19. Tú ganas.

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¿Por qué reaccionó de esa forma? ¿Por qué ha dejado de estar a mi lado? Bueno, en cierta manera, me siento aliviada, pero una parte de mí lo echa de menos. Ya no se mantiene a mi lado para molestarme o contarme trivialidades.

Dante Moretti no me ha dirigido la palabra desde que me encontró con Alexis y yo tampoco lo he hecho, presiento que querrá que me disculpe o algo así. Aunque no tengo idea de por qué debería disculparme. Esperaré a que se le pase lo que sea que le ocurra.

—¿Has descubierto lo que Alexis oculta? —preguntó An antes de darle un mordisco a una manzana.

—No, todavía no —suspiré y recargué mi cabeza en su hombro—. ¿Qué pasa con tu hermano? Ni siquiera voltea a verme.

—¿Recuerdas qué me contaste que él los vio a Alexis y a ti muy cerca hace unos días? Ya sabes, completamente solos y siendo del sexo opuesto —hice un gesto afirmativo—. Ya te darás una idea de lo que pasa, Adams.

—¿Es evidente para ti? Porque para mí no.

Ella resopló exasperada.

—Suponiendo que has visto o leído historias románticas escolares y que además tienes dieciséis años, ¿no deberías percatarte de lo que siente Dante? No sé, solo digo —Parecía que era obvio y An intentaba ser lo más clara posible. Una lástima que yo estuviera tan desorientada.

—Sí, he leído ese género y también he visto películas, pero es distinto al mundo real. ¿En qué demonios se relaciona eso con lo de Dante?

An me apartó y comenzó a patalear mientras profería pequeños gruñidos y maldiciones. La gente a nuestro alrededor empezó a mirarla, sin embargo, ella no se detuvo. Cuando se tranquilizó, dirigió sus ojos azules a los míos.

—Eres demasiado... inexperta. Este tema no es para ti, créeme.

Asentí poco convencida. Saludé a Nick, Coraline y Alexis, los cuales se aproximaban a nosotras. Nuevamente Dante no estaba entre ellos.

(...)

Dante tampoco asistió a la reunión del club, ¿quién se ha creído? Una cosa es que esté resentido conmigo, no obstante, el club no tenía la culpa. ¿Por qué se salta las reuniones cuando me obligó a unirme?

No podía concentrarme en las palabras que Kafka intentaba transmitirme. Volteé a ver al chico que inconscientemente ocasionó todo este problema. Él leía «Matar a un ruiseñor» al igual que el resto. Como yo lo había leído hace tiempo, decidí explorar algo desconocido.

—Ya es tarde, chicos. Tienen mi permiso de llevárselo, asegúrense de cuidarlo —declaró Coraline. An y Nick sonrieron, aparentemente estaba gustándoles. Alexis se limitó a asentir. Coraline le dio la llave de la sala y le pidió que limpiara antes de irse. A continuación, los demás salieron.

—¿No vas a irte? —inquirió el chico y acomodó sus lentes. Se encogió de hombros cuando no respondí y se dispuso a ordenar las estanterías.

—Sabes que no, repetiremos esto hasta que me digas —advertí, contemplando su espalda. Diablos, no podía usar el recurso de mi intimidante mirada.

—Inténtalo. Me pregunto cómo te las ingeniarás hoy.

—Tengo tres planes, espero que alguno funcione —dije pensativa. Él rio—. Bien, el primero. ¿Considerarías decirme si te soborno?

—¿Qué clase de soborno? —él se volteó y me analizó de pies a cabeza, manteniendo la calma.

—El que quieras —le guiñé el ojo. Él se rio nuevamente y continuó con sus tareas.

—Entiendo, plan B —me quedé en silencio y proseguí—. ¿Qué pasaría si quisiera chantajearte?

—Por favor —intervino él—. No hay nada con lo que puedas hacerlo.

—Intentaré chantajearte con Coraline. Sé que estas enamorado de ella.

—No seas ridícula, ella es mi mejor amiga —negó con firmeza. Su rostro ruborizado y sorprendido decía lo contrario.

—Tú eres ingenioso, pero yo lo soy aun más —me acerqué al chico, el cual se tensó debido a mi cercanía—. ¿Me dirás?

—¿Y si yo quiero chantajearte con Dante? Es obvio que ese chico te quiere y seguro tú lo quieres también.

—Bromeas, ¿verdad? Dante no piensa en mí de esa forma. Es mutuo —me reí—. En cambio, tú no dejas de mirar a Coraline y te propones a hacerla sonreír. Ya sabes, haces esas cosas que las personas acostumbran para conseguir pareja.

—¿Le dirás a Coraline que me gusta? —cuestionó Alexis, se notaba preocupado y sus ojos eran suplicantes.

—Entonces estoy en lo cierto, ¡ella te gusta!

—¿Acaso no lo sabías ya? —espetó mientras me fulminaba con la mirada.

—Lo sospechaba, pero ahora me lo has confirmado.

Alexis negó con la cabeza al mismo tiempo que reía. Colocó su mano en el estómago en un vano intento por recuperar la compostura. ¿Se había rendido? ¿Gané?

—Tú ganas. No quiero que Coraline se entere, todavía no estoy listo para declararme —se quitó los lentes y comenzó a limpiarlos con la orilla de su camisa. Su rostro se apreciaba mejor, confirmándome que era muy lindo—. ¿Cuál era tu plan C? Tengo curiosidad.

—Ah, iba a golpearte. Sé que no iba a funcionar porque eres más alto y fuerte que yo, pero no se me ocurrió nada.

—Eres bastante interesante, Sophie Adams —dijo entre risas.

Posteriormente me explicó todo, desde nuestra relación hasta la razón por la que se enojó y no quiso contármelo. Fue tan inesperado que seguía dándole vueltas al asunto luego de que nos despidiéramos y tomáramos caminos distintos hacia la salida del instituto. De hecho, aun no lo procesaba cuando sentí que un par de manos me aprisionaron y me obligaron a adentrarme a una habitación oscura pese a que se suponía que la escuela estaba vacía.

FIN CAPÍTULO 19.



Otra comedia romántica absurda [OCRA #1]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ