30. Podrán hacerlo.

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La música resonaba en las paredes del gimnasio. Catorce porristas desempeñaban su rutina, aquella que por fin habíamos completado. Algunas se dedicaban a extender sus brazos y sostener a una compañera que anteriormente hizo una maniobra en el aire. Por su lado, otras mantenían los pies en la tierra y bailaban al ritmo de la música. Lucían un poco cansadas, pero An había llegado a establecer un nuevo orden junto con una inquebrantable disciplina que las chicas aceptaron rápidamente.

—Hey, pelirroja, ¿no crees que los pasos son muy aburridos? —interrogó Ashley, interrumpiendo la práctica. Coraline detuvo la música para escuchar lo que la rubia había dicho. An sí lo había oído porque ahora ladeaba la cabeza.

—No lo creo, eres la única que se queja...

Ashley entrecerró los ojos, fulminando con la mirada a sus compañeras en busca de apoyo.

—Ashley está en lo correcto, muchas animadoras suelen mover más las caderas o intentan movimientos más extravagantes —afirmó Tamara con la cabeza gacha.

—No entiendo —dijo An mientras alzaba la voz, su paciencia de oro había sido fundida—. Nadie se opuso anteriormente, falta una semana, no podemos cambiar radicalmente lo que tanto nos ha costado.

—No dijimos nada porque eres una tirana, todo tiene que ser como tú dices —espetó Ashley, quedándose sin otro tipo de argumento. Yo tampoco comprendía, ¿qué ganaba diciendo eso?

Tal vez planeaba que las consecuencias del fracaso del equipo de porristas recaigan sobre nosotras, especialmente sobre An. El motivo no lo sabía con exactitud, pero recordaba que An me contó que Ashley había sentido envidia por toda la popularidad que, supuestamente, la pelirroja le había arrebatado cuando estuvo en el equipo. Popularidad, estatus y reconocimiento. ¿No podía ser más estúpida esta situación?

—Sabes muy bien que eso no es cierto —declaré, mirándola con mi mejor expresión de arrogancia.

—A ti te conviene que ella nos controle, ni siquiera propusiste algún paso de esta sosa coreografía, y como Angelette es tu amiga, jamás te reclamó por actuar como un zángano.

Vaya, ¿acaso la mitad de la coreografía no contaba? ¿Está pidiendo a gritos que la golpee?

—Ella ha hecho en una semana lo que tú nunca hiciste por este equipo en dos años —An frunció el ceño y su semblante era peligrosamente serio—. Es hora que aprendas que el resto del mundo no está a tu disposición.

Ashley le dedicó una sonrisa falsa.

—¿Sabes? Lo que pase conmigo no es tu problema. Ya no lo será, renuncio. Estoy harta de verte, Angelette, espero que la entrenadora se encargue de que tomen el curso de verano y expulse a este grupo de cobardes —señaló con un gesto a las ahora asustadas Carley, Vanessa, Hana, Layla, Lauren y Marie, las cuales se ocultaron detrás de Coraline. Estaban decididas a escapar de los ojos cargados de veneno de la rubia. Se dirigió a las gradas del gimnasio y levantó su bolsa, sin decir una palabra, sus amigas la siguieron.

—¡Hasta nunca! —exclamó con fingida alegría para luego cerrar la puerta.

Habíamos perdido a siete.

—Yo... —Alyssa rompió el silencio—. Lo siento —hizo una mueca e inclinó la cabeza con timidez. Recogió sus cosas y se fue rápidamente. Justo antes de irse, pude notar una pequeña dosis de satisfacción en sus ojos. Como había predicho, ella era amenaza. No me sorprendería que hubiera manipulado a Ashley para que realizara esa escena.

—¿Qué ha pasado aquí? —interrogó la entrenadora, apareciendo repentinamente.

—Ocho chicas, incluida Alyssa, han abandonado el equipo —An se encogió de hombros.

—¿Podrán presentarse aun? ¿O preferirían que cancelara ahora? —La entrenadora no se veía impactada ni interesada en preguntar los motivos. Se había ganado un punto conmigo.

—No, lo resolveré. No queremos venir en vacaciones.

—Sé que podrán hacerlo —sonrió la entrenadora.

(...)

—¿Lo pensaron? —cuestioné—. ¿Qué canción les gustaría?

Vanessa me miraba con los ojos entornados, conmocionada de que alguien quisiera conocer su opinión.

—¿No importa que la canción no sea tan popular? —preguntó Hana con temor.

—Está bien, tenemos mayores posibilidades de que el equipo de la escuela contraria no use la misma —Coraline sonrió.

Ellas no dudaron en devolverle el gesto, Coraline adoraba transmitir confianza.

—En ese caso... —Lauren hizo una propuesta que convenció a todas, quizás era su primera votación genuinamente unánime. Este equipo se ha fortalecido y llenado de motivación. Finalmente se sentirían seguras, nadie ignoraría su opinión o le ordenaría aceptar otra. Realmente la salida del resto del equipo les dio valor. Estamos trabajando duro, sin embargo, este buen ambiente agilizará las cosas.

FIN CAPÍTULO 30.











Otra comedia romántica absurda [OCRA #1]Where stories live. Discover now