Capitulo 19

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¿Qué estaría haciendo ahora mismo? ¿Qué si no nos hubiésemos tropezado? Seguro estaría durmiendo, destrozándome el alma por la muerte de mi padre, culpándome, como todas las noches, quejándome de la ausencia de mi madre a causa de su trabajo, estuviera haciendo recorridos por la casa recordando la risa de mi padre, el olor a pipa cuando se estresaba y no podía parar de fumar, el olor de su fragancia al irse a trabajar, en la manera que miraba a mi madre, èl la amaba, siempre se lo decía, en el peor, en el mejor e inesperado momento siempre se lo decía. Cuando era pequeña mi padre me había dicho que amaba a mi madre desde el primer día en que la vio que la manera en la que ella lo había mirado, le dejó desconcertado, se había dado cuenta en aquel primer encuentro, que había conocido al amor de su vida, no esperó ni siquiera escuchar su nombre para saberlo, sólo lo había sentido y que desde ese mismo instante juro que se casaría con ella, que daría lo que fuese por conquistarla y nunca dejarla ir, hasta hace tres meses lo había cumplido, nunca la había alejado y nunca la había abandonado, siempre la mantuvo cerca, aun si se estuviese muriendo de cólera, siempre se quedo con ella, pasando la rabia juntos, amándose por cada suspiro. Por cada rabieta.

Todo era perfecto. Éramos la mejor familia que nadie podía imaginar, eras feliz, éramos felices, todo estaba bien. Todo estará bien. En algún momento todo se volverá solo un recuerdo, es eso. Debo superarlo...

Al entrar en órbita, Estefan estaba a mi lado su rostro emanaba preocupación, nervios y angustia, al darme cuenta mis mejillas estaban húmedas ¿En qué bendito momento he llorado?

Te estás volviendo loca, Hal.

— ¿Estás bien? — preguntó vacilante, me senté en la cama, quitando mis lagrimas de mis mejillas y respirando.

—Todo está bien, pensando— balbucee, casi audible, èl se me acercó y pasó una mano sobre mi mejilla.

— ¿Puedo saber que estabas pensando qué te hizo llorar? —preguntó suavemente, me acerqué a èl y me acurruqué en su pecho, sintiendo sus latido retumbar en mis oídos.

—Estaba pensando en que mi padre amaba a mi madre, me acuerdo que cuando la miraba sus ojos se agrandaban, ese brillo en sus ojos era diferente...— me alejé un poco de èl para mirarlo— También que estaría haciendo yo ahora si no te hubiese conocido— admití

— ¿Y, que estarías haciendo? — preguntó.

— Estaría pensando en mi padre o estaría haciendo cualquier cosa para no torturarme—respondí sonriendo.

— ¿Torturándote?

—Sí, ya sabes, mi padre— respondí un poco nostálgica.

— ¿Puedo saber cuál es esa historia? —le miré fijamente, plantando un suave beso sobre su labio inferior.

—Mi padre conoció a mi mamá en un parque de atracciones, planearon salir con sus amigos, estudiaba en la misma escuela pero los dos nunca habían establecido conversación alguna... ese mismo día, mi madre también salió con sus amigas, cada uno por su lado, hasta que los dos grupos se encontraron en la taquilla de la montaña rusa, mi padre al darse vuelta a mirarlas la primera chica que vio fue a mi madre, me dijo que sus ojos grises le había penetrado la vista—sonreí—Que nunca antes había visto tanta belleza en una persona, estaba seguro de tres cosas esa noche, la primera: que esa mujer de cabello castaño de ojos grises, era la mujer más bella que allá visto jamás. La segunda: estaba muy seguro que ella sería su alma gemela y la tercera: que lucharía para mantenerla a su lado para siempre. Desde ese día mi padre había cumplido su promesa hasta hace tres meses—dije sorbiendo de mi nariz, èl me miraba fijamente.

Imperdible amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora