Capítulo 75: "Foto en familia."

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-¿Qué?- habla Pablo por primera vez desde que le ha metido el puñetazo a David. Miro al suelo, y debajo de donde está Alejandra, hay un gran charco de agua. Bueno de líquido amniótico, y si no fuera por lo cabreada que estoy probablemente me daría mucho asco.
-Vale, vale, vale.- intento mantener la calma, aunque en estas situaciones no suelo lograrlo, siempre que pasa algo malo soy la primera en ponerse histérica.
-Vamos corriendo al hospital.- dice Elena, la única persona decente en este momento. Todos la miramos sin poder reaccionar, como si hubiéramos entrado en un estado de shock. No me puedo creer que todo esté pasando hoy, se suponía que iba a ser el día de Pablo, se suponía que todo iba a salir bien.
-Id yendo, voy luego.- todas las miradas pasan de mirar a Elena a mirarme a mí, Elena, Salvador y Casilda asienten, y finalmente salen del local junto a Casilda.- Pablo, tú también.- le digo antes de dar media vuelta, tengo que buscar a Jorge e intentar arreglar esto. Necesitamos el dinero, y no creo que nos paguen después de la que ha liado Pablo, bueno, de la que ha liado David, aunque esto también es mi culpa.
-No, me quedo contigo.- dice sujetándome la mano haciendo que me dé la vuelta.
-Pablo, vete con ellos, tengo que arreglar esto.- digo con el tono más duro posible le quiero y sé que si se queda conmigo voy a acabar más enfadada de lo que estoy. Quiero decirle que no estoy enfadada con él, sino que estoy furiosa conmigo misma porque nada está yendo bien, pero las palabras no salen de mi boca.
-Yo...lo siento.- se disculpa y no digo ninguna palabra, sino que voy a buscar a Jorge, aunque primero recojo la guitarra de Pablo del escenario y la guardo en su funda, la gente ha vuelto a sus conversaciones y espero que no estén hablando de lo que acaba de pasa, aunque está claro que lo están haciendo. Me paso la correa de la guitarra por la espalda y encuentro a Jorge detrás de la barra dándole una fregona a un camarero.
-Jorge siento muchísimo lo que acaba de pasar, te pido perdón de parte de los dos. No sé qué le ha pasado, se ha descontrolado todo.- me disculpo rápidamente y tengo que repasar mentalmente lo que acabo de decirle para ver si tiene algún sentido.
-Tranquila Valeria, he visto lo que ha pasado, solo defendía a su chica, yo también lo habría hecho.- dice y no me esperaba para nada esa respuesta, y en parte me alivia.- Pero que no vuelva a pasar.
-Lo hablaré con él, lo siento mucho.- me disculpo de nuevo y él niega con la cabeza.
-Estoy más preocupada por la mujer que acaba de romper aguas.- señala con la cabeza el lugar donde Alejandra ha roto aguas hace unos minutos, el camarero al que Jorge ha dado la fregona está limpiando el suelo para que nadie se resbale.
-Es mi cuñada, ahora mismo voy al hospital.
-Entonces no te hago esperar, toma.- saca un sobre del mostrador y me lo ofrece.- Lo que acordamos. ¿Qué te parece si viene a cantar más veces? Hoy la gente se ha quedado contenta.-comenta con una sonrisa y estoy a punto de reírme a su casa, está claro que la gente no se ha quedado contenta, ha habido una maldita pelea. Una maldita pelea que ha protagonizado el cantante que han ido a ver.
-¡Sería genial! Pero nosotros vivimos en Madrid.
-¿Qué tal una vez cada dos meses?
-Eso sería perfecto, nos mantenemos en contacto.- me despido dándole dos besos y salgo lo más rápido posible del local. Gracias a Dios Pablo se ha ido en coche con sus padres y me ha dejado el suyo. Cuando llego al coche de Pablo guardo su guitarra en el maletero y me subo en el asiento, me abrocho rápidamente el cinturón con mis manos temblorosas y veo como mis uñas ya no están cubiertas con pintauñas, y no recuerdo en que momento me lo he quitado. Saco mi móvil del bolso, que dejo en el asiento del copiloto, y veo un montón de llamadas perdidas de Pablo, al igual que mensajes de disculpas. No respondo a ninguno ya que prefiero tranquilizarme antes de responderle de forma grosera. En uno de los mensajes Pablo me ha escrito el nombre del hospital, así que lo pongo en el GPS y arranco.
El hospital está más cerca de lo que me imaginaba, no pregunto por el nombre de Alejandra en recepción ya que habrán llegado hace poco y no lo habrán apuntado aún, en cambio pregunto por la sala de paritorios. La enfermera me indica donde está, me quito los tacones y corro hacia ese pasillo intentando no resbalarme, malditas medias. Cuando llego al pasillo veo a los padres de Pablo y a Casilda sentados en una silla, pero mi novio no está por ningún lado.
-¿Y Alejandra?-
-Dentro.- dice Casilda señalando a la puerta que hay al lado, de donde provienen gritos, vale, está es una de las razones por las que tener hijos no me parece una idea tan bonita.
-¿Y Pablo?
-En el baño, se está lavando las manos, va a entrar.
-¿En serio?- ella asiente y aprovecho a sentarme en la silla libre que hay a su lado, tiro los zapatos a un lado, y me acomodo en la silla, esto va para largo. Hay madres primerizas que pueden estar hasta 24h de parto, otra razón por la que no quiero tener hijos.
-10 euros a que se desmaya.- me ofrece Casilda la mano haciéndome soltar una carcajada rompiendo el silencio.
-Acepto.-estrecho su mano.- Voy al baño.- ella me indica donde están, y descalza ando hacia ellos, estoy completamente muerta y me duelen muchísimo los pies. El día ha sido tan largo que parece que han pasado cuarenta y ocho horas desde hoy por la mañana. El reflejo de mi cara en el espejo, gracias a dios, es el mismo que cuando salí de casa. El maquillaje está en perfectas condiciones y ni siquiera entiendo cómo es eso posible, al igual que mi pelo, aunque está un poco despeinado. Recojo mi pelo en una coleta alta y abro el grifo, dejando las manos bajo el agua fría.
-Valeria.- escucho mi nombre y subo la mirada al espejo para encontrarme con la cara reflejada de Pablo, me llevo la mano al pecho del susto que me acaba de meter, me giro para poder tener un contacto directo con él.
-Pablo.- susurro su nombre y nos quedamos unos segundos mirándonos, y él acorta la distancia en largos pasos, y me abraza por detrás, tan fuerte, como si le fuera la vida en ello.
-Lo siento tanto.- me susurra y me giro para poder devolverle el abrazo. Su cara está en el punto donde se unen mi cuello y mi hombro, escondida entre mi pelo y le noto inhalar mi colonia de coco. Paso mis brazos por su espalda ahora más tranquilizada.
-Está bien Pablo, lo he arreglado con el dueño del bar.
-No me importa el dueño del bar, me importas tú. ¿Estás bien?- me acaricia la mejilla y no quita la mirada de mis ojos en ningún momento.
-No estoy enfadada contigo, pero cuando me dijiste al salir de tu casa que ibas a pegar a todo el que me mirara no pensaba que iba en serio. No puedes pegar a la gente así por así.
-Era un buen motivo...-le miro y alzo una ceja.- Lo sé, no debería de haberlo hecho.- besa mi frente.- Cuando me has dicho que me fuera, de verdad pensaba que no ibas a volver a hablarme.
-No voy a dejar de hablarte por esto, ya hemos pasado por demasiado como para que lo dejemos por una pelea. Pero no puede volver a pasar, que tú tengas celos da a entender que no confías en mi.- le digo porque entiendo que no confíe en mí, y menos después de lo de Simon, pero espero estar equivocada.
-Confío en ti, no en él, ni en ningún chico que se te acerque. Sé en lo que piensan los hombres, y con solo ver cómo te miraba y te tocaba... me podía imaginar lo que estaba pensando, tuve que pegarlo, y volvería a hacerlo.- involuntariamente una sonrisa se dibuja en mis labios, pero niego con la cabeza rápidamente para que desaparezca. La violencia no es la solución.
-No, no lo vas a volver a hacer. Pablo yo te quiero por cómo eres, eres la persona más dulce del mundo y verte pegando a desconocidos me duele y me decepciona, tú no eres así y no me gusta ese Pablo. Yo quiero a este Pablo, el que ha entrado en el baño de señoras para pedirme perdón.
-No lo volveré hacer si eso te hace sentir mal, de verdad que lo siento.- le sonrío- ¿Estamos bien?- me pregunta y le respondo besándole, sus manos pasan a mi culo, me agarra y me sube al lavabo, el vestido se me sube casi a las caderas, y sería tan fácil hacerlo aquí y ahora. Él piensa lo mismo cuando junta sus caderas a las mías y se mueve sin dejar de besarme. Su mano va debajo de mi vestido y con los dedos rompe la fina tela de mis medias, y mete la mano dentro de mi tanga. Pongo mi mano encima de la suya para pararle, pero él sabe que no quiero que pare, Dios, claro que no quiero que pare.
-Para...-susurro sobre sus labios.- tu sobrina está a punto de nacer.
-Lo sé, y son muchas horas de parto.- su mano se mueve bajo mi tanga y no puedo evitar gemir alto, pero él me calla con un beso.- Solo necesito unos minutos.- sorprendentemente hay un cerrojo en la puerta y Pablo lo pone, esto debe de ser de todo menos higiénico y realmente me da igual. Solo va a necesitar unos minutos. Con mis manos desabrocho el botón de sus vaqueros y se los bajo hasta los muslos.
-Esta va a ser una historia muy bonita de contar a tu sobrina cuando te pregunte que hacías el día que nació.
-Le diré que solo estaba agradeciéndole a su tía lo mucho que había hecho por mi ese día.- saco del bolsillo de mi americana un preservativo y se lo ofrezco, él sonríe, saca su mano de mí y lo abre.
-No me creo que vayamos a hacerlo aquí.- me cubro la cara con mis manos.- Somos unos guarros.
-No lo somos, somos dos personas que se quieren y que quieren demostrar su amor en este momento y este es el único sitio privado donde pueden hacerlo.- explica mientras me baja la cinturilla del tanga y me sube más el vestido, no me creo que pueda embellecer tener sexo en el baño de un hospital, con sus palabras hacer esto parece hasta una buena idea.- Bueno dejemos de hablar, solo tenemos cinco minutos.- dice antes de entrar fuertemente en mí, gimo demasiado alto.- Seguimos estando en un hospital.- suelto una carcajada y vuelve a besarme para que me calle. Pone la palma de la mano sobre mi boca para que mis gemidos se insonoricen, aprieto mi agarre sobre su brazo dejando la huella de mis dedos en él.

-¿Ves? Cinco minutos.- sonríe cuando se vuelve a abrochar el pantalón.
-Me tienes que comprar unas medias.- digo aún sentada en el lavabo. Pablo vuelve a acercarse y se agacha ante mí, pone las manos en la cinturilla de las medias y las va bajando besando mis piernas. Cuando por fin me las quita las tira a la papelera que hay junto a la puerta.
Me bajo el vestido mientras Pablo desbloquea la puerta y entrelaza nuestras manos cuando salimos del baño de mujeres, gracias a Dios no hay nadie fuera, así que andamos rápidamente hacia el pasillo. Como Pablo dijo, hemos tardado cinco minutos exactos.
-Estoy nervioso, no me veo capaz de entrar.- dice cuando doblamos la esquina y vemos a todos en el mismo sitio que antes.
-Lo vas a hacer bien, solo dale la mano y no te desmayes.- él se ríe.- En serio, no te desmayes.-
-No lo haré. Así me preparo para cuando nazcan los nuestros.- ruedo los ojos y le doy un apretón en el hombro para que entre en la habitación, se despide de nosotros y abre la puerta, y yo vuelvo a sentarme en la silla.

Pasan minutos, horas, gritos interminables hasta que Pablo por fin sale por la puerta. Casilda y yo pasamos todo las horas jugando al parchís en mi móvil, incluso nos habíamos quedado dormidas un par de veces, y si nosotras estábamos agotadas no me puedo imaginar cómo tiene que estar Alejandra. Cuando Pablo sale por la puerta los cuatro nos levantamos automáticamente. Todos tenemos las ojeras bien marcadas.
-Ya está.- comenta Pablo con una gran sonrisa, haciendo que sonría al verle. Espero a que todos entren por la puerta para entrar yo la última, a la vez que las enfermeras salen de ella. Me quedo en el umbral con Pablo, y cuando estoy lo suficientemente cerca veo sus ojos vidriosos, con las lágrimas acumuladas. Beso sus labios y acaricio su mejilla antes de preguntar,
-¿Todo bien?- Pablo entrelaza su mano con la mía y asiente.
-Quiero volver a vivirlo contigo.
-Entremos, quiero verla.- cambio de tema, ya he tenido suficiente de esta conversación, después de haber oído los gritos de Alejandra no tengo muy claro lo de tener hijos. Cuando entro en la enorme habitación veo a Alejandra tumbada en la cama con una expresión cansada, y con gotitas de sudor en la frente, no me extraña. Al lado de la cama hay una cuna de hospital que está vacía, ya que la niña está en brazos de su abuelo.
-Es un niño- me corrige Pablo y tardo unos segundos en entender lo que ha querido decirme.
-¿Es un niño?- pregunto acercándome a Salvador para poder ver al bebé, Salvador se lo pasa a su mujer y una sonrisa se pinta en su cara.
-Sí.- suspira Elena desde la cama.- Al parecer se equivocaron al mirar la ecografía, y cuando ha nacido han visto que es un chico.- La madre de Pablo me ofrece al bebe, y le cojo delicadamente en brazos, es muy pequeño, y cuando le miro el tranquilo rostro dormido una punzada de dolor me recorre todo el cuerpo, es igual que Salva. Sé que dicen que todos los recién nacidos son iguales, pero recuerdo que Pablo me enseñó fotos de Salva de bebé, y tienen la misma nariz y la misma barbilla.
-¿Cómo le vas a llamar?- pregunto sin quitarle la mirada de sus pequeñas manos cerradas en puños, Pablo me rodea con su cintura, y de alguna manera sé la respuesta.
-Salva.- dice Casilda lo que estaba pensando, noto los labios de Pablo en mi sien y me tranquiliza. En este momento, con un bebé en mis brazos y yo en los de Pablo, por primera vez consigo verme formando una familia con él.
-Es un mini Salva.- susurro tocándole la mini nariz con mi dedo índice, y sé que Pablo está sonriendo por la forma en la que me aprieta más a él.
-¿Queréis una foto todos?- pregunta una voz que no conozco, y me giro para ver a una enfermera bajita, con el pelo rojizo y el uniforme verde.
-Claro.- dejo a Salva en brazos de su madre y le ofrezco mi móvil con la cámara ya puesta. Pablo y yo nos ponemos a un lado de la cama y sus padres con Casilda al otro.
-Sonreíd.- hacemos lo que la enfermera nos dice hasta que oímos el click de nuestra primera foto en familia.

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Holaaaaaa!!!
Vale llevo como tres meses sin subir y tres meses sin escribir :(( Lo siento mucho, pero la verdad es que tengo una buena razón: Segundo de Bachillerato y Selectividad. He estado estudiando muchísimo y no he tenido tiempo para escribir. Y bueno tenía pensado ponerme a escribir nada más terminar PAU pero me he dedicado a dormir y a leer jajajaja. Ahora si que me voy a poner a escribir en serio y voy a intentar subir más seguido. Sé que siempre digo lo mismo, pero está vez lo digo en serio porque probablemente este año empiece la Universidad y no quiero seguir con esta novela en septiembre. Cuanto antes la terminé mejor. Además he tanteado muchas veces porque no me gusta lo que he hecho con Pablo y Valeria, pero ya es muy tarde para cambiar las cosas, asi que quiero terminar la novela y continuar escribiendo otra que tengo que creo que es mucho mejor que está a nivel técnico y menos ñoña que esta jajaja.
Bueno espero que os haya gustado el capítulo y no me odiéis por haber desaparecido estos meses :¨(
Abrazo koala!! Comentaad!

El Buen Amor (Pablo Alborán)Where stories live. Discover now