20. Peleas

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Capítulo 20: Peleas.

Desperté cuando escuché el furioso repiqueteo de las gotas de lluvia entrando por la ventana del living. Había olvidado cerrar mis ventanas, aún así no era que me importara demasiado. Me levanté de mi cómodo sofá caminando con sumo cuidado de no resbalar y caer para cerrar la enorme ventana. Cuando al fin logré cerrar todas las ventanas noté que estaba todo mojado y hecho un desastre. Suspiré mientras buscaba un trapeador con que limpiar todo.

Cuando todo quedó seco fui a mi habitación para ducharme. Miré mi reloj de pared mientras me desnudaba, eran las dos y cuarenta de la madrugada. Acababa de darme cuenta que había dormido toda la tarde y fue mejor porque ahora que estoy despierta desearía volver a estar dormida otra vez. No quería pensar, corrección no quería pensar en él. Hacía dos días que no tenía contacto con Kellan y no porque no haya intentado buscarme, es sólo que no quería verlo.

Me sentía engañada y traicionada por cómo no tuvo el valor de decirme la verdad. Pero a pesar de sentirme así estaba molesta, muy molesta porque aunque haya pasado todo este tiempo creí que él actuaría diferente conmigo y dejaría de ser tan agresivo con sus dolorosas palabras, pero no fue así. Él no sabía cuánto daño me provocaban sólo sus palabras y cuánto poder tenían sus acciones sobre mí, él no se imaginaba ni siquiera un poco de cómo mi corazón reaccionaba a su alrededor. Estar lejos de él me había hecho dar cuenta de lo mucho que significa para mí, y me molesta tanto sentir lo que siento porque no quería salir herida y ya estoy siendo asesinada lenta y dolorosamente.

Salí de la ducha luego de una larga ducha de veinte minutos y fui por ropa interior cómoda y una bata de algodón sin mangas que gracias al embarazo me quedaba mucho más corta de lo que en realidad era. Esta noche estaba algo fría entonces decidí colocarme unos calcetines gruesos que llegaban hasta arriba de mis rodillas que al igual que mi bata eran de color blanco con franjas azules.

Saqué mi helado de chispas del congelador y varias mantas para acomodarlos en el sofá y hacerlo más cómodo. Encendí el televisor y entré a Netflix con la intención de no ver películas que me deprimieran más de lo que estaba, así que probé ver Insidious pero terminé quitándola antes de que terminara muerta por un paro cardiaco y al final me decidí por ver La decisión de Anne que aunque la haya visto varias veces siempre terminaba llorando a moco tendido por lo hermosa y triste que era. Irónico, lo sé.

Cuando la película iba aproximadamente por la mitad escuché el lejano sonido de alguien tocando a mi puerta, no le tomé importancia hasta que volví a escucharlo mucho más fuerte. Mi corazón se aceleró inmediatamente poniéndome en alerta, me acerqué a la puerta a mirar por el visor y comprobar que lo que había escuchado había sido real. Se me subió el corazón a la boca cuando vi quien era el que estaba detrás de esa puerta.

¡¿Qué diablos hace en mi casa al las tres de la madrugada?!

Se que estás ahí, por favor ábreme Mallory — gritó trabándose un poco con las palabras. ¿Estaba ebrio? Me pegué a la puerta cuando escuché como mi vecina de al lado le decía que se callara de una manera no muy agradable.

— ¿Oye que te pasa? Si quieres silencio vuelve a tu cueva — le dijo él devuelta. ¿Qué? Reí por lo bajo sin poder evitarlo. Realmente puedo comprobar que está ebrio.

— ¿Me llamaste animal? Es lo que crees que soy, idiota...

Eso es justo lo que pareces, uno enorme peludo y gruñón — le dijo él.

Ay no..

Eres un maldito imbécil — gritó mi vecina totalmente enfurecida.

RAINWhere stories live. Discover now