Capítulo 21

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En cuanto el pelirrosa salió por la ventana Juvia se dejó caer sobre la cama. Miró al techo mientras pensaba en lo que acababa de ocurrir. ¿Por qué había tenido ese deseo de sentir a Natsu dentro de ella? Gracias a Dios había conseguido parar. Pero todavía podía sentir el hormigueo en su vientre y el calor en el pecho y en sus mejillas. ¿Hasta qué punto estaba dispuesta a llegar con Natsu? Ya estaba segura de lo que sentía por el pelirrosa, lo quería con locura. Pero ¿Por Gray? Es imposible amar a dos personas a la vez. Golpeó con fuerza el colchón de la cama y comenzó a llorar. Sus lágrimas eran de impotencia, se había enamorado de Natsu y no quería hacerle daño ni a Gray ni a Lucy.
Volvió a golpear el colchón y se maldijo así misma por haberse enamorado del chico equivocado, del novio de su amiga. No podía seguir así, no quería hacerle daño a nadie de su alrededor, prefería hacérselo así misma. Debía cortar con Natsu. No podían seguir así. Su relación debía acabar, por el bien de ellos, sus novios, sus amigos y del gremio entero.

Natsu llegó a casa de Lucy y como solía hacer entró por la ventana al salón de Lucy. Abrió despacio la puerta de su dormitorio y la vio dormida. Se acercó lentamente a ella, debía admitir que era hermosa. Pero dormir no le producía las mismas sensaciones que ver a Juvia. Suspiró, a saber que hubiera hecho si ella no hubiese parado. No pensaba en esos momentos.
Suspiró, ojalá esas flores se las hubiese quedado Juvia, pero por el bien de ambos serían para Lucy.
Se acercó con sutileza a la rubia y la dio un pequeño beso en los labios. Ella se despertó poco a poco mientras pronunciaba el nombre de Natsu. El pelirrosa sintió remordimientos, ya estaba seguro de que no la correspondía de la misma manera que antes.
-¡¿Qué haces en mi casa a estas horas pervertido?!-gritó Lucy y le dio un buen gancho que mandó al pelirrosa contra el techo. Desde luego, lo que tenía que sorportar por amor.
-Toma-dijo Natsu cuando por fin puso los pies en el suelo.
Lucy observó las flores que Natsu le dio. ¡Eran las que le vio comprando! Esto tranquilizó a gran medida a la rubia que ya no tenía dudas del amor de Natsu. Llena de alegría y llorando le dio un buen beso en los labios y aquella noche hicieron el amor. Natsu dejó escapar una vez el nombre de Juvia en un susurro,  pero como Lucy estaba gritando en esos momentos, no le oyó. Por suerte para él.

Al día siguiente Juvia se despertó en la misma posición de ayer. Sin darse cuenta se había quedado dormida miebtras lloraba porque debía cortar con Natsu. Pese al dolor que sentía en el pecho con tan sólo pensar en la idea, sabía que debía hacerlo. Eta por el bien de todos, incluido el de Natsu.
Estaba algo cansada por la mala posición con la que había dormido la noche anterior, pero bajó a desayunar con el resto de habitantes del edificio.
En el comedor estaban ya todas las chicas comiendo. Juvia cogió su desayuno y se sentó al lado de Wendy y Erza.
-¿Qué tal has dormido?-preguntó la pelirroja inocentemente.
Juvia la miró sorprendida. ¿Acaso había oído a Natsu? ¿O la había oído llorar? Juvia comenzó a temer que les hubieran descubierto antes de que ella pudiera evitarlo.
-Mal-dijo susurrando.
Se concentró en la comkda intentando que no sospechasen nada.
-Tienes una ojeras enormes, vete a dormir anda-dijo Erza como una madre.
Juvia se sorprendió.
-Es verdad Juvia-san, deberías ir a dormir-añadió la pequeña Wendy con dulzura.
Juvia miró a Erza y a Wendy sin creerse lo que la estaban diciendo. ¿Tan mal se veía?
-Tal vez Erza-san y Wendy-san tengan razón y Juvia se tenfa que ir a dormir-dijo sin saber que hacer.
Ellas sonrieron y convencieron finalmente a la peliazul para que fuese a su habitación a dormir bien. Aunque las dos junto a otra persona la habían preparando una pequeña sorpresa y no es que fuera a dormir mucho la pobre Juvia.

Natsu y Lucy se despertaron en la cama de la última abrazados y desnudos. Enseguida Natsu recordó la noche anterior y su metedura de pata. Fue una suerte que la rubia no se enterase, se le habría caído el pelo.
-Te amo-susurró Lucy aferrándose a Natsu.
Él se sintió culpable por no ser capaz de decirla lo mismo. El pelirrosa la quería como una amiga.
-Me voy a casa-dijo levantándose. Natsu había empezando a sentirse incómodo.
-¿Por qué?-protestó la rubia de forma infantil.
-Happy estará preocupado por mí-dijo.
Lucy hinchó los mofletes de forma adorable pero no surgió efecto y el pelirrosa salió de la casa de su novia.
Lucy suspiró cansada. ¿Qué le podría estar pasando a ese idiota? "Lissana" pensó de repente.
Finalmente se levantó de la cama y se vistió. Ya desayunaría en el gremio. Dónde también haría preguntas a cierta hermana.

La felicidad está con quien menos esperas ||Navia||Where stories live. Discover now