Capítulo 5

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(Cada vez que vean ** significa que es un flashback)

CAMILA
**

Días después de mi décimo quinto cumpleaños, me encontraba sentada en el comedor de mi casa cenando con mis padres. Era algo que hacíamos todos los días de manera monótona y cotidiana, pero hoy se sentía diferente. Había algo flotando en el aire que me hacía sentir incómoda, los gestos de mis padres parecían estar computarizados y en sus rostros tenían una expresión que me era difícil descifrar.

— Camila— dijo mi padre con una voz profunda, casi tenebrosa—. Necesitamos hablar contigo sobre algo y creemos que ya tienes la edad suficiente para ello.

— ¿Van a darme la charla? — Pregunté aterrada. Mis padres se miraron confundidos y soltaron una risa.

— No, no es eso, pero si quieres podemos tenerla ahora — sugirió mi padre—. Ya habrá momento para eso luego. Ahora queremos hablarte sobre otra cosa. —Solté el aire que estaba conteniendo, ahora más asustada que antes. Si no era la charla, ¿qué cosa tan importante y seria tendrían mis padres que decirme como para armar todo este teatro y esperar a que yo tuviese la edad suficiente para eso?

Mi madre tomó mi mano en un gesto tranquilizador, y la quité suavemente para colocarla sobre mi regazo. Su tacto me hacía sentir más nerviosa.

— ¿Alguna vez escuchaste hablar sobre los matrimonios por conveniencia? —Inquirió mi padre.

— Si, supongo que habré visto por ahí una que otra cosa.

— ¿Y qué puedes decirnos sobre eso? — Preguntó mi mamá con interés.

— Que era muy comunes en los siglos pasados, aunque hoy en día también los hacen. Son matrimonios forzados o arreglados en donde una o ambas partes obtienen beneficios.

— ¿Sabes qué tipo de beneficios?

— Económicos, supongo.

Me encogí de hombros, sin saber exactamente a donde iba esta conversación. La expresión de mis padres se mantenía sombría y se miraban entre ellos antes de que alguno hablara o hiciera algo.

— Parece que estás bastante informada sobre el tema— comentó mi papá.

Lo miré desconcertada en busca de respuestas, porque toda esta situación me estaba poniendo incómoda. Él conectó su mirada con la mía brevemente antes de girarse para mirar a mi mamá con una pequeña sonrisa, y luego volver a mirarme a mí.

— Tu madre y yo te hemos organizado un matrimonio con un jovencito de buena familia. Es educado, guapo y con una gran herencia.

Los miré perpleja, sin saber si había escuchado bien lo que mi padre acababa de decirme. Comencé a toser cuando me ahogué con la comida. Esto tenía que ser alguna broma de mal gusto, un programa de cámaras escondidas, un juego; cualquier cosa menos mis padres organizándome un matrimonio y prácticamente vendiéndome a alguien a quien no conocía.

— ¿Por qué? — Fue lo único que pude decir.

—Todo lo nuestro es y será únicamente para ti por ser nuestra única hija— comenzó a decir mi papá—. Queremos asegurarnos de que la persona con la que te cases no te busque solo por tu dinero.

Fruncí el ceño sin poder creer que ellos consideraran eso una buena justificación. ¿Dónde quedaba la parte en la que esperaban que me casara con alguien que me amara por quien soy, alguien que fuese capaz de ver más allá de mi dinero?

— ¿Y qué pasa si no quiero casarme? — Pregunté, a un tono más alto que antes.

— ¿Cómo no vas a querer casarte? ¡Estarás loca! — Respondió mi madre enojada.

gone; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora