Capítulo Final

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Quiero avisarles que al terminar de leer este capítulo van a poder encontrar la secuela titulada 'Here' en mi perfil.

LAUREN

— ¡Feliz año!— Escuchamos como la gente a nuestro alrededor gritaba emocionada. Los fuegos artificiales los acompañaron, mientras Camila y yo nos besábamos.

Al darnos cuenta de lo que estábamos haciendo, una sonrisa se extendió por el rostro de ambas hasta que se hicieron tan grandes que tuvimos que separarnos. Apoyé mi frente sobre la de Camila y mantuve los ojos cerrados.

Tenía miedo de lo que pudiera encontrarme al abrirlos. ¿Y si Camila no era real y todo había sido producto de mi imaginación? ¿Y si había besado a otra persona? ¿Y si abría los ojos y Camila se iba? Pero todos mis miedos desaparecieron cuando ella acarició mi mejilla y volvió a unir sus labios con los míos.

— Lauren...— empezó a decir, pero la callé con un beso.

— No lo arruines, Camila.

Me levanté del suelo, tomando su mano para que se levantara conmigo. La guié hasta el interior de la casa y subimos las escaleras sin que nadie se diera cuenta. La mayoría de las personas estaban entretenidas en sus cosas y tal vez mis padres o las chicas nos empezarían a buscar luego, pero en ese momento nada me importaba.

Al llegar a mi habitación, cerré la puerta con seguro y puse a Camila contra ella. Comencé a besarla, al principio con ansias, pero luego me dediqué a disfrutar de cómo se sentían sus labios sobre los míos. Aun pensaba que todo esto podía ser producto de mi imaginación y es por ello que tocaba su rostro para asegurarme de que era real.

Camila me correspondía el beso con las mismas ansias que yo tenía y al separarnos, se giró para que yo le quitara el vestido. Como tenía una venda en una de sus manos y una escayola en la otra, le hice el favor y me quité yo el mío también. 

Le quité la ropa interior e hice lo mismo conmigo. En cosa de segundos las dos estábamos desnudas y observando a la otra. Y bajo la mirada escudriñadora de Camila, yo me sentía como la mujer más hermosa del mundo.

Lentamente y en perfecta sincronía, nos fuimos acercando la una a la otra, volvimos a besarnos y como pudimos caímos a mi cama. Camila al principio estaba sobre mí, pero nos volteamos para evitar que ella se lastimara las manos.

Yo me encargué de hacerla gritar hasta que toda la ciudad se enteró de que para Camila yo era lo más parecido a Dios, me encargué de retomar todo el tiempo que habíamos perdido desde que ella se había ido y especialmente me encargué de hacerle sentir con mis manos y mi boca todo lo que no podía decir con palabras.

Y sin planearlo, habíamos cumplido la promesa de empezar todos los años haciendo el amor. Aunque yo no estaba muy segura de por cuanto tiempo pudiera mantenerse.

— Eso fue... Dios...— murmuró Camila contra mi pecho, dibujando patrones en mi abdomen con la pequeña parte de sus dedos que quedaba descubierta.

— Lo sé— respondí de manera modesta.

— Lamento no poder usar mis manos... Aunque puedo usar mi boca, ¿sabes?— Ofreció.

— Sé perfectamente lo bien que sabes utilizar tu boca— dije, con una risa de por medio—. Pero no es necesario, no quiero que te lastimes.

— ¿Hay alguna manera de recompensarte por dejarte así?

— Siéntate en mi cara— dije, de la manera más casual posible.

— ¿Qué? ¡Claro que no! Ya sabes lo que pasó la primera vez y...

— Siéntate en mi cara— repetí, interrumpiéndola.

gone; camrenWhere stories live. Discover now