1- De pequeños...

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—¡Rayan para, deja mi tutu en paz!—grite mientras me bajaba el tutu, y Rayan me estiraba hacia arriba.

—¿O si no que?—me vaciló.

—¡Deja mi tutu o te castro!— grité desesperada.

—¿Tu?¿A mi?—me volvió vaciló de nuevo.

—¡Ven aquí niño repelente!¡Te vas a enterar!—grité al ver que me había roto mi tutu lila favorito.

Unos años después...

—¿Quieres parar de una vez? ¡Intento trabajar!—le grite, al ver a Rayan rallándome las libretas y haciendo soniditos con la boca y con mi lápiz.

—¡Enserio Kayla, cada día eres más aburrida! ¡Y que sepas que hacer rallajos en una libreta no es trabajar!—exclamó mientras comenzaba a rebuscar en mi mochila.

—¡Que me dejes en paz pesado!—grité desesperada.

Alguien picó a la puerta y mi madre entró.

—Niños, tú madre y yo tenemos que ir al centro, y vamos a tardar un poco tenéis la cena en el microondas, Rayan cuida de Kayla, portaros bien—explicó mi madre.

—¡Mama, ya tengo cinco años se cuidar de mi yo solita!¡A más este no se sabe cuidar ni de si mismo! —exclamé, mi madre ríe y cierra la puerta dejándome con el puñetero de Rayan.

—Ja Ja... —se burló.

—"Ja Ja"... —lo imité.

—Tonta —murmuró.

—Feo —murmuré.

—Aburrida —replicó

—Pesado —suspiré derrotada.

—Koala —dijo

—¿"Koala"?¿En serio? —me burlé.

—¡Si!¿Que pasa? —preguntó, me di una palmada en la cabeza y respiré hondo.

Rayan era un pesado de primera, aún estaba pensando el mote adecuado para el aún qué se me pasaban muchos por la cabeza...Sopapo, tontin, mocoso, chulo, moscarrón, perezoso, apestoso...¡Si!¡Apestoso!

—Apestoso...—. murmuré.

—¡Hey!¡Eso es nuevo, no vale!—. gritó enfadado.

1 año después...

—Venga Kayla despídete de Rayan nos mudamos y no lo vas ha volver a ver —dijo mi madre entrando por la puerta, ahogué un grito con la almohada de mi cama.

—¡No quiero, a matado a pichi! —grité— ¡Y me da igual, cuanto antes se valla mejor! —dije cabreada. No sabía lo que decía realmente quería a Rayan.

—Tú misma... —murmuró y salió de la habitación.

Ahogué un segundo grito en la almohada, y miré la jaula vacía de Pichi, ¡Asesino!

Picarón a la puerta, seguí con mi estrés gritando a la almohada.

Alguien abrió la puerta al ver que no decía nadie nada, miré hacía la puerta y allí está Rayan.

—¡¿Que quieres asesino?! —le grité.

—¡Yo no maté a Pichi! —se defendió.

—¿Como que no? ¡¿Entonces porque tienes eso rojo en la camisa y lo tenias en la mano muerto?!—le reproche. Como lo odio...

—Porque fui hacia el comedor y se estampó contra la puerta, y lo rojo es mermelada...¿ves? —me explicó cogiendo la supuesta mermelada de la camiseta con un dedo y metiéndosela en la boca.

—¡Lo que sea!¡Rayan que asco! ¿Para qué has venido para restregarme por la cara que me voy y dejo a todas mis amigas aquí y tú no?—le pregunté. En realidad no tenía demasiadas amigas. Solo a Andrea

—No, venía a despedirme, y a más yo también me mudo... —murmuro triste, con la cabeza gacha.

¿Qué? Eso si que no me lo esperaba...

—¿Así? —le pregunté levantándome de la cama y sentándome como un indio en esta.

—Si me voy a Madrid...—murmuró.

—Ah, bueno...ya no nos veremos más... —intente asumirlo en mí cabeza.

Ya no más Rayan, ya no más mosca cojonera, ya no más amigo pesado.

—No. Echaré de menos tus bromas —admitió.

Se me pasaron por la mente esos recuerdos tan especiales, cuando éramos pequeños.

—Y yo tus pendejadas...—dije con una risa triste, en la cara.

Reímos los dos

—Ya verás como conocerás a gente nueva en Francia...—me consoló.

Por un lado no quería mudarme pero...no podía hacer nada solo tenía seis años...

—Lo mismo digo... —le consolé.

—¿Archienemigos? —me pregunto, más bien lo afirmó

—¡Archienemigos! —exclamé .

Bajamos al salón, mis últimos saludos a la casa, que a sido mía desde que nací, y luego los dos salimos de la casa, bajamos las escaleras, dónde mi madre ya estaba preparada y lo mismo podía decir la de Rayan.

Rayan me miró y sonrió con esa sonrisa en la que los hoyuelos se le formaban en las mejillas, y tanto me enloquecían, le devolví la sonrisa y entré en el coche con mi bolso de lana colgando de mi hombro, nada más entrar miré hacia atrás, el coche de la madre de Rayan. Lo mismo hace él.

Agitó la mano despidiéndose y lo mismo hice yo.

Él se fue por una dirección y yo por otra, dejando atrás nuestras casas pegadas, la mía azul y la suya roja.

¿Clinché no? Pues fue lo que pasó...

Cuando ya no nos alcanza la vista para vernos, nos sentamos bien.

Me concentré en lo mío, los libros y mi música.

La verdad es que sentí como un alivio pero a la vez un agujero en el pecho, Rayan había sido para mi mucho, aún qué siempre me había estado haciendo la puñeta pero había sido como un hermano 1 año mayor que yo.

Realmente no entendía porque si se llevaban tan bien no se visitaban entre ellas. Pero no estábamos muy bien económicamente así que no hubo nada.

Los padres de los dos Rayan y mio trabajaban juntos viajando. Por lo tanto casi no los veíamos.

Mi madre entró en la autopista, mientras miraba por la ventanilla recordaba todas las aventuras y travesuras que hemos hecho juntos, la verdad es que con Rayan no te aburrías nunca.

Respiré hondo y abrí la ventana del coche para que dejase pasar el aire.

¿Cómo sería Francia?

¿Podré encontrar gente nueva como dice Rayan?

¿Será difícil mi etapa allí?

¿Tendré una mejor amiga como Andrea?

...

"Como conocí al idiota"[Editando]Where stories live. Discover now