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Me despierto desorientada ¿Donde estoy? Intento moverme pero no puedo, un brazo rodea mi cintura. Me giro para comprobar que el brazo es de Aiden. Se le ve tan tranquilo durmiendo.

- Buenos días - dice sin abrir los ojos y me da un beso. - Me podría acostumbrar a despertar junto a ti ¿Sabes?

- Aiden yo... Siento lo de anoche.

- No tienes que disculparte, no tiene sentido que lo hagas - me dice acariciando mi mejilla. - ¿Sabes lo que me duele verte llorar? La impotencia que siento... Quiero ayudarte pero no puedo, lo único que puedo es poner el hombro para que llores.

- Aiden...

- Dejame acabar - me interrumpe. - No quiero que te veas obligada a contarme nada. Solo quiero que sepas que siempre voy a estar para ti, cuando y donde me necesites. Siempre.

A esta altura ya estoy llorando de nuevo ¿Veis a lo que me refiero cuando digo que últimamente no paro de llorar?

- Me siento encerrada en mi propia vida - empiezo a contarle. - Mis padres me odian por algo que ni siquiera sé. Mi vida es tan perfecta que la odio ¿Sabes lo que es aparentar ser alguien que no eres? Simplemente lo odio. Lo único que me tiene en pie es el piano, Amelia y... Tú. Joder, te has vuelto muy importante para mí en tan siquiera dos meses. Cada vez que te veo siento que cientos de rinocerontes obesos me pisan, me aplastan más bien, el estomago ¿Que me estás haciendo Aiden? Ni siquiera somos nada ¿Estamos de líos o como? Yo lo pasé muy mal hace dos, tres años. Estaba saliendo con el chico "perfecto": Alex. Me engañó, yo aún no conocía a Amelia, mi abuela estaba muy enferma y mi vida era un túnel oscuro sin salida. Un día conocí a Amelia de casualidad y se encendió una pequeña linterna en ese túnel. Poco a poco iba a mejor. Pasaba las tardes con Amelia, ella me acompañaba a las cenas, comidas y fiestas de mis padres para no dejarme sola. Nos hicimos inseparables. Poco a poco íbamos creciendo sin darnos cuenta. Ella iba teniendo novios y yo seguía con la promesa que me hice cuando acabó lo de Alex, nunca más sentiría nada por un chico, nunca. Y entonces llegaste tu ¿Sabes? Y a la mierda la promesa. Me gustas mucho, digamos que has conseguido enamorarme y ahora no sé que hacer.

Cuando termino de decir esto estoy casi sin aire. He dicho todo rápido y sin parar,como si las palabras se pelearan en mi garganta por salir. Necesitaba decirlo, decirlo en voz alta y que alguien me escuchara.

-  Brooke... no sé que decir.

- No digas nada - le pido con lágrimas aun recorriendo mis mejilla y el me besa. Yo le beso. Nos besamos.

Nos besamos como si en este segundo estuviéramos aquí y al siguiente fuéramos a desaparecer por arte de magia. Nos aferramos el uno al otro como si no hubiera nadie más en nuestras vidas. Solo él y yo. Nosotros.
Nos quedamos sin aire por lo que nos separamos dejando nuestras frentes juntas y respirando entrecortadanente.

- Brooke ¿Quieres ser mi novia? - me pregunta Aiden en cuanto recupera un poco el aliento.

- Sí - digo besandole de nuevo. - Pero como me hagas daño te juro que acabarás muy mal ¿Me has entendido?

- Tranquila que eso no pasara.

(...)

Aiden esta preparando el desayuno mientras que yo me visto. En cuanto termino salgo al pasillo y veo a una señora, de la edad de mi madre más o menos, dos puertas más a la derecha. Es alta y tiene el mismo color de pelo que Aiden. Es muy guapa. Debe de ser su madre.

- Hola señora, soy Brooke - digo sin acercarme.

- Ho...Hola y...yo soy Isa... Isabella - me dice acercándose poco a poco.

- Encantanda - contesto acortando el espacio entre nosotras y abrazándola. Ella al principio se tensa pero luego me devuelve el abrazo.

- ¿E...Eres ami...ga de Aiden? - me pregunta dudosa.

- Sí - contesto sonriendola.

- ¿Que tal está? - pregunta ya más tranquila.

- Muy bien, la quiere mucho a usted y a su hermana.

- ¿Conoces a Kelsey?

- No, pero oir sí que he oído sobre ella.

- Es una niña muy fuerte.

- Sí, sí que lo es - digo sonriendo imaginandome a una mini Aiden en chica. - Aiden esta preparando el desayuno ¿Quieres venir?

- Me... Me gust...gustaría mucho - contesta otra vez nerviosa.

Le ayudo a bajar las escaleras y a llegar a la cocina. Esta tan nerviosa que está temblando ¿Siempre está tan nerviosa?

- Hi...hijo - dice en cuanto entramos en la cocina.

Aiden se da la vuelta confundido y en cuanto la ve se queda estático como si no la hubiera visto en años.

- ¡Mamá! - grita con inocencia una niña pequeña que debe de ser Kelsey. Esta le da un abrazo a su madre. - Te he echado de menos.

- Y yo... A ti también - contesta Isabella.

- Mamá... ¿Estas bien? - pregunta confuso aún Aiden.

- Perfectamente hijo - le responde esta intentando sonreír.

- Cuando he salido de la habitación me he encontrado con ella y le he preguntado si bajaba a desayunar con nosotros - explico brevemente para romper un poco el ambiente de tensión que se ha creado en la cocina.

- Es... Alucinante - dice Aiden. Nada más decir esto sacude la cabeza y se dispone a volver a hablar. - Id a la mesa ahora llevo el desayuno. Le faltan dos minutos.

Acompaño a Isabella a la mesa y la dejo con Kelsey, que le cuenta lo que hizo ayer en la escuela. Yo aprovecho para ir a ver a Aiden.

- ¿Aiden, estás bien? - pregunto acercándome a él.

- Es increíble, no he conseguido que hable ni que salga de su habitación en cuatro años - me explica. - Ni el psicólogo ha conseguido hacerla hablar... Y tú has conseguido que hable y baje a desayunar con nosotros... Eres increíble.

En cuanto termina me besa y me abraza. Se le ve afectado, pero en el buen sentido. Tiene una sonrisa de oreja a oreja, como la de Kelsey.

Desayunamos mientras que Kelsey y Aiden le ponen la día de sus vidas a Isabella. Yo me limito a escuchar ya que aquí no pinto nada ahora mismo.

- ¿Y tú Brooke? ¿Que hay de ti? - pregunta Isabella cuando los otros dos ya han terminado.

- Emmm... Pues yo... No vivo muy lejos de aquí y no tengo hermanos.

- ¿Que te gusta hacer?

- Tocar el piano - respondo sin dudar un solo segundo.

- Y lo hace muy bien - interviene Aiden.

- Nosotros tenemos un piano - me informa la madre de Aiden. - ¿Podrias tocar para nosotros por favor?

- Mama... Brooke tie... - empieza Aiden.

- Lo haré encantada - le interrumpo.
Aiden me mira asombrado pero se limita a llevarme hasta el viejo piano que tienen.

Me siento en la banqueta nerviosa. Ya sé que solo son tres personas y que ya he tocado delante de uno de ellos, pero no puedo evitarlo. Decido tocar la que compuse anoche aunque esté sin terminar. Al rato se me olvida que están ahí y mis latidos vuelven a la normalidad. Solo toco y me dejo llevar. Cuando termino abro los ojos y levanto la vista hacia donde están.

- Aún no he terminado de componerla - explico.

- Ha sido genial Brooke - me dice amablemente Isabella. - Gracias.

- De nada.

Vida Imperfectamente Perfecta.Where stories live. Discover now