22. Primera cita

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Capítulo 20

Andrew

Termino de abrocharme las agujetas de los tenis cuando el timbre de la casa suena.

Bajo apresurado antes de que mi madre pueda ver quién es la que está detrás de la puerta y ella diga algo que pueda ocasionar una hora de álbumes de mis pompis de bebé.

Por desgracia, mi mala suerte es demasiada y ella ya está ahí, con su ropa habitual y esa energía que parece nunca esfumarse.

— ¡Lissette! Que linda mi niña, ¿Qué haces aquí? —Mi amiga se ríe y comienza una charla con mi mamá, acerca de cosas que no logro escuchar desde donde estoy.

Cuando por fin llego donde ellas, le doy un beso en la mejilla a mi madre y arrastro a Liss a la salida, prometiéndole a mi progenitora que llegaré temprano.

Subimos a su auto y nos quedamos en completo silencio, sin saber que decir.

—Te ves muy linda, me alegro que vuelvas a ser tú. —No es porque quiera hacerla sentir mejor después del accidente de la semana pasada. Sus mejillas se disparan de colores hasta estar casi igual que el semáforo en alto.

Lleva un vestido rosado (que sorpresa), un suéter color turquesa y unas sandalias amarillas. Muy colorido.

Pero se ve linda.

—Gracias Drew. —Nos subimos a su auto y comienza a conducir de inmediato.

—Y... ¿A dónde vamos? —Cuando invite a salir a Liss, jamás se me paso por la mente a donde la llevaría. Había pasado toda mi vida junto a ella y apenas la conocía un poco. Y ahora, ella estaba llevando tanto el volante del auto como de la salida.

—Es sorpresa. —dicho esto puso su disco de One Direction y cantó todo el camino hasta la plaza comercial, incluso logro sacarme una cuantas estrofas. Una vez ahí, tomó mi mano y salió corriendo arrastrándome con ella a las escaleras eléctricas, dejando ver una vez arriba nuestro destino.

The Comic Food Shop.

Este restaurante, es mi favorito desde que lo comenzaron a construir, y ni siquiera he probado la comida.

Hay un montón de estatuas tamaño real de mis superhéroes favoritos y algunos personajes de series de TV. Es fabuloso.

Liss me arrastra dentro y pronto comenzamos una charla acerca del restaurante. Y en cuanto llega el menú, me dan ganas de salir corriendo. No venden nada, por decirlo de una manera "saludable". Es decir, no ensaladas. Y Liss es muy cuidadosa con lo que come. Creo que jamás la he visto comer una rebanada de pizza o una hamburguesa. Ni siquiera cuando éramos pequeños.

—Eh, Liss, podemos ir a comer a otro lugar si quieres. —Sé que ella me trajo a este lugar porque sabría que me encantaría y porque seguro que estaba esperanzada de poder encontrar algo decente para comer.

Liss se niega al instante e insiste en que yo disfrute.

—La verdad es que no me gustan la pizza. —Si hubiese estado tomando algo, lo más seguro es que lo hubiese escupido.

¿Cómo es eso posible?

—Tienes que estar bromeando, ¿enserio no te gusta? —Ella hace una mueca y sus mejillas se vuelven coloradas al instante.

—Jamás he probado alguna, mi madre dice que me harán engordar. Y si soy gorda, menos vas a quererme. — Casi se me salen los ojos de las órbitas. Parecía que la rubia se iba a echar a llorar en cualquier momento. Yo sabía que Sandra podía ser una verdadera diva, ¿pero prohibirle a tu hija comer la chuchería más amada por los adolescentes, que clase de madre es?

—Hey, para mi es imposible que te veas fea, eres la chica más impresionante que conozco. Comer pizza no va a matarte.

Al final del día, Liss no solo probó la pizza, sino que también tuvo su primera vez con las alitas y hamburguesas.

Cuando la vi sonreír al salir del restaurante, con las mejillas sonrosadas, me propuse que al menos, una de todas las sonrisas que le dedicaba al mundo día con día, fuera por mi causa. Y ni una sola lágrima más.

Ni siquiera conozco tu nombre (Coffee Shop #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora