Capítulo 4

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LAUREN

— ¿Sabes por qué estás aquí?

Asentí sin despegar la mirada de la detective Sanders, quien estaba encargada de llevar el caso de mi novia.

— Porque Camila Cabello desapareció.

La mujer sonrió y comenzó a caminar por la sala de interrogatorios. Mis palmas sudaban y todo mi cuerpo temblaba, pero yo no lo demostraba. Si me veía nerviosa, parecería como que sabía algo de Camila, cuando solo quería lo mismo que ellos: encontrarla.

— ¿Dónde estuviste anoche?

— ¿Anoche como en la noche o anoche como a una hora específica? — La detective arqueó una ceja y después soltó una carcajada burlona.

— No trates de pasarte de lista conmigo, niña. La que hace las preguntas aquí soy yo.

— Solo quería asegurarme de que quería saber exactamente.

— Responde como crees que debas hacerlo y si necesito más información, yo te preguntaré.

— Estuve en una fiesta, de una fraternidad— respondí de manera simple.

— Lauren Jauregui, 18 años... ¿Sabes que es ilegal el consumo de alcohol en menores de 21 años? Estamos hablando de una multa de hasta quinientos dólares.

— Nunca dije que consumí alcohol.

— ¿Y entonces por qué no recuerdas lo que hizo Camila ayer? — Rodé los ojos y la detective volvió a sonreír de manera burlona.

— Está poniendo palabras en mi boca que yo nunca dije, detective Sanders— me defendí.

— Muy bien, continúa.

— Fui con Camila a una fiesta de una fraternidad. Estaban mis otras amigas, las que me acompañaron a la comisaría. — La mujer no despegaba su mirada de mí y pensé que tal vez escribiría algo o vería algo en su carpeta, pero apenas y se inmutaba—. Como habíamos ido en mi auto, yo debía conducir de regreso y amo mucho a Camila como para siquiera pensar en poner su vida en riesgo al conducir ebria, por eso no quería aceptar ninguna bebida. Un amigo me desafió a tomar algunos tragos y acepté porque Camila dijo que ella iba a conducir.

— Luke Black— completó la detective.

No sabía cómo había dado con Luke, pero no le tomé importancia y seguí contando mi versión de los hechos.

— Algunos tragos se convirtieron en muchos y estaba bastante ebria. Camila decidió que ya era tiempo de irnos, y salimos de la fiesta a eso de las dos de la mañana. Fuimos a dejar a las chicas; Sophie y Ally se quedaron en casa de Normani, y a Dinah la dejamos en su casa. Para cuando llegamos a la mía, debían ser las tres y algo de la mañana. Camila me acompañó y hablamos un rato, le pregunté si iba a quedarse, pero me dijo que no podía porque su papá quería que durmiera en su casa.

— Asumo que después de eso te dormiste, ¿cierto? — Asentí—. A ver, ¿y qué pasó cuando despertaste?

— El papá de Camila me llamó para preguntarme por ella. Mi novia le dijo a él que se iba a quedar conmigo, y a mí me dijo que iba a irse a casa. Ambos nos preocupamos porque Camila nunca había mentido, no con algo así y siempre que quiere hacer alguna travesura, yo soy la primera persona en enterarse. Soy algo así como su cómplice.

— ¿Así que dirías que tu relación con Camila es sólida?

— Estamos comprometidas.

La detective frunció el ceño y llevó su mirada hasta mi dedo, donde descansaba un gran diamante color turquesa que a veces se veía gris. Solo una pequeña demostración del buen gusto que Camila tenía.

gone; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora