Capítulo 84: "Extraña Sensación. Parte 1"

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* AHHHHHH HOY ES EL CUMPLE DE PABLETE *

Canción Something Just Like This, The Chainsmokers & Coldplay.


-Te he ganado.- exclamo en el momento en el que llegamos al porche. Respiro entrecortadamente y me siento en una de las sillas blancas que hay junto a la puerta.

-Por poco.- Pablo se tira en la silla que hay a mi lado y se lleva la mano al pecho, respirando profundamente, está tan cansado como yo.

Habíamos decidido salir a correr al amanecer, antes de que todos se despertaran, principalmente para evitar el calor. Miento al decir que es algo que planeamos anoche, ha sido Pablo el que me ha despertado a las seis de la mañana porque tenía ganas de hacer ejercicio en Hyde Park. Lo último que me apetecía era volver a despertarme tan pronto, teniendo en cuenta lo mucho que madrugué ayer. Sin embargo, estoy deseando perder de vista los rollitos de grasa que se han acumulado en mi tripa y que se resisten a desaparecer.

-Tengo mucho sueño y estoy muy cansada.- me quejo con un bostezo mientras me quito la gorra de la cabeza y me quito la goma de la cabeza, dejando caer mi pelo por mi espalda.

-Pero ha merecido la pena, hace un día increíble.- comenta y ruedo los ojos, es verdad que hace un buen día, pero hace demasiado calor. Ahora mismo me gustaría estar metida en la cama, con el aire acondicionado encendido, y sin despertarme hasta dentro de un par de horas.

-Ya estarán todos despiertos.- aseguro tras comprobar mi reloj y ver que las manecillas marcan las ocho y media.

-Lo dudo.- lo miro a través de mis gafas de sol y veo como me sonríe, no entiendo cómo consigue estar tan guapo después de hacer deporte. Lleva puestas las gafas de sol, y su perfecta sonrisa resalta con su bronceada piel, los rayos de sol hacen que su pelo brille con tonos rubios. El simple hecho de mirarle me deja sin respiración.

-Estás guapísimo.- confieso y paso mi mano por su hombro después de haberme levantado de la silla y estirado mi cuerpo.

-Oh...Gracias.- coge mi mano y la besa.

-Voy a ver si están despiertos.- saco la llave del bolsillo de mi pantalón y abro la puerta blanca, entro en la casa y ando por el pasillo hacia el salón, dónde también está la cocina. Está completamente vacío, no hay ni rastro de mi querida familia, Pablo tenía razón, deben estar durmiendo. Cómo los envidio.

-Te lo dije.- recuerda Pablo a mis espaldas, ni siquiera me había dado cuenta de que me ha seguido.

-Podemos aprovechar y tomar el sol.- sugiero y corro las cortinas de la puerta de cristal que da al jardín. Salimos y me quito los zapatos para pisar el césped descalza, me siento en la hamaca donde nos tumbamos Pablo y yo anoche, y me quito la camiseta. La hoguera que encendimos está completamente apagado, el fuego ha consumido todos los troncos que mi padre puso.

-Tengo que decirle a mi padre que limpie la piscina.- comento cuando veo que la lona sigue ahí, cubriendo el agua, y estoy deseando bañarme.

-Estaría genial darse un baño.- admite y se quita la camiseta, mis ojos se desvían a sus definidos y bronceados abdominales.

-Te odio. – murmuro y me tumbo boca abajo con los ojos cerrados, recibiendo agradecida los rayos de sol. Estamos tanto tiempo callados, tomando tranquilamente el sol, que me quedo dormida durante unos segundos.

-¿Eres consciente de que dentro de un mes hacemos un año juntos? – Pablo rompe el silencio y me giro para mirarlo, está boca arriba, apoyado en sus antebrazos.

-Lo sé, el tiempo pasa volando.

-Hemos vivido muchas cosas en tan solo un año.

-Lo hemos dejado dos veces en solo un año.- recalco y me tumbo boca arriba cuando noto que mi espalda está empezando a arder. Mi objetivo es ponerme morena, pero soy tan blanca de piel, que nunca consigo hacerlo, siempre acabo quemándome.

El Buen Amor (Pablo Alborán)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora