42- ¿Quiere que me maten so desgraciado?

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Subimos las escaleras poco a poco, porque Rayan lleva a la niña en brazos.

—Cojeme las llaves del bolsillo del pantalón.—dice cuando llegamos a la puerta de la habitación que nos habían asignado.

Las tenía en el bolsillo de adetrás, las saco y abro la puerta.

Rayan no tarda en dejar a la niña en la primera cama que ve, que es la más pequeña de todas.

La tapa con la manta y yo dejo las mochilas en una silla. Me tumbo en la cama agotada sin apartar las sábanas.

—Por fin... —gimo al sentir lo bien que se está tumbada en esta. Rayan se tumba al rato. Después de conseguir tapar a la pequeña.

Se gira poniéndose boca abajo mientras me mira. Mi pecho sube y baja, cada vez más lentamente.

—¿Quieres dormir? —pregunta apartando las sábanas hacia atrás.

Estaba cansada pero no tenía sueño.

—No, me apetece ver la televisión un rato. —digo para que no malinterprete. Se como es Rayan. A parte de un mal pensado le da igual que haya una menor presente.

—Entiendo... Pues a ver la televisión un rato, pero poco porque mañana a las seis de la mañana hay que estar despiertos. A las ocho menos cuarto es cuando tengo que dejar a la niña, tú a las siete y media debes estar en comisaría. —dice con seguridad. Asiento y aparto mi lado de sabana de esta.

Me pongo de espaldas a el, me quito toda la ropa, me meto a la cama en ropa interior. Rayan igual. Íbamos a tener que ponernos la misma ropa para mañana, no teníamos nada de recambio.

Abrimos la televisión con el mando a distancia y buscamos algo para ver hasta que vemos series policíacas de las que a los dos nos han encantado siempre.

Me apoyo en su brazo abrazándolo, noto como este sonríe y me abraza por la cintura. Se sentía realmente bien.

Dos horas después son las once de la noche y el sueño comienza a hacerse presente. Sin darme cuenta cierro los ojos involuntariamente.

—Te quiero... —escucho susurrar a Rayan después de dejarme un beso cálido en la cabeza en forma de cariño.

5.45 a.m

Abro los ojos abruptamente al escuchar la alarma que había puesto Rayan la noche de antes.

Me encuentro de cara a la ventana del hotel, cuando me giro veo la espalda desnuda de Rayan, observo esa rama de rosas tatuadas que tanto me gustaba y me gusta.

Se está vistiendo. Gateo hasta su lado de la cama y lo envuelvo por el cuello dejándole un beso en la mejilla.

—Buenos días...—dice entre risas. Con la camiseta negra de ayer puesta, se gira y me planta un beso en los labios. Dejándome sin aliento. Como la primera vez.

Su lengua juega con la mía haciendo círculos en esta. Se me pone la piel de gallina solo de recordar la primera vez que nos besamos. Me empuja hacia atrás, pero como estaba de rodillas en la cama caigo en esta, me separo un poco.

—Rayan nada de... —vuelve a juntar sus labios en los míos, luego baja por mi cuello.

Me río de las cosquillas y escalofríos que me produce ese tipo de besos. Él lo sabe y por eso lo hace.

—Pa-para... —digo entre risas y cosquilleos por todo el cuerpo.

Este me mira como si fuese un caramelo de fresa, esos que tanto le gustan y le vuelven loco.

"Como conocí al idiota"[Editando]Where stories live. Discover now