de los demás.

- No tengo ni idea, de seguro está en algún lugar sola, maldiciendo la vida que tiene, ese no es mi problema- dijo Sarah. Así que enserio piensa que soy así. No paso todos mis días maldiciendo la vida... solo un 50%.

Mire mi brazo y noté que ya no sangraba, así que bajé la manga de la sudadera que tenía puesta. Salí del baño y me dirigí a mi cama, cogí mi celular y mis audífonos con un poco de dinero. No las miré, en cambio ellas me estaban perforando con la mirada. Sentía un poco de vergüenza proviniendo de Sarah, que se fue después de unos segundos, y se paró derecha y orgullosa.

Saqué mi llave y me dirigí a la puerta sin verlas.

Tenía un antojo de galletas, lo que casi nunca tengo. Al pensar en ellas sentí mi estomago rugir.

Descubrí viendo el folleto más temprano que había una panadería, o en verdad era una cafetería que se llamaba Coffee Beans.

Original huh.

Me dirigí hacia ese lugar y al entrar me llegó el delicioso olor a café. Solo compré una galleta horneada que se veía deliciosa y después de pagar salí del lugar.

Esto era completamente nuevo para mí. Con mis audífonos puestos, mi música sonando y mi galleta, caminé viendo alrededor, impactada por la cantidad de áreas verdes que habían.

Se podía notar los grupos divididos, conversando o haciendo cualquier otra cosa. Cada grupo estaba haciendo algo diferente, desde tocar guitarra, conversar, leer, entre otros. Lo que si note fue a los "populares", ¿Cómo lo supe¿ Era el grupo donde los chicos tenían casacas del equipo del internado y las mujeres mas bonitas. Para mi sorpresa, Sarah estaba ahí.

Me dio malas vibras verla, o simplemente tenerla cerca, así que volteé para cambiar de dirección cuando alguien se impactó contra mi fuertemente haciendo que caiga de culo contra el suelo, raspándome las manos y la espalda.

-¿Te distrajiste viendo el culo de Samanta? En serio eres un caso – gritó un chico a mi espaldas.

- En serio lo siento, no te vi- dijo alguien desde arriba. Una mano se puso en frente de mi cara en señal de ayuda a levantarme. Acepte su ayuda y miré mis manos raspadas por el suelo, eso dolió. Las limpie en mi jeans, quitándome la suciedad – En serio perdón por tus manos, y por toda... tu- dijo mirándome. Era un chico alto, de pelo negro corto a los costados y normal arriba, peinado para arriba también, con unos ojos azules muy sorprendentes. Se notaba que hacia deporte, osea digo, ese cuerpo no lo tiene alguien flojo, total, me derribó como si fuera una pluma.

Lo malo es que tenía cara de idiota, y lo digo porque es un idiota. En serio, no es difícil ver por donde caminas. Y menos es no distraerte viendo un culo tan abiertamente. Depravado sexual.

- Estoy bien, no es nada – le dije al imbécil. Definitivamente necesita lentes para ver y un cerebro para concentrarse en más de una sola cosa.

-Perdón por tu galleta – dijo mirando mi galleta en el piso- Te debo una – dijo sonriendo coquetamente.

- No importa, si tú me compras una, me puedes contagiar la estupidez - dije mirando hacia otro lado y comencé a caminar. Lo escuche decir algo detrás de mí, pero lo ignore. El edificio de chicas está muy lejos de ese lugar.

Cuando llegué a mi dormitorio, dejé mis cosas listas para el día siguiente, y me eché a dormir sin dirigirles una sola palabra a mis compañeras.

* * *

La voz de alguien llamándome me despertó en medio de la noche. No sabía si era una voz real o simplemente mi sueño. Cuando abrí mis ojos levemente vi a Tania despierta, sentada en su cama.

-Oye Ella, ¿estás despierta? – susurró desde su lugar. Solté un gruñido dando a entender que si lo estaba, me acababa de despertar.

- Ahora si lo estoy- dije viéndola. Revisé mi celular para ver la hora. Las 3:00am, debe ser importante para que me levante a esa hora.

- Quería decirte que en serio lamento lo que Sarah dijo. Estoy segura que no quería lastimarte, o no tenía la intención de ser mala – se disculpó. ¿En serio me levanta para eso? ¿En serio? Ni la propia Sarah se podía disculpar, si no mandó a su amiga.

... aunque en verdad las veía algo distantes. ¿Serán amigas? ¿O solo se toleran por ser "roomates"?

- Lo que sea, no me importa – dije y cubrí mi cabeza con las mantas y traté de volver a dormir.

No me importa lo que ella diga de mí. Es libre de expresarse. No me importa si se convierte en mi enemiga o en mi amiga. Prefiero ser su enemiga.

No es hora ni tiempo para maldecir mi vida, pero ¿por qué tengo que compartir habitación con alguien como ella?

Tania se siente mal por mí porque le conté lo que pasó con mi madre, y el porqué estoy en este lugar. No se lo debí haber dicho, mi silencio es mejor por ahora.

CambioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora