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- Emm... Eso... Ha sido raro -dice Amelia en cuanto nos aseguramos de que Aiden se ha ido. - ¿Cómo sabe que tocas bien el piano? Ni que te hubiera escuchado tocar...

Me sentí mal porque nunca había tocado delante de mi mejor amiga pero si delante de un desconocido. No sabía como decirlo así que opté por callarme.

- Espera... ¿Sí te ha oído? - pregunta con asombro, pero con cierto enfado.

- Es una larga historia y no quiero hablar de ella -contesto tanjante.

- Pues yo si que quiero que me hables de ella. Es decir, me acabas de admitir que... ¿Confias más en un "cavernícola unineuronal" que en mí?

- ¡Claro que no!- grite frustrada. - No sé lo que me pasó ¿vale? Y no sé que pensar aún sobre eso. Nunca me he atrevido a tocar delante de nadie. Solo me ha visto tocar mi profesora - hago una pequeña pausa. - Hay gente que me ha escuchado, sí, pero nunca dejo que entren a verme. Para mí es como algo "personal" se podría decir y no sé como dejo que un desconocido que lo único que consigue es cabrearme me escuche tocar el maldito piano.

Mi amiga se queda mirando por la ventana, dejando que un incomodo silencio se apodere del salón.

- Te gusta - dice al rato terminando con el silencio.

- Si a mi me gusta Aiden, las vacas vuelan -respondo riendome. - ¿En serio crees que me puede llegar a gustar un cavernícola? Pensaba que me conocías mejor - dije llevándome una mano al pecho dramatizando un poco.

- Puedes negarlo, pero te gusta - hace una pausa. - Aunque aún no te hayas dado cuenta.

- Sí, lo que sea...

- Y ahora creo que me debes de tocar aunque sea una canción.

- No te me motives, cada cosa a su tiempo - le informo dirigiéndome a mi habitación.

- Algún día tendrás que dejar atrás tu miedo escénico - comenta siguiendome.

- Algún día - digo mientras que cojo la ropa para la fiesta. - Bueno me voy a la ducha.

(...)

Me pongo lo primero que pillo en el armario y me maquillo un poco. Sin pasarme. Odio el maquillaje, me hace sentir una persona que no soy. Al terminar bajo a la cocina para esperar a Amelia y a los "pocos amigos" para que empiece la fiesta.

- ¡Abran paso porque aquí llega Amelia Gonzalez! - dice mi amiga apareciendo por las escaleras.

Ella lleva una vestido negro corto que le sienta muy bien. En cambio yo he preferido por algo mas cómodo. Llevo unos shorts negros y una camiseta blanca que es "muy pequeña", según mi madre.

- ¡Que empiece la fiesta! Dale a la musica - me dice más enérgica de lo habitual.

Mientras que pongo la música empieza a llegar gente y la casa se va llenando. Cuando termino me pongo a bailar con los demás en el medio del salón. No sé cuanto bailo, pero cuando empiezo a sentirme cansada decido ir a beber algo.

Había gente por todas partes. Gente bañándose con ropa en la piscina, otros comiéndose en la encimera ( puajj menos mal que cerré las puertas de las habitaciones) , gente bailando encima de la mesa...

Mientras que cojo algo para beber un chico que no conozco se me acerca. Mala idea amigo.

- Hola, soy Marc - dice con una sonrisa que pronto se le quitará. - Se te ve aburrida ¿Quieres bailar?

- Aah sí, ya, tranquilo que aburrida no estoy y si lo estuviese aun así no iría a bailar contigo ¿sabes? - le digo con una sonrisa triunfante.

- Chica difícil, me gusta.

- Sí, lo que sea, adiós - y me voy dejándole ahí antes de que haga más el ridículo. Pero el chico no podía ser más idiota que me tuvo que seguir.

- Dame tu número aunque sea, podríamos quedar algún día.

- No - digo cortante. - Y deja de hacer el ridículo y vete a buscar a una a la que se le caigan las bragas por idiotas como tú - le aconsejo mientras que él me dedica una mirada de odio. Y... ¡Aleluya! Se va.

Lo sé, lo mio no es hacer amigos. Yo tengo a Amelia y no necesito a nadie más. Hablando de Amelia... ¿Dónde está la muy zorra?

(...)

Llevo un rato buscando a mi mejor  amiga, pero nada. Solo hay gente que ha bebido demasiado bailando o tias con faldas muy cortas restregandose con algún desconocido. He aquí la inteligencia de las chicas ricas y pijas de esta mierda ciudad.

- ¿Que haces tan sola niña? - me grita una voz que reconozco en seguida.

- ¿Tu has oído alguna vez ese refrán que dice "mejor sola que mal acompañada"?

- Siempre respondes a mis preguntas con mas preguntas - me informa con su habitual sonrisa.

- ¿Y?

- No, nada. Solo me hace gracia - me dice mirandome fijamente por lo que me pongo nerviosa ¿Por qué me pone nerviosa? - Nunca he conocido a nadie tan orgullosa ¿sabes?

- ¿Y tu sabes qué me importa una mierda, no? - contesto utilizando el mismo tono que el suyo. Pero lo único que consigo es que se ría ¿De qué va este?

- Aiden ¿Qué quieres?

- Bailar

- Pues vete a bailar.

- Bailar contigo - me aclara mientras que se acerca.

- ¿A ti se te va? ¿Necesitas que te busque un psicólogo o como?- le contesto riendome.- ¿En serio crees que voy a bailar contigo?

- Sí - y sin decir nada más me coge del brazo y me lleva en medio de la gente.

- No voy a bailar - le digo empezando a enfadarme.

El empieza a bailar sin hacerme caso. Me esta poniendo muy nerviosa. Más le vale parar si no quiere que esto acabe mal. Decido irme, pero él me agarra justo a tiempo y me pega más a él.

- Si no bailas me veré obligado a hacer que te diviertas de otra manera - me susurra en el oído haciendo que me estremezca. - Hoy hace un buen día para bañarse en la piscina ¿No crees?

- ¿Me estás amenazando?- le pregunto incrédula. - No me das miedo ¿Lo sabes?

- Pues tú te lo ha buscado - dice mientras que me coge de la cintura y me carga en sus hombros como si fuera un saco.

- ¡Ni se te ocurra! - le grito mientras camina hacia el jardín y le pego lo más fuerte que puedo en la espalda.

- Nos ha jodido la niña, que fuerza tiene - dice sin parar de caminar.

- ¡ He dicho que me ba... - pero no puedo terminar la frase porque ya estoy en el agua. - ¡Idiota! ¡¿Quién te crees que eres?!

Él no me hace caso y se tira a la piscina. Enseguida se acerca a mí.

- Tranquilizate niña de mamá, no te va a pasar nada - dice riéndose.

- No me llames así, tú no sabes nada de mí - le digo en el tono mas neutro que puedo.

- Sé que eres increíble y eso me vale - dice mientras que se acerca más pero no me puedo mover por más que quiera ¿Por qué no me alejo? ¿Por qué le dejo acercarse?

- Eso no te da permiso para llamarme como quieras - le digo nerviosa.

- Yo te llamaré como quiera - esto último me lo dice casi en un susurro. Esta MUY cerca. ¡Aléjate de este cavernícola que se hace llamar Aiden, Brooke! ¡No te quedes ahí parada! Pero ya no puedo hacer nada porque Aiden me ha cogido de la cintura y se está inclinando hacia mí ¿Por qué mira mis labios? ¿Por qué sigo sin alejarme? ¿Por que no le doy mi magnífica patada donde más le duele?

Todos estos pensamientos pasan a segundo plano cuando siento los labios de Aiden sobre los mios. Inexplicablemente, yo le sigo el beso. No sé lo que me pasa. Sus labios son suaves y besan los mios con firmeza y fiereza.

Vida Imperfectamente Perfecta.Where stories live. Discover now