Capítulo 20

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¡Increíble! Nunca pensé que haría tantos capítulos de este fic. Pero todo es gracias a vosotros, vuestros comentarios, votos y leídas. ¡Muchas gracias!

Natsu estaba ansioso por ver a Juvia y darle su regalo, pero debía esperar a que se hiciera de noche para asegurarse de que Juvia estuviera en Fairy Hills, sin mencionar de que no podía ir a buscar a Juvia con un ramo de rosas delante de casi todo el gremio femenino, resultaría sospechoso.
-Natsu-le llamó Happy tímido.
-¿Qué ocurre?-le preguntó Natsu.
-¿Puedes acompañarme para darle la flor a Chare?-la voz de Happy era más sguda de lo nromal y sonaba muy dulce.
Natsu sonrió, le hacía gracia el comportamiento de su amigo. Le dijo que sí sin dudarlo y los dos se pusieron en marcha a Fairy Hills.

Las tres chicas disfrutaban en casa de Lucy de un merecido descanso. Estaban alrededor de una mesa tomando el té que había preparado la rubia.
-Espero que a Natsu le guste lo que le he regalado-dijo Lucy con inseguridad.
-Seguro que sí tonta. Cómo si le regalas un moco, él te seguirá amando-dijo Levy para animar a su mejor amiga.
-¿Tú también lo crees Juvia?-le preguntó a al peliazul Lucy.
Juvia había permanecido sin intervenir. En el fondo de su ser deseaba que no fuera cierto, pero ella sabía que eso estaba mal. No podía desear el mal a nadie.
-Sí Lucy-san-dijo Juvia con la mejor de sus sonrisas.
Lucy quedó satisfecha. No sabía porque, pero tenía la sensación de que Natsu ya no la quería cómo antes. Cuando se besaban Natsu estaba ido, como si estuviera pensando en otra cosa. A Lucy le dolía que esto fuera cierto pero no se atrevía a preguntarle por miedo a perderle. ¿Y si en realidad pensaba en otra? Imposible, Natsu sólo se había fijado en ella, y también en Lissana. ¿Y si Lissana había logrado reconquistar a Natsu?
-¡Lu-chan!-exclamó Levy sacudiéndola.
Lucy despertó de su ensoñación y miró a Levy y Juvia que se veían preocupadas. ¿Y si eran Levy o Juvia la persona que le gustaba a Natsu? Sacudió la cabeza, las dos estaban muy enamoradas de sus novios y eran sus amigas. Jamás la harían algo así.
-¡Lucy-san!-esta vez la que gritó fue Juvia.
-¿Qué ocurre?-preguntó Levy preocupada.
Lucy negó varias veces con la cabeza. Primero debía asegurarse de que Natsu ya no la quería y luego descubrir porqué. Una cosa quedaba clara, Natsu había comprado un ramo de flores. Mañana preguntaría a las chicas del gremio por si les gustan las flores. Así averiguaría la verdad. Aunque siempre cabía la posibilidad de que no perteneciera al gremio o de que fueran imaginaciones suyas.
-¿Les damos los regalos mañana?-preguntó la rubia.-Es que estoy muy cansada-añadió y se tumbó sobre el suelo.
-Juvia está de acuerdo-dijo la peliazul.
-Yo también añadió Levy.

Natsu y Happy llegaron al complejo femenino y llamaron a la puerta. Natsu no entraría por la ventana a menos que fuese estrictamente necesario. Cómo por la noche. La puerta fue abierta de un portazos y Natsu y Happy retrocedieron asustados. El terrible demonio pelirrojo les miraba fijamente. El pelirrosa y su gato se abrazaron mientras temblaban de miedo.
Mirajane, Laki, Evergreen, Cana, Wendy y Charle aparecieron detrás suyo atraídas por el enorme Alberto que había causado Scarlett. Natsu se decepcionó al ver que Juvia todavía no había vuelto. ¿Estaría con el idiota de Gray todavía?
-¿A qué habéis venido?-preguntó bastante sería Evergreen.
Natsu buscó con la mirada a Happy hasta que se dio cuenta de que estaba detrás suyo. Estaba temblando y su cara azul era más bien morada. Parecía muy nervioso. El pelirrosa decidió ayudar a su mejor amigo.
-Happy quería regalarle una cosa a Charle-dijo Natsu despacio temiendo que le pegasen.
Charle se sonrojó en seguida y se acercó hasta los dos chicos de la escena. Happy logró tranquilizarse y su cara empezó a coger un color rojo y el morado desapareció.
Happy le tendió la rosa a Charle. La rosa y la mano de Happy temblaban muchísimo y a Charle le costó coger la rosa.
-Gra-gracias-dijo ella roja de vergüenza y le dio un beso en la mejilla a Happy que cayó desmayado en seguida.
Mirajane y Wendy rieron por la tierna escena  que se acababa de desarrollar ante sus ojos. Incluso Erza se calmó y su furia se fue y la sustituyó una sonrisa.

Por fin era de noche. Natsu había esperado con ansias aquel momento. Estaba detrás de los setos esperando alguna reacción de la chica que vivía tras la ventana a la que había tirado una piedra. Ojalá no se hubiera vuelto a confundir.
La ventana se abrió y una hermosa peliazul apareció tras ella. Natsu gritó de alegría por haber acertado y la chica sonrió al verle. Juvia le indicó con un gesto que subiera y el pelirrosa lo hizo sin rechistar.
Nada más entrar en la habitación se besaron. Habían estado todo el día separados, ninguno de los dos había llegado a sospechar que se pudiesen echar tanto de menos.
-Tengo una sorpresa-dijo Natsu sonriendo travieso.
Juvia se emocionó y abrazó con fuerza a Natsu. Este le dio unas lindas flores blancas. Juvia esbozó una sonrisa y le dio un beso en la mejilla a Natsu.
-¿Qué ocurre? ¿No te ha gustado?-preguntó Natsu preocupado.
Juvia negó varias veces con la cabeza para tranquilizarle y añadió.-No es eso Natsu, es que Lucy te vio comprar las flores.
Natsu abrió la boca sorprendido. ¿Cuándo le había visto y cómo sabía Juvia que le habían visto?
Juvia leyó la mente del pelirrosa. Más bien su rostro que era un auténtico libro abierto.
-Juvia, Lucy y Levy salieron de compras esta tarde para comprar una sorpresa a Natsu, a Gray-sama y a Gajeel-kun y vimos a Natsu y a Happy comprando las flores.
Natsu se quedó parado asimilando la información. ¿Había sido engañado por Juvia? Algo en su pecho le dolió, no le gustaba que le mintiesen y menos si era su querida peliazul.
-Podías habérmelo dicho-susurró Natsu mirando al suelo. Utilizó un tomo de reproche.
-Es que si Juvia se lo hubiese dicho entonces no tendría gracia-dijo Juvia sonriendo y le tendió una mano al pelirrosa.
Natsu observó la mano de Juvia y suele mente la abrió para ver su contenido. Era algo extraño, lo cogió con ambas manos y comenzó a revisarlo.
-Es un mechero, hace fuego-le informó Juvia con una sonrisa.
Natsu parecía un niño pequeño y Juvia se enterneció al verle intentando encender el mechero. La maga sonrió y enseñó a Dragneel a encender el mechero. Cuando la llama apareció Natsu gritó de júbilo y los dos Mavis quedaron observándose uno en frente del otro. Sus manos residían en el mechero y sus rostros estaban separados por la pequeña llama que ambos habían encendido.
Se quedaron varios segundos observándose y maravillándose él uno del otro hasta que Natsu apagó la llama y besó a Juvia.
Como siempre los dos se pegaron todo lo que pudieron. Pero había algo diferente en el beso, era más fogoso y alocado.
Natsu y Juvia cayeron sobre la cam de esta y se enredaron en el cuerpo del otro. No pensaban más que en ellos mismos y lo bien que se sentían.
Natsu se quitó el chaleco y desabrochó la parte de arriba del pijama de Juvia. Cuando sus bocas se separaron por más tiempo que el suficiente para coger aire, Juvia se dio cuenta de lo que estaban haciendo y enseguida paró al pelirrosa que se extrañó.
Los dos se sentaron sobre la cama de la peliazul.
-No sé si deberíamos llegar más allá que a los besos-dijo ella avergonzada.
-Yo tampoco-dijo Natsu y añadió-pero no pararé a menos que tú me pares, cuando te beso no consigo controlarme.
Juvia se sonrojó y Natsu también. Desviaron sus miradas al suelo avergonzados.
-Natsu debería irse a dar las flores a Lucy, hoy es una noche perfecta para ello-dijo Juvia.
Necesitaba alejar a Natsu de ella para poder reflexionar sobre lo que habían estado apunto de hacer. El peor rosa asintió y salió por la ventana sin despedirse de Juvia.

La felicidad está con quien menos esperas ||Navia||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora