20. Pelirroja

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Capítulo 20

Cam

Tomó la caja de pizza entre mis manos haciendo equilibrio con el bote de helado y los chocolates encima de esta.

Ajusto la mochila a mi hombro y con el pie derecho doy unos cuantos golpes a la puerta del departamento.

Unos segundos después, una pelirroja con cara de no haber pegado ojo en toda la noche, la nariz más roja que Rodolfo el reno y una camisa diez veces más grande que ella, me abre la puerta.

— ¿Qué haces aquí tonto? —Bueno, tal vez ella esté un poco enojada conmigo. Esperemos que solo esté de mal humor por su resfriado.

— ¡Feliz cumpleaños! —Ella cierra la puerta en mi cara antes de que pueda terminar, y cumpleaños queda sofocado por el azote de la acción de la chica.

Vuelvo a tocar con el pie durante varios minutos hasta que Amalia se decide a abrirme. Toma las provisiones de mis brazos, las deja en la mesa más cercana y vuelve a intentar cerrarme la puerta en la cara. Y digo intentar, pues ahora con mis manos libres fui capaz de impedirlo y me cuelo dentro del departamento antes de que pueda decir nada.

—No quiero verte, ¡vete! —Toma un pañuelo dejando todos los gérmenes dentro de su cuerpo ahí.

—Pues yo sí, no importa que estés enojada. ¿Acaso vas a desperdiciar la pizza y el helado? —Al final, la convencí de que me dejara quedarme a festejar con ella. Dado lo enferma que está, no puede salir a celebrar como quisiera.

Pero para eso estoy yo.

— ¿Por qué no me llamaste? —suspiro y pongo pausa a la película que estamos viendo. No me lo veía venir. No había preguntado nada de mi ausencia y desaparición repentina.

Amalia no es la clase de chica que se preocupa si un chico la llama o no. Ella es la que deja con la duda, la que hace que te comas las uñas de la incertidumbre. La culpa me invade al saber que he roto con esa costumbre yéndose de inmediato para ser remplazada con felicidad.

—Tú sabes que vivo con mi hermana, ¿no? —Asiente y me anima a proseguir—. Este fin de semana fui donde mis padres, y ahí, bueno, no tengo internet o señal alguna. Me es imposible comunicarme. Pero ¡Hey! estoy aquí por tu cumpleaños y es lo importante, ¿no?, ¿me perdonas?

Le pone play a la película y viene a mi lado del sillón para acurrucarse a mi lado. Supongo que es un sí.

Dos filmes, y unos cuantos capítulos de su serie favorita después, Amalia cae rendida a Morfeo y descansa plácidamente en mis brazos. Viéndola aquí mismo, con esa tranquilidad, sólo nosotros dos, me siento completo.

Con ella a mi lado no necesitó nada más.

Ni siquiera conozco tu nombre (Coffee Shop #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora