Capítulo 85: "Extraña Sensación. Parte 2."

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Canción Only You, Selena Gomez.

-Lo siento mucho.- dice con un marcado acento británico y mi corazón empieza a latir fuertemente.- Has sufrido un aborto.

En el momento en el que pronuncia esas palabras siento que voy a vomitar y tengo que respirar profundamente para que las arcadas desaparezcan. Noto la bilis recorriendo mi garganta y trago fuertemente, frunciendo el ceño por el asqueroso sabor.

-Eso es imposible.- murmuro entrecortadamente y me llevo la mano al pecho, intentando deshacer la presión que me impide respirar. Siento un puño alrededor de mi corazón, apretujándolo fuertemente, impidiendo que la sangre corra por mis venas.

La mano de Pablo deja caer la mía, pero estoy demasiado desconcertada como para que me importe. Centro la mirada en la pequeña ventana que hay justo en frente de la cama, la persiana está subida, lo que me permite ver como el sol va cayendo, escondiéndose entre los árboles. Quito la mirada del oscuro cielo, ni siquiera sé que hora es, y miro rápidamente todo lo que hay en la habitación. Es una típica habitación de hospital, todo es de un color blanco deprimente, al fondo de la habitación hay un par de sillones, y en el lado izquierdo una puerta que imagino que es el baño. Me fijo en la cantidad de aparatos que hay junto a mi cama, y veo como una bolsa llena de líquido se conecta a mi antebrazo a través de una aguja, me lo han debido poner mientras estaba desmayada. Intento mantenerme distraída, para retrasar todo lo posible lo que está a punto de pasar.

-No sabía que estabas embarazada.- escucho de fondo las palabras de mi padre, parece preocupado, pero sigo sin asimilar todo lo que está pasando.

-Ella no está...no estaba embarazada.- asegura Pablo y giro el cuello para mirarlo, su cara está completamente pálida, como si toda la sangre hubiese desaparecido de su cuerpo, como si su corazón hubiese dejado de latir. Me pregunto si yo me veo igual.

-Oh, yo creía que lo sabíais.- se lamenta la doctora, no recuerdo si me ha dicho su nombre, y gira la pantalla del ultrasonido para evitar que veamos la imagen que muestra lo que hay en mi vientre. – Por el tamaño del embrión diría que estabas embarazada de un mes.

-¿Lo sabías? –pregunta Pablo y de alguna manera siento que me está acusando de haberle ocultado todo esto.

-¡Claro que no!- chillo inconscientemente.

Cierro fuertemente los ojos y me tapo la cara con las manos, sintiendo como el corazón se me rompe en pedazos. Noto las lágrimas cayendo de mis ojos y siento un fuerte dolor en el pecho que me impide respirar con facilidad.

He estado un mes embarazada, una vida ha estado creciendo dentro de mí, y no he sido capaz de darme cuenta. He estado tan ocupada el último mes, viajando de Málaga a Madrid, estudiando, trabajando y discutiendo con Pablo, que no he sido consciente de que no me había bajado la regla en más de un mes. Ahora entiendo por qué he estado tan inestable emocionalmente, y que, a diferencia de lo que creía, no había engordado, he estado todo el tiempo embarazada.

Las lágrimas caen a mayor velocidad por mis mejillas, tengo ganas de gritar y de encogerme hasta el punto de desaparecer.

Una mano acaricia mi espalda, con movimientos circulares, dulcemente, como si intentara eliminar todo el dolor que estoy sintiendo. Aparto las manos de mi cara y me limpio las lágrimas, tardo unos segundos en dejar de ver borroso; y veo que mi padre ha ocupado la silla de Pablo, y a diferencia de lo que pensaba, es él el que me está acariciando.

En cambio, Pablo está de pie, se ha alejado unos metros de mí y evita mi mirada. El hecho de que no quiera mirarme duele, pero no tanto como perder a un bebé, nada es comparable al dolor que siento en el pecho.

El Buen Amor (Pablo Alborán)Where stories live. Discover now