15. Dolor 3/3

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Capítulo 15: Dolor 3/3

Cuando el auto se detuvo supe que tenía que salir y enfrentar la dolorosa realidad que me esperaba detrás de esas puertas. Tomé una bocanada de aire, de pronto el espacio del auto se había vuelto más reducido y me faltaba el aire. Salí del auto casi asfixiándome, esto era demasiado difícil de soportar. Kellan pasó a mi lado y entrelazó sus dedos con los míos dándole un suave apretón. De una manera extraña eso me infligió seguridad para entrar.

Entramos al cementerio y lo primero que sentí fue su suelo cubierto con grama que me helaba los pies y el frío viento que me erizaba la piel. Las nubes estaban tan grises que oscurecían todo a nuestro alrededor, a lo lejos se podían percibir árboles, tan altos y tupidos que no te alcanzaba la vista para observarlos en su totalidad. Vi el grupo de personas reunidas delante de un ataúd y mi respiración se detuvo. No podía seguir caminando, mis piernas se habían detenido. Sentí como la mano de Kellan abandonó la mía y mi seguridad se esfumó. Volteé la mirada hacia él, estaba tomando una llamada y parecía ser importante porque su gesto era incómodo y notaba cómo giraba de vez en cuando la mirada hacia mí.

Sabía que tenía que irse y que no lo haría por quedarse conmigo. Yo no quería que se fuera pero, tampoco iba a retenerlo de hacer sus cosas, de todas formas él sólo es mi amigo y ya hizo más de lo que jamás pedí de él. Llegó hasta mí y forzó una sonrisa, hizo ademán de volver a caminar pero yo se lo impedí.

No, vete — las palabras abandonaron mis labios sin yo llegar a impedirles que se detuvieran. Sus cejas se juntaron formando un gesto de confusión. Apreté la mandíbula tragándome las emociones y las lágrimas y dije: — Ya hiciste demasiado por mí, no tienes que fingir que estás interesado en mí. — solté. No con las palabras exactas que quería, pero con la misma intención. Quería que se fuera.

¿Qué dices Mallory? — exclamó confundido y conmocionado por mis palabras.

— No quiero que estés aquí. No quiero que veas esto cómo una obligación, no te necesito — espeté. Al ver la decepción en sus ojos sentí un pinchazo de culpa en mi pecho que me revolvió el estómago.

¿Qué te pasa? ¿Porqué actúas así? Yo nunca vi esto como una obligación y si estoy aquí es porque quiero apoyarte — dijo dando cortos pasos, acercándose a mi. — Si quieres que me vaya sólo dímelo y lo haré ahora mismo — susurró cerca, muy cerca de mí. Quisiera decir que no tenía influencia sobre mi, pero se me hacía tan difícil apartar la mirada de esos intensos ojos grises que por unos segundos olvidé que estábamos en un cementerio en el funeral de mi padre. Aparté la mirada algo desconcertada y reuní toda mi fuerza de voluntad para decirle lo que quería decirle.

— Quiero que te vayas — susurré. Mi afirmación había sido tan desgarradora que ni yo misma me creía lo que decía, por muy egoísta que sonara, por muy obsesivo que sea lo quería conmigo, quería que me siguiera dando su mano y me susurrara palabras dulces para calmarme. Al final sólo conseguí hacerlo enojar.

— Te daré tiempo, te entiendo, esto está yendo demasiado rápido y lo último que quiero es presionarte — habló más calmado de lo que pensé. Me abracé a su cintura agradeciéndole por todo mientras él me reconfortaba en sus brazos.

Nos despedimos y yo avance a pasos cortos hacia la pequeña multitud que se reunía alrededor del ataúd donde yacía el que había sido una de las personas más importantes de mi vida.

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