Capítulo 72: "El balneario. Parte1"

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-Vístete.- demando cogiendo sus pantalones del suelo y tirándoselos a la cama. Son las 10 de la mañana y no quiero que mi madre entre a mi habitación a despertarme y se encuentre con un Pablo desnudo en mi cama. Menos mal que me he levantado pronto y me ha dado tiempo a vestirme antes de que venga. Siempre es ella la que me despierta, básicamente porque cuando duermo no me suelo enterar de nada, ni siquiera de que el despertador está sonando.
-¿Hemos llegado a eso? ¿Nos acostamos y me echas?- pregunta burlándose y le miro mal dándole un empujón haciendo que vuelva a caer a la cama.
-No tiene gracia Pablo.
-Lo siento ángel.- besa sonoramente mi mejilla.- Ya me visto, tranquila.- empieza a ponerse los vaqueros y a saltar ya que le quedan malditamente ajustados.- Estás preciosa.- comenta mirando mi vestido de flores moradas, ruedo los ojos y me siento en la cama para ponerme unas manoletinas blancas.
-He quedado con tu hermana y con tu madre para desayunar y ya llego tarde, en serio, date prisa.
-¿Habéis quedado a desayunar y no me avisáis?- pregunta fingiendo indignación y le vuelvo a tirar un cojín para que se dé prisa, es la primera vez que voy a desayunar con las dos y quiero quedar bien llegando pronto, pero teniendo en cuenta que ya llego diez minutos tarde eso no va a funcionar.
-¿No te han dicho nada?- le pregunto mientras se abrocha el cinturón marrón y él niega con la cabeza.- ¿Quieres venir?
-Claro.- se agacha a recoger su camiseta blanca y se la pone haciendo que todos los músculos de sus brazos se contraigan y no puedo evitar perderme entre las venas que se marcan en sus antebrazos. Cuando tiene la camiseta puesta, la blanca tela se pega a sus marcados y duros abdominales.- ¿Valeria?
-¿Mm?- quito la mirada de lo que viene a ser su trabajado cuerpo y la subo a sus marrones ojos.-
-¿Estás bien?- asiento.- Te estaba diciendo que ayer vi Alejandra.- ni siquiera me había enterado de que haya estado hablándome, que vergüenza.- Y me contó que ha alquilado un piso en Córdoba con el dinero que Salva le dejó.
-¿Por qué?- pregunto abriendo la puerta, y bajo las escaleras hacia la cocina con Pablo detrás de mí. Al parecer no hay nadie en el salón, quizás estén durmiendo, o quizás hayan salido fuera y realmente espero que mi madre no haya venido ya a despertarme y nos haya encontrado desnudos en la cama- Pensaba que se iba a quedar a vivir en tu casa.- saco leche de la nevera y dos vasos mientras Pablo prepara unas tostadas sentado en el taburete de la encimera.
-Dice que no quiere ser una molestia, que ahora que Salva ya no está no hay nada que la vincule con nuestra familia y no quiere que pensemos que se aprovecha de nosotros.- me siento en la encimera esperando a que el microondas se pare y pueda sacar los dos cola caos.
-¡Pero eso no es cierto! No me puedo creer que piense eso, va a tener un bebé que va a ser tu sobrina y el nieto de tus padres, claro que hay algo que la vincula con tu familia.
-¿Podrías dejar de decir eso?- pide Pablo en un tono más duro de lo que esperaba mientras unta mantequilla en una tostada. Saco los vasos del microondas, pongo uno delante suya junto a una cuchara y me siento a su lado.
-¿El qué?- no tengo ni idea de lo que he podido decir para herir sus sentimientos.
-Lo de "mi sobrina", "mi familia." Valeria, quiero que quede claro, es nuestra sobrina, y nuestra familia, tú y yo estamos juntos, somos uno, ¿recuerdas?- le sonrío y pego más mi silla a la suya y a la vez entrelazo nuestros dedos.
-Lo recuerdo, sólo que tengo que acostumbrarme a que ahora somos dos, que no solo tengo que pensar en mi al hablar o al tomar decisiones. No estoy acostumbrada a esto porque nunca había tenido una relación tan en serio con alguien al que quiero, lo siento, ¿vale?
-No, yo soy el que lo siente, no debería de haber utilizado ese tono contigo.- besa mi sien derecha.
-Te perdono si me das esa tostada.- él sonríe y me la ofrece.
-Toda tuya ángel.-cojo la tostada de mantequilla y mermelada de fresa y le doy un mordisco mientras Pablo prepara otra.- Por cierto, ¿qué hacemos desayunando si íbamos a ir a desayunar con mi madre y con mi hermana?- cuestiona y abro los ojos cuando estoy a punto de llevarme otro mordisco de la tostada a la boca. Alzo la mirada al reloj de aguja blanco que cuelga de la pared de la cocina de mis padres, y no solo me he retrasado 10 minutos, sino que han pasado otros 10 minutos.
-Ya llegamos muy tarde, supongo que ya habrán empezado a desayunar, así que da igual.- digo volviéndome a llevar la tostada a la boca.
-Bueno, pues si ya llegamos tarde por retrasarnos un poco más no creo que pase nada.- susurra Pablo y no entiendo a qué se refiere hasta que rodea mi muñeca derecha con su mano y tira de mí para sentarme en su regazo. Sus ojos viajan por todos los rasgos de mi cara y yo juego con su pelo que está de un tono más claro, casi rubio, debido a la luz que entra por el ventanal de la cocina. Una sonrisa aparece en sus labios sin ningún motivo y me puedo imaginar lo que está pasando por su cabeza.
-¿Qué?- pregunto con una sonrisa, él mueve sus manos hasta mi cintura y esconde una mano por debajo de mi vestido, haciendo que se me remangue hasta los muslos.
-Nada.- aparta el tirante de mi vestido y besa mi hombro descubierto, mordisqueando mi piel poniéndome los pelos de punta.- ¿No te apetecería...?- no termina la frase, simplemente se dedica a sonreírme pícaramente mientras yo paso mi dedo índice por su ceño fruncido.
-¿Qué te pasa últimamente con el sexo?- cojo un trozo de tostada y se la meto directamente en la boca, el rueda los ojos mientras mastica y aprovecho a besarle la frente. Su mano derecha dibuja grandes círculos en mi vientre y no puedo evitar reír por las cosquillas que me está haciendo.- En serio.- pongo mi mano sobre la suya para parar sus constantes movimientos.-Tienes un problema.
-Perdona, pero la única obsesionada con el sexo eres tú.- con su dedo índice pone rápidamente un poco de mermelada de fresa sobre mi hombro, justo al lado del tirante, sin llegar a mancharlo y antes de que pueda decir algo utiliza su maldita boca sexy para limpiar mi piel.
-Pablo, eso es asqueroso.- me quejo y como respuesta él succiona fuertemente mi piel, asegurándose de dejar marca, y cuando por fin levanta la cabeza puedo comprobar que hay un enorme círculo rojo sobre la superficie de mi hombro. Es tan grande que estoy segura de que no podré taparlo ni con capas de maquillaje.- Pablo, tenemos que hablar seriamente.- él se relame sus labios rojos e hinchados y no puedo apartar los ojos de ellos, y sonríe cuando se da cuenta.- No soy comida, ¿vale? No intentes comerme. - mi queridísimo novio suelta una carcajada antes de juntar fuertemente sus labios con los míos, él sabe perfectamente cómo hacer que me calle y me encanta que lo haga de esta forma, me encanta que me bese sin avisarme. Su lengua juega con la mía y vuelve a sorprenderme mordiendo suavemente mi labio inferior, tirando de él. Se levanta del taburete y sujetándome de la cintura camina por la cocina y cuando sale de ella dejo inmediatamente de besarle.
-¿Qué haces?- él no responde, sino que vuelve a buscar mis labios y me alejo de su preciosa cara.- Vamos a llegar muy tarde, voy a llegar muy tarde.- Pablo anda por el pasillo conmigo en brazos.- ¡Bájame!- pido y se para en el inicio de las escaleras y por un momento creo que va a bajarme pero recuerdo que Pablo siempre hace lo contrario a lo que le pido. Baja sus brazos a la parte trasera de mis rodillas y pone todo mi cuerpo sobre su hombro derecho, como si fuera un maldito saco y por si no fuera suficiente, debido a la gravedad, el vestido se me baja hasta la cintura.
-Bonito tanga.- comenta y le doy un manotazo en el bajo de la espalda mientras noto el calor subiendo por mis mejillas.- ¿Alguna vez te he dicho que eres adorable cuando te sonrojas?
-Te odio.- suspiro fuertemente y le vuelvo a pegar,  ni siquiera puede verme la cara y ya sabe que me he puesto roja.- Pablo en serio, tu madre y tu hermana me están esperando, voy a quedar mal.
-No pasa nada si te retrasas 10 minutos más.- dice subiendo el primer escalón que hay y como sé que nada que le diga va a hacerle cambiar de opinión empiezo a patalear como si fuera una niña pequeña, no estoy orgullosa de mi actitud, pero a veces funciona.- Vamos ángel, sólo uno má...- la voz de Pablo se ve interrumpida por la voz, por la voz de, mierda. Por la voz de mi madre.
-No es lo que una espera ver cuando vuelve a casa.- levanto la cabeza para ver a mi madre en el rellano de la puerta, con el manojo de llaves en una mano, a centímetros nuestra ya que no nos habíamos movido del primer escalón. Sus ojos están exagerada y justificadamente abiertos mientras que en su boca hay una sonrisa burlona. Pablo se gira ya que la estaba dando la espalda y me deja rápidamente en el suelo. Bajo el escalón que me separa del suelo, cojo el dobladillo inferior de mi vestido y tiro de él para cubrir lo más posible mi ropa interior.
-Val.- Pablo habla por primera vez rompiendo el incómodo silencio y me hace un gesto con la barbilla, bajo la mirada a mi escote para ver lo que me está señalando. Al haber tirado tanto del vestido ahora todo mi sujetador estaba al descubierto, me coloco lo más rápido posible el vestido mientras noto más calor subiendo por mis mejillas. Cojo el brazo de Pablo y tiro de él para salir por la puerta aún abierta y antes de cerrarla puedo oír a mi madre gritar:
-Voy a hacer como si esto no hubiera pasado.- eso no se lo cree ni ella.
-Mierda.- bajo las escaleras del porche de dos en dos, y cuando estoy a punto de abrir la puerta de fuera veo que Pablo sigue en el umbral de la puerta de mi casa y empieza a reírse, como si lo que nos acaba de pasar fuera gracioso.
-Me he dejado el móvil en tu habitación.
-¿Pretendes entrar?
-Claro.- dice tranquilamente y suelto una carcajada irónica.
-Pues buena suerte.- pongo la mano en el manillar y abro la puerta de metal.
-Pero si ha dicho que lo iba a olvidar.
-Créeme, mi madre es una pesada, no lo va a olvidar tan fácilmente, probablemente esté llamando ahora mismo a mi padrastro por teléfono para contárselo.
-Bueno, em...Creo, creo que sobreviviré unas horas sin el móvil.- baja más rápido las escaleras de lo que yo lo había hecho, coge mi mano y nos alejamos de mi casa.- ¿Crees que se lo va a contar a mi madre?
-¿El qué? ¿Qué me ha visto en ropa interior mientras tú me llevabas a la cama? Probablemente sea el tema de conversación en todas las comidas familiares que tengamos.
-En realidad ha sido divertido.- dice con una sonrisa mientras andamos por la acera. Cuando salimos de la urbanización y pasamos por los restaurantes, los rayos de sol se reflejan en el mar creando distintos tonos de colores, creando un ambiente cálido.
-Te odio, en serio, lo hago.-él besa mi mejilla mientras nos acercamos a la cafetería donde me habían dicho su hermana y si madre, ahí habíamos quedado para desayunar.
-Sólo espero que tu padrastro no se entere, probablemente me mataría.
-Sí que lo haría.- susurro antes de llegar a la mesa de la terraza donde están sentadas Elena, Casilda y Sofía.
-¡Tío Pablo!-grita Sofía levantándose del regazo de su madre y corriendo hacia Pablo, yo beso la mejilla de Elena y abrazo a Casilda para sentarme en la silla que hay a su lado.
-¿Por qué has traído a Pablo?- pregunta Casilda y yo encojo los hombros.
-Yo también te quiero hermanita.- responde Pablo irónicamente arrastrando una silla de metal con Sofía en sus brazos para ponerla a mi lado.
-Hola peque.- saludo a Sofía cuando la cojo en brazos y la siento en mi regazo.
-Te he echado de menos tía Val.- dice jugando con mi pelo.
-Y yo a ti bonita.
-¿Qué te ha pasado aquí?- pregunta señalando el maldito y enorme chupetón que hay en mi hombro, noto las miradas de Elena y Casilda en mi esperando una respuesta de mi parte.
-Me he quemado.
-Se ha dado un golpe.- dice Pablo a la vez que yo respondo y le doy una patada por debajo de la mesa.
-¿Por qué habéis llegado tan tarde?- pregunta esta vez Casilda, y yo que pensaba que el día no podía ser más incómodo.
-En fin... ¿Habéis desayunado?- habla Elena cambiando el tema y la miro agradeciéndoselo ya que la conversación se estaba volviendo muy incómoda, ella me mira con una sonrisa.
-Sí, como ya llegábamos tarde hemos desayunado en mi casa.
-¿Por qué has traído a Pablo?- vuelve a preguntar Casilda y ruedo los ojos.
-Es mi novio, vamos juntos a los sitios.
-¿Por qué no puedo estar aquí?
-Porque es un desayuno de mujeres.
-¿De que vais a hablar?
-Mamá y yo hemos pensado en hacerle una fiesta a Alejandra en su nuevo piso.
-¿Pretendéis ir hasta Córdoba?- pregunta Pablo mientras Sofía saca servilletas del dispensador para doblarlas simultáneamente.
-Vamos a hacerle una fiesta en el piso de Málaga.
-¿Qué piso?- preguntamos Pablo y yo a la vez, Pablo me había dicho que Alejandra no iba a seguir viviendo en casa de los padres de Pablo, sino que iba a volverse a Córdoba, pero no teníamos ni idea de que se había comprado un piso.- ¿Alejandra se ha comprado un piso en Málaga?- digo lo que Pablo también está pensando.
-Se lo hemos comprado nosotros.- contesta Elena y Sofía tira las servilletas al suelo.
-¿Qué?- pregunta en tono alto Pablo.- No tenemos casi dinero, no podemos comprarle un piso
-Pablo, tranquilo.- Elena pone su mano sobre la de su hijo en un modo maternal que me hace sonreír, aunque me preocupa el hecho de que Elena y Salvador no tengan casi dinero, ni siquiera lo sabía, con la muerte de Salva y con todo el tema de Simon apenas habíamos tenido tiempo de hablar de otros asuntos.- Que Alejandra viva aquí es lo más importante, es lo que tu hermano querría, la familia es lo más importante. Ya nos las arreglaremos.
-¿Por qué no nos habéis dicho nada? Podríamos haber puesto algo de dinero, yo podría haberos ayudado, tengo algunos ahorros...- intervengo pero Elena me corta rápidamente.
-No no, os acabáis de mudar y la casa no tenía muebles, además tú estás con el disco y eso son muchos gastos. En serio, no os preocupéis.- nos sonríe amablemente.
-En fin...-Casilda cambia rápidamente de tema.- Ya que estás tú aquí llévate a Sofía y dedícate a entretener a Alejandra mientras nosotras organizamos la fiesta.
-¿Y por qué una fiesta?- Pablo coge a Sofía de mi regazo y la sienta en el suyo mientras dibuja flores en otra servilleta con un bolígrafo que le ha dado su madre.
-No sabe que le hemos comprado un piso, y hemos llamado a su familia para que venga desde Córdoba. Además, últimamente no sale de casa y necesita que la animemos.
-¿Le va a parecer bien vivir aquí?- Casilda alza una ceja ante la pregunta de Pablo.
-Claro que le va a parecer bien, Dios es como si no quisieras que se mudara.
-Claro que quiero Casilda, no pienses eso, solo que todo esto me parece muy precipitado y más si ella no sabe nada.
-Por eso es una sorpresa.- comenta exhausta y Elena le pide la cuenta al camarero.- Bueno, llévate a Sofía e id a buscar a Alejandra, llévatela de compras o lo que sea.
-Está de nueve meses, lo último que va a querer es andar por un centro comercial.
-Dios que negativo estás hoy.- acerca a la cara a nosotros para que su madre no la escuche y pone sus manos sobre las orejas de Sofía.- Deberíais acostaros más a menudo.
-Ya lo hacemos.- Pablo la guiña un ojo y en ese momento quiero golpearle con el servilletero, a su hermana no le importa nuestra vida sexual, ni a su hermana ni a nadie. El camarero vuelve con un platito con el cambio y Elena deja propina.
-¿Nos vamos ya?- pregunta Casilda poniendo las manos en los brazos de la silla de metal impulsándose para levantarse.
-Sí- contesta Elena y yo también me levanto de la silla.
-Vale, entonces voy a casa, vamos ángel.- dice Pablo y me giro para ver cómo le ofrece la mano a Sofía.
-Cuando hayamos preparado todo te envío un mensaje con la dirección y entonces puedes venir, invéntate una excusa, por favor no la líes.- explica Casilda y Pablo sonríe.
-No la voy a liar. Te veo luego.- susurra antes de darme un beso corto en los labios.- Te quiero.
-Y yo.- consigo decir antes de que se vaya con su sobrina y me quedo mirándoles hasta que doblan la calle y desaparecen.
-Vamos Val.- me llama Casilda y asiento antes de coger mi bolso.
-¿Y dónde está el piso?- pregunto cuando andamos en dirección contraria a la que se habían ido Pablo y Sofía.
-A unas calles, no está muy lejos de la Malagueta.- comenta la madre de mi novio cuando cruzamos el paso de cebra.
-Hemos comprado pintura azul y plantillas para pintar la habitación del bebé, y hemos comprado la cuna, el cambiador y todo eso...- asiento cuando giramos a la derecha y nos paramos en frente de un edificio, que parece tener más o menos cuatro plantas.
-¿Es este?
-Sí.- Elena saca un manojo de llaves de su bolso y con la más larga abre la puerta del portal, subimos un pequeño escalón y entramos en el edificio. El rellano principal es bastante grande de baldosas blancas y paredes de azul oscuro, a la derecha están los buzones y el ascensor mientras que a la derecha está el cuarto del conserje y paralelamente el de los contadores. -Es en la primera planta.- veo como se dirigen al ascensor y pulsan el botón redondo.
-Os espero arriba, no me gustan los ascensores.- Casilda se ríe y niego con la cabeza antes de empezar a subir las escaleras. Cuando llego a la primera planta Casilda y Elena están saliendo del ascensor. En el rellano hay cuatro puertas, la A,B,C y D, y Elena mete la llave en la cerradura de la puerta B. Nada más entrar hay un pequeño pasillo que da al salón, donde hay una cocina americana y todos los muebles están ya colocados.
-No sabía que también habíais comprado los muebles.
-No los hemos comprado, venían con la casa. Al parecer los dueños no los querían.- ando por el salón de paredes blancas que hacen que la estancia parezca mucho más amplia, en la mesa central hay un montón de bebidas y aperitivos que supongo que serán para la fiesta.
-Hay tres habitaciones y un baño. - comenta Elena y Casilda deja nuestros bolsos en la percha que hay junto al sofá.
-Está genial, seguro que a Alejandra le va a encantar.- doy vueltas por el salón para fijarme en los muebles. El sofá tiene forma de L y es de cuero negro y hay otros dos sillones, en el centro del sofá hay una mesa bajita, y finalmente está la cocina con su isla.
-Eso espero, solo nos falta pintar la habitación del bebé, ven.- Elena anda hacia la primera puerta que se puede ver y la abre. La habitación tiene forma rectangular, las paredes son de un color azul clarito, en el medio hay una cuna blanca y al lado un cambiador lleno de peluches.- Hemos trabajado bastante en esta habitación.
-Es preciosa. Pero ya está pintada, ¿queréis cambiar el color?
-No, queríamos que pintaras nubes, y como eres la única de esta familia que sabe pintar te necesitamos.- explica Casilda y sonrío cuando oigo que me mete en el conjunto de "familia."
-Vale.-
-Mira aquí hay camisetas blancas para que no nos ensuciemos, tranquila Valeria que te vamos a ayudar.- Elena me ofrece una camiseta blanca de manga corta que cuando me la pongo me cubre por completo el vestido, recojo mi pelo con una goma del pelo que llevo siempre en la muñeca y como tengo el pelo tan corto se queda como un maldito pompón.- Las brocas y la pintura están aquí.- señala todos los materiales que se encuentran en el suelo.- La verdad es que no tenemos ni idea de cómo empezar es que para pintar la pared llamamos a unos pintores.- me río y niego con la cabeza.
-A ver.- me pongo de rodillas en el suelo.- La pintura hay que echarla en la caja esta.- hago lo que acabo de explicar y echo la pintura blanca en el hueco hondo de la caja.- Y como tenemos que hacer nubes con brochas nos apañamos. Hago yo primero la silueta y luego las vais pintando.- meto la brocha en la pintura y la paso por la redecilla para quitar los restos de pintura y me levanto para empezar a pintar la pared.
-¿Qué tal con la mudanza?- pregunta Elena cuando ya he hecho una nube y ella empieza a rellenarla.
-Eso, ¿os habéis peleado?- cuestiona Casilda con una sonrisa y niego con la cabeza.
-La verdad es que de momento no, llevamos pocos días pero estamos muy felices. Además ahora trabajamos juntos.
-¿Cómo?
-Me lo dijo Pablo.- interviene su madre.- Al parecer Valeria está ayudando a Pablo con lo del disco, es como su representante.- le explica a Casilda.
-Sí.- afirmo cuando vuelvo a poner el pincel en la pared para pintar la quinta nube, aunque me tengo que subir en unas escaleras para conseguir pintarla más alta.
-¿Has dejado la universidad?
-No, le ayudo por las tardes.
-¿Y vas a dejarla? Podrías trabajar en el mundo de la música, como productora, Salva lo era.- me giro al oír las últimas palabras.
-¿Qué?- pregunto mirándola aunque ella sigue pintando el interior de la nube delicadamente.- Pensaba que era arquitecto.
-Lo era, pero cuando Pablo empezó a meterse en el mundo de la música Salva dejó la carrera y estuvo trabajando como su publicista, para apoyarle.- mi boca se entreabre ligeramente ya que no tenía ni idea de eso, Pablo no me lo ha contado en ningún momento.
-No lo sabía...
-Y Casilda está abriendo una empresa.- comenta Elena cambiando de tema.
-¿Qué? ¿Una empresa de qué? -¿por qué Pablo no me ha contado nada de esto?
-Diseño de interiores.- responde como si estuviera cansada del tema y no orgullosa, estoy segura de que su madre se lo ha contado a muchísima.
-Pero si estás licenciada en filosofía.
-Ya, pero el diseño de interiores me encanta.
-Pues podrías venirte a Madrid y ayudarme con la casa.- cuando pronuncio la palabra Madrid se enciende una bombilla imaginaria en mi cabeza.- Hablando de Madrid...-dejo la brocha en la caja y me siento en la escalera para que me miren.- Como el cumple de Pablo es el mes que viene, había pensado que todos os vinierais a Madrid y le hacemos una fiesta sorpresa, sin que se entere de que vais, claro.
-¡Dios, sí!- exclama Elena y rápidamente viene a abrazarme.- Muchísimas gracias por hacer esto por Pablo e intentar que la familia siga estando unida.- dice besando repetidamente mi mejilla.
-Yo...No me tienes que dar las gracias.- susurro y termino de pintar la nube.- Cuando se me vaya ocurriendo lo que podemos hacer os aviso.
-Gracias cariño.- vuelve a repetir y asiento girándome para ver a Casilda, no parece feliz, el entusiasmo que tanto la caracterizaba ha desaparecido desde la muerte de Salva, y lo entiendo, no tiene que ser fácil perder a tu hermano pequeño.
-Esto ya está.- dice cuando termina de pintar la última nube que acabo de hacer, miro la habitación y la pared azul está llena de nubes, parece el mismo cielo, y a Alejandra le va a encantar.
-Vamos a recoger esto que su familia está a punto de llegar.


El timbre resuena por todo el piso y es Elena la que abre la puerta, y de un momento a otro un montón de gente empieza a entrar por la puerta. Es tanta gente que por un momento me preocupa que no lleguemos a caber todos en el salón. Habíamos colocado las bebidas y la comida estratégicamente por el salón y en la pared encima del sofá habíamos puesto una pancarta en la que habíamos pintado con spray "Feliz nueva casa."
Cuando ya han entrados todos en el piso Elena cierra la puerta y puedo llegar a contar 12 personas y luego, unos 3 niños.
-Hola bonita.- me giro y veo a la madre de Alejandra delante de mí esperando a darme un abrazo y eso hace.
-Hola Esperanza.- sonrío y la devuelvo el abrazo. Es de las pocas personas que conocí en la boda, y de las pocas que conozco que hay ahora mismo, aunque la mayoría me suenan del funeral.- Ya se lo he dicho a Elena, muchas gracias por hacer esto, en serio.- dice después de abrazar también a Casilda.
-No tienes que agradecer nada, Alejandra es parte de nuestra familia y no queremos que piense que ahora que no está mi hermano no hay nada que nos vincule a ella. ¿Os parece bien que le hayamos comprado el piso?-
-No, claro que no cielo. Aquí va a estar, de alguna manera, más vinculada a Salva.- Esperanza no puede decir nada más ya que enseguida llaman al timbre.
-Ese tiene que ser Pablo.- dice Elena rápidamente.- Vale, ahora no hagáis ruido, y cuando entre todos gritamos "sorpresa" ¿vale?- todos los que están en el salón asienten con la cabeza sin decir nada y tengo ganas de reírme debido a lo graciosa que es la escena. Miro como Elena abre la puerta y oigo como saluda a Pablo, cuando Alejandra entra al salón todos hacemos lo que nos ha dicho Elena y gritamos. Alejandra abre exageradamente los ojos y por un momento creo que le va a dar un infarto ya que no pronuncia ninguna palabra, detrás de ella está Pablo con Sofía a sus brazos.
-No entiendo nada.- es lo único que dice cuando ve a toda su familia enfrente de ella.
-A ver.- Elena se pone en medio de la multitud y le enseña el manojo de llaves.- El piso es para ti Alejandra.
-¿Qué?- se lleva las manos a la boca antes de casi arrancarle las llaves de la mano y la abraza. Todos empiezan a acercarse a ella y Casilda y yo nos quedamos alejadas junto a la encimera de la cocina.
-¿Me echas champán?- me pregunta Casilda ofreciéndome su copa, la música empieza a sonar suavemente y la verdad es que no tengo ni idea de quién la ha puesto. La familia de Alejandra está por todo el salón, algunos de pie y el resto sentados.
-Claro.- cojo la botella de champán de la encimera y agradezco que ya esté abierta, la cojo del culo y la pongo sobre la copa de Casilda mientras dejo que el líquido caiga. La copa se va llenando lentamente y busco a Pablo por la habitación ya que no le he vuelto a ver desde que ha comenzado la fiesta. Miro rápidamente entre la gente hasta que le encuentro, está justo al principio de la encimera en forma de L y no me puedo creer que no le haya visto antes.- Mierda.- dejo la botella de champán en su sitio una vez que he llenado la copa de Casilda, la cojo del brazo y la acerco a mi.-¿Quién es esa?- pronuncio cada palabra lentamente mientras miro a una chica pelirroja, alta y de muy buen tipo que está dándome la espalda y hablando con Pablo, hablando excesivamente cerca de mi novio.
-¿Quién?- pregunta Casilda mirando a otra dirección y muevo su cara con mi mano para que mire lo que estoy mirando.- Ah, creo que es prima de Alejandra, estaba en la boda, ¿no la vistes?
-No.- suelto de forma cortante justo cuando la prima de Alejandra se da la vuelta sonriendo y puedo ver con facilidad su cara, sus ojos verdes destacan en contraste con el color de su pelo y su sonrisa es amplia con los dientes perfectos. Es guapísima y al parecer Pablo es consciente de ello ya que la mira sonriente.- Está claro que en la boda no ligaba tanto con Pablo, me habría dado cuenta.- La mirada de Pablo se topa con la mía y me sonríe, pero parece notar la mirada de asco que les estoy echando ya que coge su bebida y viene directamente a donde estamos nosotras.
-¿Val?- pregunta cuando ya está a mi lado y pone su mano sobre la mía.
-Os dejo.- dice Casilda antes de alejarse y dejarnos solos.
-¿Estás bien?
-Tenemos que dejarlo.- las palabras salen rápidamente de mi boca sin que pueda evitarlo, mierda.

El Buen Amor (Pablo Alborán)Where stories live. Discover now