25

183 20 1
                                    


Kelsey me coge del brazo para llevarme a otra habitación. Esta niña es adorable.

- ¿De qué quieres hablar Kelsey? - le pregunto con una sonrisa.

- ¿Sois novios? - pregunta con una cara tan seria que yo no puedo evitar reír.

En serio, es demasiado mona y adorable. Yo quiero una hija así cuando sea mayor.

- Bueno, da igual, no contestes, se ve que sí que lo sois - dice cuando ve que no contesto.- Más te vale cuidarle bien porque si no...

- Eres muy lista para tener ocho años Kelsey - digo mientras que me sigue señalando con el dedo.

En serio, se parece muchísimo a Aiden, pelo castaño y ojos claros. Aunque no les conociera sabría que son hermanos.

- Sí - dice echándose el pelo hacia atrás y y no puedo evitar reír. Me encanta. - pero estás avisada.

Volvemos con Aiden que en cuanto me ve me echa una mirada diciendo "me tienes que contar de lo que habéis hablado" a lo que yo niego con la cabeza para dejarle claro que a él no le incumbe.

Después de un rato de jugar con Kelsey y hacer una guerra de almohadas (nunca se es demasiado mayor para una guerra de almohadas), decidimos bajar a comer algo. Cuando llegamos a la cocina nos encontramos con Isabella cocinando. Ya no parece la misma con la que me encontré hace una semana por los pasillos de esta casa. Ahora va más arreglada, lleva ropa nueva y ya no está tan pálida.

- ¡Brooke! - dice esta en cuanto me ve. - Que bien que hayas venido, hacia mucho que no te veía.

- Ya, tranquila que ahora vendré a verte más a menudo - digo mientras que le dirijo una sincera sonrisa.

Y así es como paso la mañana, entre risas y gritos por parte de Kelsey, entre abrazos y caricias por parte de Aiden y alagos por parte de Isabella.
Ojala mi madre fuera como la de Aiden, tan alegre para todo lo que le ha pasado.

(...)

- ¿Y en serio te ha dicho eso la hermana de Aiden? - dice mi amiga riéndose al otro lado del móvil.

Llevábamos hablando desde que he llegado a mi casa. Hoy mis padres han decidido no trabajar y es por eso que están en mi casa. Yo creo que más que por descansar, se han quedado por joderme un rato. Pero no importa, cada uno por su lado y no hay problema.

- Sí.

- Que grande la cría - dice mientras que se ríe aun más si es posible. Juraría que esta casi tirada por el suelo de la risa.

- Bueno, sí, ya... ¿Y tu que has hecho esta mañana?

- Emm... Yo... Eh, nada - contesta con nerviosismo. En serio, esta me oculta algo desde hace bastante.

- Amelia Gonzalez, no mientas a tu mejor amiga.

- Yo n... No miento - tartamudea.

- Amelia, te conozco, dime que te pasa.

- No puedo decírtelo por teléfono, tiene que ser cara a cara - me explica en un tono ahora más serio.

- Pues ya puedes mover tu culo hacia mi casa ahora mismo - le ordeno, y dicho esto cuelgo sin dejarle quejarse.

Veinte minutos después mi amiga esta llamando al timbre y yo voy a abrirla. Subimos a mi habitación ya que mis padres tenian que estar hoy en casa, pero bueno... eso es otro tema del que ya hemos hablado y no hace falta repetirlo.

- Cuéntamelo todo - ordeno a mi amiga en cuanto nos sentamos en la cama.

- Pues... - dice en tono pensativo.

- ¡Venga va Amelia! - insisto.

- Vale, vale - dice levantando las manos en señal de inocencia. - Pues... - Amelia cierra los ojos. - ¡NO ME LLAMO AMELIA GONZALEZ, SINO BEATRIZ ASCUNCE!

- Ah, bueno, no es pa... ¡¿QUE?!

Vida Imperfectamente Perfecta.Where stories live. Discover now