Capítulo 27

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LAUREN

Apenas escuché esas palabras salir de los labios de Camila, sentí como las lágrimas empezaban a caer sin control alguno. Mi visión era borrosa y me sentía mareada. Yo no podía estar en la habitación de un hospital con Camila preguntándome quién era... Yo debía estar en mi habitación imaginando todo esto. Ojalá esa hubiese sido mi realidad, ojalá hubiese seguido metida en mis sueños.

Dos palabras fueron suficientes para acabar con la fantasía que había construido a mi alrededor desde que Camila había desaparecido. De repente pasé de estar en la fase de negación a la fase de dolor emocional. Apenas tuve tiempo de pasar por el enfado o la ira, y ni siquiera me detuve por la fase a la que llaman negociación.

Y la última fase, la aceptación, se veía como una lejana epifanía... porque con el dolor que sentía con esas simples palabras, no me imaginaba aceptando algún día mi nueva realidad.

Camila me miraba fijamente, casi sin pestañear. Ladeó su cabeza y frunció el ceño cuando se dio cuenta de mis lágrimas y simplemente perdí el control. Verla tan débil en la cama de un hospital, llena de moretones y con la cara hinchada fue mi punto de quiebre.

— Soy Lauren— le dije, un rato después, cuando logré calmarme. Ella sonrió.

—Lauren— repitió lentamente, como si disfrutase la manera en que se escuchaba mi nombre saliendo de su boca. Había pasado tanto tiempo sin escuchar su voz, sin escucharla llamarme por mi nombre que ese simple gesto había hecho que me olvidara de nuestra situación.

— Tú eres Camila. 

— Ya lo sé, Lauren— respondió sonriendo. Había extrañado tanto poder escuchar su voz, poder ver su sonrisa, sentir el calor que emanaba de su piel. Dios, había extrañado muchísimo a Camila.

— Yo... yo tengo tantas preguntas como sé que tú también debes tener pero todo va a estar bien, ¿sí? Prometo que vamos a arreglar esto y las cosas van a volver a cómo eran antes...— No pude continuar hablando porque estaba llorando, pensando en todas las mentiras que había dicho en los últimos segundos. Nada iba a estar bien. Nada iba a volver a ser como antes—. Debes pensar que estoy loca, es solo que estoy muy feliz de tenerte de vuelta.

Camila rió suavemente, arrugando su nariz y con los ojos cerrados. Luego levantó su mano y limpió mis lágrimas, tal y como solía hacerlo antes de que todo esto pasara. Cerré mis ojos cuando sentí su pulgar acariciando mi mejilla. Sentía que había pasado una eternidad desde la última vez que ella me había tocado.

— Perdón, perdón— repitió varias veces, mientras seguía limpiando mis lágrimas. Abrí mis ojos y pude notar que me miraba preocupada con lágrimas en sus ojos.

— No tienes que disculparte por nada, Camz. Esto no es tu culpa. Todo va a estar bien— le aseguré, pero ella negó varias veces. Esta vez, fui yo quien limpió sus lágrimas y la miró preocupada.

— Estoy bien, amor. Estoy bien— dijo varias veces. No entendía a lo que Camila se refería porque ella ciertamente no estaba bien. Le atribuí sus desvaríos y la manera en la que había estado repitiendo cosas al sedante.

La puerta de la habitación se abrió y un doctor entró. Nos miró detenidamente a ambas y luego negó, dirigiéndose a Camila.

— ¿Lo hiciste?— Le preguntó el hombre. Camila bajó la mirada y comenzó a jugar con sus manos—. ¿Qué te dijo?— Se dirigió a mi esta vez.

— Me preguntó quién era.

Decirlo en voz alta lo hacía todo más real. Me hacía darme cuenta de que tenía a Camila de vuelta, pero no a mi Camila.

— Pensé que habíamos hablado sobre esto— le dijo el doctor a Camila, con un tono acusador—. Te dije que no era correcto que lo hicieras...

— Todo está bien, doctor — respondió Camila algo irritada. Se limpió las lágrimas con el dorso de su mano derecha y gruñó de frustración cuando sintió la venda—. Si usted no hubiese entrado ahora le estaría explicando la broma a Lauren.

Algo en mi cabeza hizo clic y tuve que sentarme si no quería desmayarme. Pasé de la etapa de dolor a la de ira y enfado. Al parecer si iba a pasar por todas las etapas en su debido momento, pero no en el orden que debería.

El doctor le hizo algunas pruebas de rutina a Camila para verificar que todo estuviese bien, mientras yo estaba sentada en un pequeño sillón sintiendo como estaba a punto de hacer combustión. Me sentía como una bomba atómica que iba a explotar en cualquier momento.

Apenas el doctor salió, comencé a caminar por la habitación. Camila me seguía con la mirada, y al parecer quería decir algo, pero no se atrevía.

— ¿Sabes quién soy?— Le pregunté de manera burlona—. ¿Tienes una idea de quien soy?

— Solo quería hacerte una broma. No pensé que...

— ¿Y hacerme creer que perdiste la memoria te parece una buena broma? Voy a revisar si no hay vacantes en el circo ya que te despertaste tan chistosita.

— Lauren, yo no...

— Cállate, Camila. Extrañaba el sonido de tu voz, pero ahora no quiero escucharte hablar. No quiero escuchar cómo te disculpas por tu broma y no lo haces por haber desaparecido durante semanas sin habernos dejado al menos una nota, no quiero escucharte decir que hay una explicación para todo esto porque algunas horas antes me hubiese importado, pero ahora estoy tan enojada contigo que ni siquiera quiero verte. Y eso es algo que no pasó cuando estuviste desaparecida porque creía en ti, porque tenía la esperanza... No, en realidad estaba segura de que ibas a volver, de que ibas a tener una explicación para todo esto e íbamos a poder superarlo porque así ha sido siempre. Pero veo que me equivoqué, no eres mas que una niñita inmadura, malcriada y mimada que espera que el mundo gire a su alrededor y que cuando no lo hace, busca la manera de llamar la atención de quienes la rodean. Te dije una vez que no iba a formar parte de tu circo pero terminé siendo el acto principal.

— ¿Puedes dejar que te expliqué todo?— Preguntó casi en un susurró.

— ¡Dije que te calles!— Grité, haciendo que Camila brincara del susto.

— Lauren, por favor, cálmate— me pidió, pero eso solo hizo que mi enojo aumentara.

— ¿Me estas pidiendo que me calme? ¿Tú me estas pidiendo que me calme? ¿Pretendes que me calme después de que pasé semanas preocupada por tu paradero, pensando en todas las cosas malas que te podían haber pasado, en todas las cosas que yo pude haber hecho como para hacerte querer huir, mientras tú seguramente te reías de mí?

— No es así, Lauren. Por favor déjame explicarte— pidió, nuevamente. Horas antes escuchar su voz era algo que anhelaba, pero ahora me irritaba.

— No quiero escuchar lo muy arrepentida que estas y lo mucho que sientes haber hecho de todo esto una broma.

— Nada de esto fue una broma.

— Tal vez para mí nuestra relación si lo fue— la interrumpí, y luego salí de la habitación con un portazo.

Al salir al pasillo, Dinah me miró asustada y se acercó a mí.

— ¿Está bien?

— No— respondí.

— ¿Qué le pasa? ¿Está muy herida?— Preguntó preocupada.

— Suerte con ella.

Le di unas palmadas en su hombro y dejé a una Dinah confundida parada en medio del pasillo. Camino a mi auto, los padres de Camila hicieron contacto visual conmigo y al parecer iban a acercarse, pero al ver mi cara de pocos amigos no lo hicieron.

Volví a casa y me encerré en mi habitación sin importarme la pequeña celebración a causa de mi padre que se estaba dando a cabo en nuestro jardín trasero. Así no es como me imaginaba que este día iba a terminar.

N/A

Tal vez Camila si tenga una buena explicación. Tal vez Camila y Lauren arreglen esto... O tal vez no.

En otro tema, ¡muchísimas gracias por leer!

gone; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora