21. Idea espectacular.

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Afortunadamente, las cosas se habían calmado. Tanto Alexis como yo decidimos ser honestos y contar lo que ocurrió entre nosotros. Las reacciones fueron bastante diversas. An simplemente comenzó a molestarnos diciendo cosas como «Ya se han besado una vez, ¿qué importa si lo hacen delante de nosotros? Por favor, sin pena, queridos».

No se necesita ser muy inteligente para descifrar que Alexis se ruborizó mientras que yo la golpeé por imprudente. Nick también se burló, recibiendo un golpe de Alexis. Dante lo sabía con anterioridad, por lo tanto, escuchó en silencio. Finalmente, Coraline parecía ofendida y enojada con su mejor amigo por no haberle dicho. Además, su reacción fue un tanto celosa. Bien por ti, Alexis.

Quería evadir las burlas que la pareja no dejaban de hacernos, por lo tanto, tomé la primera oportunidad que obtuve de alejarme de ellos. Utilicé un fin de semana que dio inicio desde el viernes y finalizaba hasta el martes para ayudar a mi tía Christy en su cafetería. Mi idea era maravillosa, Dante y el resto del club de literatura me dejaría respirar por cuatro días, simplemente fantástico.

(...)

La cafetería «Magic Coffe» se encontraba en el centro de la ciudad, por lo tanto, solía ser bastante concurrida y mi tía siempre necesitaba ayuda. Cuando tenía tiempo libre, me unía al equipo de meseros sin dudarlo. Aquella cafetería era un lugar amplio, iluminado y el olor del café provocaba que el olfato disfrutara. Me dirigí hacia una mesa con clientes que llegaron recientemente.

—¿Qué hacen aquí? —susurré, intentando que mi enojo no fuera evidente.

—¿Acaso no podemos venir a disfrutar de un buen café de vez en cuando? —cuestionó An mientras ladeaba la cabeza en un intento por provocarme.

—¡Dante! —exclamé. El italiano se volteó cauteloso, actuando con indiferencia—. Mi madre te dijo que estaba aquí, ¿verdad?

—Claro que no —Era obvio que mentía. Resoplé y reconocí al resto de personas en la mesa: El club de literatura reunido. ¿No puedo estar ni un día tranquila?

—Acosadores —espeté y me fui para atender a las demás personas. Le pedí a mi tía que les tomara el pedido, ella aceptó sin pedir explicaciones. Mi tía era, por mucho, la mujer más sociable y amable que conocía.

Intenté alejarme lo más posible, aun así, sentía que ellos me seguían con la mirada.

—¡Sophie! ¡Ven aquí, por favor! —llamó Christy desde el extremo contrario de la tienda. Miré por el rabillo del ojo y noté que Dante platicaba con ella. Diablos, ¿le habrá dicho que los conozco?

—¿Hay algún problema, tía? —inquirí, extendiendo una falsa sonrisa, la cual pretendía ser inocente.

—¿Por qué no me dijiste que vendrían tus amigos? —ella negó con la cabeza con indignación—. Si me hubieras dicho, habría preparado un pastel especial o algo.

—No era necesario, ni siquiera yo lo sabía —dije mientras me esforzaba por contener el impulso de abalanzarme sobre Dante y reclamarle.

—De todas maneras —reprendió mi tía—. Pidan lo que quieran, si son amigos de mi sobrina, merecen que los atienda como se merecen —ofreció con una gran sonrisa.

—No hace falta, Christy. Con el café que trajiste es más que suficiente —rechazó Dante con cortesía y expuso su sonrisa de príncipe azul.

Mi tía asintió y recorrió la cafetería con la mirada. Frunció los labios y chasqueó la lengua.

—¿Le molesta algo? —interrogó An cuyos ojos estaban impregnados de curiosidad.

—He observado que las ventas han bajado debido a la apertura de dos nuevas cafeterías cerca de aquí —explicó ella—. No se me ocurre nada para atraer a la gente y eso me tiene preocupada.

Otra comedia romántica absurda [OCRA #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora