Capítulo 26

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-¿Qué vamos a hacer ahora?-preguntó Lissana.
Estaba nerviosa y triste. ¿Qué se suponía que iba a pasar a partir de entonces? ¿Qué ocurriría con su relación con Sting?
-Juvia cree que deberían salir de aquí.
-¿Pero adónde?-preguntó el rubio.
-Juvia no lo sabe, pero aquí no se pueden quedar, imaginaros a todo el gremio de Sabertooth sobre vosotros acusando a Lissana de haber destrozado su confianza en el maestro y a Sting-san defendiéndola.
Sting lo comprendió enseguida y los tres saltaron por la ventana, por suerte era un primer piso. Juvia decidió ir con ellos, no soportaba ver a la ex de Sting llorar, y sobre todo, era la única capaz de comprender el dolor del rubio y la albina.

Natsu logró calmarse y decidió volver a la fiesta para tratar de distraerse, ojalá no se volviera a encontrar a Juvia en toda la noche. No sabía si su fortaleza duraría demasiado si lo hacía.
Andando a paso lento hacia el camino, con las manos dentro de los bolsillos del pantalón y la cabeza gacha, Natsu se encontró con lo que menos esperaba. Juvia, Sting y Lissana corrían hacia él y parecía que estuviesen huyendo de algo. Natsu enseguida se preguntó que había pasado y quiso proteger a Juvia.
La maga de agua se quedó parada en cuanto se lo encontró delante de sus narices, hasta aquel momento no se había dado cuenta de la presencia del pelirrosa.
-¡Natsu!-gritó Lissana y corrió a abrazarle.
El pelirrosa se extrañó pero le correspondió el abrazo.
-¿Qué ha pasado?-preguntó preocupado mirando fijamente a Juvia.
Juvia miró a Sting y Lissana preguntándoles si podía contar al DS de fuego todo lo que había pasado, es decir, si confiaban en él para que les ayudase. Ambos asintieron, de un modo u otro se acabaría enterando y a lo mejor podía serles de ayuda.
-Sting-san y Lissana-san han sido descubiertos haciendo el amor en la cama de Sting-san y la novia de Sting-san se ha enterado de esto y pronto todo Sabertooth irá detrás de ellos y tienen miedo de lo que les pueda pasar así que necesitan esconderse hasta que todo pase un poco-dijo Juvia acaloradamente.
Estaba desesperada porque Natsu lo entendiera, estaba segura de que él era capaz de entenderles, si no lo era significaba que jamás la había amado.
-Podéis venir a mi casa-les ofreció el pelirrosa.
La cara de la menor de los Strauss y de su amante se iluminaron al oír la oferta del DS y aceptaron sin dudarlo un momento. Juvia sonrió para sí, Natsu si la amaba, había comprendido a la perfección la situación de Sting y Lissana.

Los cuatro llegaron a la casa de Natsu. Había sido un camino bastante largo y pesaroso. Habían tenido que esconderse de los fotógrafos que había por toda la cuidad buscándoles, coger el tren hacia Magnolia y luego dirigirse sin llamar la atención a la casa de Natsu habían tardado toda la noche, prácticamente. Cuando atravesaron la puerta del hogar de Dragneel estaba amaneciendo.
-¿Qué hacemos ahora?-preguntó Natsu acomodándose en un sofá.
Sting y Lissana se acurrucaron juntos en el otro sofá.
Cómo sólo había dos sofás en toda la estancia, Juvia tuvo que ponerse al lado de Natsu. La maga se sonrojó levemente.
-No lo sé, ¡Esto no tenía que haber sucedido así!-susurró Sting entre dientes y golpeó la mesa de té del salón.
-¡Mis muebles no tienen la culpa!-protestó Natsu.
Sting prefirió no añadir nada, no le apetecía pelearse con Natsu, el pelirrosa había sido demasiado amable ofreciéndoles su casa.
-Juvia irá a Fairy Tail y preguntará para saber cómo andan los ánimos, Natsu-san debería quedarse cuidando su casa para que nadie descubra a sus invitados-propuso Juvia.
Natsu notó como se le encogía el corazón cuando Juvia le había mencionado como "Natsu-san".
Los tres estuvieron de acuerdo con la peliazul y ella se marchó al gremio para ver cómo estaba el ambiente.

Los dos DS y Lissana se quedaron en silencio cuando la maga de agua salió por la puerta. Lissana, no había dejado de observarles desde que se habían encontrado con el pelirrosa. Actuaban realmente raro cuando estaban juntos, estaban demasiado serios, como si tuvieran el corazón roto.
-¿Ha pasado algo con Lucy y Gray?-preguntó la albina preocupada.
Natsu sonrió y dijo-¿Qué va a ocurrir estamos genial?
Hasta Sting notó la falsedad de aquella sonrisa, y eso que no tenía una gran inteligencia para el amor, digamos que era parecida a la de Natsu.
-Sabes que puedes confiar en nosotros ¿no?-insistió la albina.
El pelirrosa miró a la pareja, parecían preocupados por él. Lissana había sido su mejor amiga en la infancia, sentía que podía confiar en ella. En cuanto al rubio, si Lissana podía confiar en él por algo sería.
-Estoy enamorado de Juvia-susurró Natsu con la cabeza baja.
-¡¿Qué?!-exclamó la pareja.
Natsu asintió y continuó-y ella de mí, pero lo peor de todo es que Gray está enamorado de ella y Lucy de mí, y como no quiere hacerles daño a ellos y al resto del gremio ha decidido cortar conmigo-pequeñas lágrimas escaparon de sus ojos.
Lissana corrió a abrazarle y Sting le miró con pena. ¿Qué habría sucedido si Lissana hubiese cortado con él por ahorrar todo el sufrimiento que habían generado? Se preguntó el rubio.
-Seguramente ella teme que os pase como a nosotros...-susurró Lissana, ahora entendía porque la peliazul les había ayudado. Juvia entendía perfectamente su situación.
-¡Levántate!-exclamó Sting con una voz atronadora.
Natsu le miró sin saber que quería decir.
-¡He dicho que te levantes maldita fogata!-exclamó en el mismo tono el rubio.
-¿Qué has dicho rubio oxigenado?-dijo Natsu poniéndose de pie enfadado. No estaba para bromas.
Lissana se temía lo peor, tenía que evitar que se peleasen. No quería que se hiciesen daño ni que armasen escándalo, o les encontrarían.
-¡Lo que has oído afeminado! ¡Si de verdad quisieras a Juvia no estarías ahí lamentándote por lo ocurrido sino que harías todo lo posible para convencerla de que vuestro amor es lo más importante por encima de cualquier otra cosa!-gritó Sting.
Natsu se quedó parado y enseguida captó el mensaje del rubio. Sting tenía razón, ninguno de los dos podía estar sin el otro. Debía convencerla de que merecía la pena estar con él.
-Ahora vuelvo-dijo el DS de fuego.
Salió disparado por la puerta de su casa.

Sting y Lissana sonrieron, ojalá aquellos dos estuviesen juntos, hacían una buena pareja.

La felicidad está con quien menos esperas ||Navia||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora