→ Epílogo - T. II.

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NARRA ISABELLA SALVATORE.


Dicen que las palabras se las lleva el tiempo, tal como lo hace el viento. Pero creo que eso depende de la persona.


En algún momento de mi vida dije que el recuerdo más imborrable de una persona siempre serán sus frías palabras, pero pensándolo mejor, así tuvo que ser. Ya que, de no haber pasado lo acontecido, no estaría aquí, no con él, no ahora.


En lo más recóndito de mis recuerdos estará una de las personas más importantes de mi vida. Charlie. Que pese a todo, me apoyó siempre, y eso lo rescataré hasta que decida irme con él.


Lo extrañaré.


Por ahora me conformo en tener apoyo emocional del hombre que elegí amar por sobre todas las cosas, por el que en su momento perdí, y luché incontables veces.


Soy feliz.


Londres nos acogió en nuestra última visita.


El frío de la ciudad es reconfortante, no solo porque me encanta sentir las gotas de lluvia caer por mi rostro, sino porque así puedo estar encerrada entre cuatro paredes junto a mi esposo.


Claro que desde el inicio tenía mis dudas sobre él, pero ahora estoy segura que lo amo.


Podría enumerar todos los países y ciudades que hemos visitado, pero no terminaría nunca, y tampoco podría elegir una en particular, pues todas tienen su excéntrica belleza.


Jamás me sentí tan feliz como lo soy ahora. Siento que era Damon lo que faltaba en mi vida para sentirme viva, y saber lo que es amar de verdad.


El tiempo no ha pasado nosotros dos. Es como si los años se hubiesen detenido y nos hubiéramos conocido el día anterior. De solo pensar en aquello me da nostalgia, y extrae valiosos recuerdos que tengo de mi familia.


Todos saben que los vampiros no podemos concebir hijos, ni nada por el estilo. Pero eso no fue impedimento para que nuestra familia se masificara en número y fuéramos tres.



—Es hermosa —recalcó mi perfecto esposo.


Sus delicadas manitos hacían temblar cada parte de mi cuerpo, acortándome la respiración como si estuviera a punto de desmayarme.


Una corriente traspasó todos mis músculos, y su adorable olor inundó mis fosas nasales. Era tan hermosa, pequeña e inocente, que logró enamorarme desde la primera vez que la vi.


¿Cómo deseas que se llame? —Le pregunté sosteniéndola en mis brazos.


No podía dejar de observarla. Ella me sonreía de una manera tal dulce. Sus ojos brillaban de una manera pura y celestial. Sentía que la amaba.


Era la segunda vez que la tenía tan cerca, y sabía que si la dejaba en su cuna la perdería para siempre. Era el momento de formalizar la relación que ambos habíamos elegido.


Daphne dijo un Damon muy convencido— Daphne Salvatore —sonrió ladinamente.



Nuestra hermosa princesa mañana cumplirá tres años, y dos desde que está con su nueva familia. La amamos por sobre todas las cosas, y es por ella que luchamos y retomamos una vida normal, alejándonos para siempre de lo sobrenatural. Pues ella no tiene la culpa que sus padres sean seres sobrenaturales e inmortales, y no tiene por qué ser parte de eso.


O eso intentamos, por ahora.


Daphne es nuestro mejor regalo, un pequeño ser humano que irradia alegría por donde vaya, y me satisfago con saber que no goza del arma de doble filo que es la inmortalidad.


F I N.







Inmortal; Bella&Damon [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora