24. Mentes crueles.

11.5K 1K 73
                                    

An reunió a los miembros del club, salvo a Coraline, porque ella no hablaba con ninguno de nosotros. En su lugar, se quedaba con Summer.

—¿Summer hizo todo eso? —Dante se mordió el labio—. Sabía que no era precisamente inocente, pero tampoco creí que llegaría a esos extremos.

—Créelo, resulta que es una excelente actriz. Probablemente sea peor que Dilery —dijo An con el ceño fruncido y los puños apretados. Estábamos igual, acumulando el impulso de golpear algo. No, a alguien. Ambas sabíamos muy bien a quien.

—¿Tienes algo planeado, An? Me encantaría ayudarte —intervino Alexis por primera vez. Si se trataba de Coraline, ignoraría su timidez y haría lo que fuese.

—Claro, tengo una idea. Nos dividiremos en dos grupos: En el primero están Nick y tú, les tocará arriesgarse un poco, sin embargo, confío en ustedes. El segundo lo haremos Sophie, Dante y yo. Para esta parte del plan necesitamos mentes crueles, ¿no creen que somos perfectos para eso?

Dante y yo sonreímos.

—¿Qué debo hacer? —preguntamos al unísono.

—Pronto lo sabrán —dijo An con una sonrisa que podía describirse como enigmática y juguetona, la cual jamás olvidaría.

(...)

—¡Misión cumplida! —exclamaron Alexis y Nick cuando llegaron al centro de operaciones que también llamábamos club de literatura. Alexis dejó un celular sobre la mesa, An lo tomó y revisó sus mensajes.

—Estaba en lo cierto, hay mucho que usar aquí. Maldita sea, son unos imbéciles —suspiró la francesa mientras hacía una mueca.

—¿Entonces seguiremos con la fase dos? —inquirió Alexis.

—Claro, los demás podremos trabajar con esto —An se dirigió a mí y apuntó a la computadora que descansaba en la mesa—. Puedes empezar, Sophie —pidió ella, entregándome el teléfono.

Me senté y encendí la computadora, apoderándome de la memoria del celular e iniciando el plan. Dante me ayudó. Por su parte, An nos supervisó y felicitó a los chicos por su buen trabajo.

—Listo —susurré a mi amiga al mismo tiempo que suspiraba y le cedía una nueva memoria que guardaba nuestro maléfico plan, el cual fue elaborado por tres mentes crueles y dos agentes secretos.

Al día siguiente, vi a Coraline cruzando el pasillo, parecía apresurada, pero no me importó.

—¡Coraline! —grité, ella inmediatamente me miró y percibí en su expresión que se debatía entre ignorarme o acercarse, afortunadamente eligió lo segundo.

—¿Qué pasa? —preguntó. Sus ojos cafés me ordenaron que hablara de una vez.

—¿Es cierto que mañana serán los discursos de los candidatos? —interrogué, actuando indiferente.

—Sí, ¿vendrás a escucharlos? —Coraline se veía realmente desinteresada.

—Ajá. Presiento que será entretenido —me miró con confusión, aun así, asintió.

—Ya veo. Tengo que irme, ayudaré a Summer a practicar su discurso —Coraline me dedicó una sonrisa forzada y caminó hacia el final del pasillo.

—¿Qué te ha pasado, generala? —murmuré. Coraline me escuchó ya que se detuvo. No se volteó para encararme, simplemente suspiró y continuó con su trayecto.

(...)

An nos lideraba mientras que Alexis tenía la orden de distraer a la encargada de las proyecciones, aquellas que se transmitirían en la gran pantalla detrás del pódium. Alexis lo haría el tiempo suficiente para que Nick insertara la memoria en el momento que Summer pronunciara su discurso.

La pelirroja debía vigilar a Coraline dado que era la única que podría arruinar nuestros planes y salvar a Summer. Dante y yo nos encargaríamos de Abraham. Acordamos que, si a Summer le regalaríamos tan hermosa venganza, Abraham debía pagar también.

Él caminaba por un pasillo desolado, Dante salió de nuestro escondite y lo interceptó. Con destreza, lo derribé de una patada. No tuvo de oportunidad de defenderse, Dante lo tenía inmovilizado y yo, debido a las lecciones de An, soy capaz de propinar patadas letales.

—Increíble —halagó el italiano con una sonrisa. Me sonrojé y lo ayudé a cargar el pesado cuerpo del rubio.

—Ahí podemos encerrarlo —sugerí, señalando con mi cabeza el cuarto del conserje, casualmente en el que Dante me acorraló hace unas semanas.

—No, ese es nuestro lugar especial —Dante hizo un puchero. Le lancé una mirada de advertencia, él se encogió de hombros y acató mi orden.

Saqué cinta adhesiva, atándole las extremidades y cubriéndole la boca. Luego despertó y comenzó a arrastrarse e intentar liberarse sin mucho éxito.

—¡No seas tan malo! —reprendí. Observé que Dante se le acercaba con un plumón permanente en la mano—. ¿Dónde conseguiste el marcador?

—No importa mucho, ¿verdad? —respondió. Lo tomé del brazo y lo arrastré afuera. Finalmente cerré la puerta del cuarto sin inmutarme por el ruido de los quejidos de Abraham.

(...)

Corrimos hacia el gimnasio porque no queríamos perdernos ni un segundo. Coraline no estaba por ningún lado, lo cual significaba que An estaba cumpliendo su objetivo. Dante consiguió que dos chicas nos cedieran sus asientos en primera fila. Nos sentamos y oímos al director parlotear acerca del liderazgo y responsabilidad que tenían cada uno de los candidatos. Estuve a punto de soltar una carcajada.

—Con sumo honor, les presento a una fuerte candidata: Summer Calvin. Ella es un ejemplo a seguir. Es una chica segura, inteligente y que jamás se mete en problemas —La castaña salió y no pude contenerme. Dante me cubrió la boca con su mano para silenciar mis risas.

Ella se presentó y la audiencia aplaudió. Comenzó a hablar sobre los valores humanos y otras cosas que probablemente ni siquiera comprendía ya que Coraline lo había escrito por ella.

—Como última propuesta, planeo que... —Los murmullos resonaron por toda la sala, interrumpiéndola. También algunos silbidos y obscenidades fueron dirigidas hacia la chica que era «un ejemplo a seguir».

La razón era sencilla. Comenzaron a transmitir capturas que revelaban que Coraline había sido la encargada de su campaña, también se reprodujeron algunos audios en los que se burlaban de ella y del resto de los participantes del Consejo. Su conversación fue encontrada en el celular de Abraham y ni siquiera se había molestado en borrarla u ocultarla con mayor cautela.

La cara ruborizada y apenada de Summer no tardó en aparecer. Bajó del escenario y corrió fuera del gimnasio. Cuando se fue, Nick y Alexis salieron, le sonrieron al público e hicieron una reverencia. Recibieron aplausos que solamente se detuvieron hasta que la puerta se abrió violentamente.

Era Coraline. A su lado, An intentaba detenerla. Llegó justo a tiempo para una ronda de mensajes especialmente cruel, los cuales consistían en burlarse de su inocencia e ingenuidad. Adicionalmente, repetían las palabras que Abraham utilizó para rechazar su declaración.

«Jamás me enamoraría de una chica como tú, eres aburrida y tu apariencia tampoco te ayuda».

Los ojos miel de Coraline se apagaron para después llenarse de lágrimas. Había decepción y desilusión en ellos. Ahora el público guardaba un silencio incómodo que Coraline rompió al salir despavorida de ahí. Nosotros la seguíamos de cerca. Sabíamos que lo que hicimos tendría consecuencias, pero no una en la que el corazón de Coraline terminaría tan destrozado.

FIN CAPÍTULO 24.















Otra comedia romántica absurda [OCRA #1]Where stories live. Discover now