→ 18. Captive

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***Narra Bella***


Llevaba sólo unas cuantas horas en la lujosa mansión del enemigo, pero era como si llevara días encerrada sin ver la luz del sol. No podía salir del cuarto sin autorización de Niklaus y eso me frustraba. Me tenía como una verdadera rehén.

Gracias a su poca empatía, no quitó el celular, así que podía mantener contacto con el mundo exterior, por precaución lo mantenía en silencio, no quería que Niklaus se enterara sobre esto.

Miré al techo sentada en la orilla de la cama, hasta que oí que alguien se acercaba a la puerta y golpeaba con rapidez, con mi velocidad escondí el móvil donde nadie lo pudiera encontrar. Intentando buscar algún tipo de salida de la habitación oscura, encontré una madera del piso que estaba hueca, justamente debajo de mi cama, ahí fue donde lo escondí.

—¿Se puede? —por el otro lado de la puerta estaba Elijah.

—Adelante —asentí lo más normal posible. Me acomodé en la orilla de la cama.

—Creo que no había visto esta habitación desde... —se detuvo a pensar qué decir, mientras me observaba directamente— la última víctima de mi hermano menor —abrí los ojos con asombro. Al notar que mi expresión se puso seria, él continuó. —Es broma, tranquila —sonrió el honorable.

—Eso no ayuda mucho —le dije con un hilo de voz.

—Perdón —levantó las manos en son de paz. —Pero no vine a eso. Niklaus dice que bajes a cenar, y que te pongas algo elegante.

—¿Qué? —alcé una ceja. —¿En serio espera que me arregle para él? Está equivocado. No lo haré —soné decidida.

—Si no lo haces... es capaz de matarnos a todos, y prefiero que sigamos el plan al pie de la letra —se dirigió a mi nuevo armario, lo abrió y empezó a revolver la ropa. —Elena está buscando cómo poder sacarte de aquí, mientras yo haré mi parte del trato... —dudó unos instantes en elegir una prenda que lo convenciera—, mantenerte viva —giró con un vestido hermoso y sonrió tan elegante. —Toma, ponte este —me lanzó el vestido a las manos. —El rojo te quedará perfecto —se dirigió a la puerta. —Apura, Niklaus no tiene mucha paciencia —me guiñó el ojo y cerró la puerta por detrás de él, dejándome con las palabras en la boca.

Sin ganas y con pereza, miré el vestido una y otra vez... dentro de todo, era un hermoso vestido, de strapless rojo con detalles en blanco. Muy sofisticado.

Tomé una ducha rápida, sequé mi cabello y me hice unas cuantas ondas para darle volumen, a pesar de que no quería producir demasiado mi aspecto, me puse un poco de labial color rosa y por último el hermoso vestido. Hay que intentar de verse lo más "natural" posible.

Me senté en un pequeño sillón de la habitación y elegí unos tacones blancos de cinco centímetros, lo cual hacía verme más alta de lo común.

—Bien... y aquí vamos —susurré mirándome por última vez en el espejo.

Suspiré y me dispuse a abrir la puerta, sin notar que Elijah me esperaba fuera de la habitación.

Desentendida lo miré y extendió su brazo. Por educación lo tomé y lo miré nuevamente.

—Te ayudaré para que no caigas —me dijo de manera graciosa. Asentí sin negarme, después de todo, me daba temor estar a solas con Niklaus.

Caminamos por el largo pasillo, hasta que por fin llegamos a la enorme escalera principal. Con ayuda del pasamano y del brazo del Mikaelson mayor, bajé la escalera sin dificultad.

Inmortal; Bella&Damon [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora