27. |MARATÓN| "Tú no eres mi hija" 2/3

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«Él sólo tuvo que abrir su boca para arruinar toda mi vida»

Capítulo 27: Tú no eres mi hija 2/3.

— Ya está hecho — escuché la voz de Will que le decía al otro hombre que se hacía llamar "mi padre" para luego lanzarme ambos una mirada que no logré descifrar. Llevaba aquí sentada tanto tiempo que mis labios se sentían secos, mi trasero se había adormecido junto con mis piernas y un ardor en mi estómago estaba empezando a darme nauseas.

— Bueno, mientras llega, porqué no contamos una historia — sugirió Thomas, alias mi maldito padre, juntando sus manos en un gesto bastante emocionado para la situación.

— Esta no es la imagen que tenía de ti, cobarde, siempre arruinándolo todo — espeté por lo bajo mirándolo con tanto rencor que mi pecho ardió calentando todo mi cuerpo. Iba a descargarlo todo, sin filtro, sin miedo. Aunque eso me costara la vida.

La historia empieza así — empezó, dejando mi comentario como algo completamente irrelevante. — Hace treinta años atrás conocí a tu madre. Era la mujer más hermosa de todo el condado y todos querían conseguirla. Incluyéndome. Hice todo lo que estuvo en mis manos para hacerla mía, hice hasta lo imposible para que me amara, hasta un día que lo logré, la había conseguido, o eso creí — su tono de voz fue perdiendo intensidad a medida que contaba la historia, era como si al hablar estuviera reviviendo cada momento que sus labios contaban. Mi ceño no podía fruncirse más de lo que ya estaba, mi confusión llegaba a tal grado que no encontraba el porqué estaba todo pasando, porqué todo parecía estar conectado y yo no le encontraba el hilo.

— Tu madre y yo mantuvimos una relación que parecía perfecta. Aunque creo que eso fue sólo para mí. Hellen salió embarazada seis meses después de que estuviéramos juntos y al principio enloquecí, porque no era como si quisiera tener hijos, no era algo que había planeado. Pero después de varios meses me di cuenta que no valía la pena, no importaba cuan molesto estaba ni cuán grande había sido mi error, te habías vuelto mi problema y lo asumí. Porque aunque lo que ves ahora de mi es pura mierda, yo la amaba. Yo amé a tu madre — confesó mirándome con fijeza. Sus resentidos ojos estaban quemándome las entrañas y desearía tener mis manos sueltas para intentar hacer algo más que escucharlo decir esas dolorosas palabras. Y, aunque ese hombre de pie frente a mi estuviera todo enojado con el mundo y resentido, era una persona y tenía sentimientos, aunque estuviera tan loco como para dejar que me secuestraran y maltrataran teniendo conciencia de que estaba embarazada.

Cuando naciste todos mis miedos se fueron, fue como si debería ser alguien más, pensé que merecía la pena ser diferente por lo único "bueno" que había hecho en mi vida — soltó un largo y pesado suspiro que me rompió el corazón para luego girar la mirada perdiéndola en otro punto de la habitación. Intenté aguantar mi respiración para no sollozar, pero eso sólo lo empeoró. Él estaba vulnerable, podía verlo, podía sentirlo a su alrededor.

Si tanto me amabas, entonces, ¿Por qué estás haciendo esto? — mi voz había perdido toda la intensidad que poseía hace unos minutos y ahora en cambio sonaba rota y desgarrada. Él giró su cabeza hasta mis ojos y los suyos ya no reflejaban dolor y mucho menos nostalgia. Su expresión había perdido toda la emoción, y estaba realmente empezando a asustarme.

¡Porque no eras mía, tú no eres mi hija!ladró haciéndome dar un respingo en mi lugar.

— ¿Qué?

Decir que estaba confundida en estos momentos era quedarse súper corto. Mi cabeza dolía sólo de pensar, de tratar asimilar todo lo que este hombre estaba diciéndome, era como uno de esos dulces pegajosos, tan difícil de tragar.

Fui tan imbécil, tan débil. Y todo por la culpa de la perra de tu madre — farfulló dejando muy atrás el sentimiento de nostalgia que teñía su voz minutos antes, volviéndola mucho más intensa y llena de ira.

— ¡No hables así de ella! — gesticulé sintiendo como la soga hacía presión en mis muñecas hasta el punto de doler.

Mírate. Eres idéntica a él — río falsamente mientras me apuntaba de arriba a abajo con una desagradable expresión de asco en su rostro y dirigía su mirada hacia otro punto en la habitación. Fue hasta ese entonces que noté la presencia de Will con nosotros, estaba de pie, frente al umbral de la puerta de la cocina observándonos con una expresión en blanco.

— ¿A quién? — pregunté intentando hacer contacto visual con él, pero el muy maldito mantenía sus ojos fuera de mi. — ¡¿A quién maldita sea?! — grité esta vez haciéndolo que me mirara. Algo dentro de mí se había encendido, y ya no podía pararlo.

— A Jackson — soltó. Y el sólo hecho de escuchar su nombre hizo que mis emociones bajaran en picada, y como mi cabeza reproducía la última vez que hablamos una y otra vez, destruyendo lo único que quedaba por romper dentro de mi.

*Flashback*

— ¡Mallory, ya debes dejar de actuar de esa manera! ¡por Dios! — me reprochó Jackson pisándome los talones en lo que yo me dirigía hacia la puerta. — ¡Mallory, deja de actuar como una niña, tienes veintidós años, y sigues haciendo las mismas pataletas!. ¡Eres una irresponsable y lo sabes! — gritó haciendo que me detuviera en seco. Mis manos estaban hechas puño y odiaba lo mal que me hacían sentir esas palabras. No sabía porque él siempre hacia lo mismo, siempre me reprochaba lo mismo, ¡estaba harta! Harta de tener que escucharlo decirme lo mala que soy.

— ¡Para de gritarme! — grité girando en su dirección. — Vengo después de casi seis meses a casa y lo único que haces es gritarme lo irresponsable que soy. ¡Mierda, Jackson!. Ya para de controlar mi maldita vida. Soy lo suficientemente mayor como para saber cómo llevarla — ladré sintiendo mi pecho palpitar al ser bombardeado con mi desbocado corazón. Su rostro se desencajó y perdió toda la furia, en cambio yo permanecí enojada, porque sabía que si me doblegaba él iba a tener el poder para controlarme y no lo permitiría. Ya no quería estar controlada. No más.

— Soy tu padre y se lo que es bueno para ti — dijo esta vez más suave pero seguía siendo igual de acusador que antes. Esa fue, como dice el dicho, la gota que derramó el vaso.

— Tú no eres mi padre — dije antes de atravesar la puerta e ignorar todas las veces que gritó mi nombre para que no me fuera.

*Fin del Flashback*

Te dije que te daría verdaderos motivos para llorar — dijo en un tono tan siniestro que me hizo encogerme en mi lugar no sin antes apartar la mirada de él y ponerla en mi regazo.

Mi corazón latía tan fuerte que pensaba como si iba a reventar en cualquier momento. Mis lágrimas caían por mis mejillas sin ningún impedimento y sabía que mi dolor era su regocijo, que mis lagrimas les daban poder y que mientras más les daba señales de que me afectaba, más bien los hacía sentir. Pero, saber todo eso no paraba el dolor en mi pecho, no desenterraba la espina de culpa que se clavaba en mi garganta y era horrible. Había sido tan egoísta, tan desconsiderada. Toda mi vida la pase siendo tan mala persona y hasta este punto es que me doy cuenta. Siempre esperé que las personas hicieran o actuaran como yo quería, él siempre me lo reprochó, y lo único que hice fue pagarle tan caro. Dolía demasiado sólo pensar que debía permanecer fuerte y que debía calmarme, porque sino iba a terminar mal.

Muy mal.

Hey beibis👋👋
Segunda parte del maratón, ¿Qué piensan del "no" padre de Mallory?, yo pienso que es un maldito que debería podri********* Ok ya

No tengo más que decir que nos leemos mañana familia, y que se supone que debería estar dormida y no publicando no tan puntual como debería, pero igual de eficiente como siempre. Las quiero un WORLD y Besos😘💕

                                -P&L✌️

RAINOù les histoires vivent. Découvrez maintenant