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Otra noche más en la que necesito escapar de casa. Escapar de mis padres, de mi vida.

No sé lo que estoy haciendo... Bueno en realidad sí. Estoy buscando a Aiden ¿Y qué hago buscándole? Pues no lo sé, solo necesito despejarme y no se me ocurrió nadie más. Llevo dos días sin verle. Desde que me dijo que me iba a enamorar. Hoy, al igual que ayer, me ha dejado rosas en el porche, pero no se ha dejado ver. Llevo buscándole una hora más o menos y estoy empezando a pensar que no le voy a encontrar. Así que me voy hacia el conservatorio.

- ¡Brooke! - me grita esa voz cuando estoy llegando ya. Los ojos se me llenan de lágrimas y no quiero que me vea llorar, así que echo a andar más rápido aun. - ¡Brooke, espera!

Aiden me coge del brazo y me hace dar la vuelta para que así nos podamos ver.

- Brooke... - dice en cuanto me ve. Me limpia algunas lagrimas que caían por mis mejillas con la palma de su mano y enseguida me abraza. Yo como una idiota, me echo a llorar aún más. - Tranquila, no te va a pasar nada.

¿Por qué tiene que ser perfecto? Aghh. Podría tener a cualquier chica y él se ha empeñado en enamorarme. No le entiendo. Es idiota, hay muchas chicas mejores que yo en los Ángeles.

Sin dejar de abrazarme, Aiden me lleva hasta el pasillo donde estuvimos la última vez. Nos sentamos en el suelo. Nos pasamos un buen rato sin hablar, solo abrazandonos y mirando a quién sabe dónde. Yo ya me había quedado sin lágrimas (si eso es posible) y sólo quería estar con Aiden. He aquí mi bipolaridad, le odio pero solo quiero estar con él.

- Gracias - le susurro sabiendo que me ha escuchado.

- ¿Que te ha pasado? - me dice con un tono de preocupación en su voz.

- Mis padres han llegado a casa después de una cena con yo qué sé quién y me han empezado a gritar. A decir que no era más que una niñata irresponsable, que era la peor hija del mundo, que podría aprender de Maider (la hija de unos amigos de mis padres. Es superficial, teñida. Hazte una idea). También me ha dicho mi madre que debería haber abortado cuando pudo para no haberme tenido o simplemente haberme dado en adopción - A esta altura yo ya estaba llorando otra vez. - Luego encima me han empezado a pegar. No me han hecho daño. Pero lo que más me ha dolido ha sido todo lo que me han dicho.

- Son gilipollas - dice Aiden en cuanto termino. - Yo vivo con mi madre y mi hermana pequeña ¿Sabes? No muy lejos de aquí - empieza a decir después de un rato en silencio. -Mi padre murió hace cuatro años, cuando yo aún tenía catorce.

- No tienes por qué contármelo - le interrumpo.

- Pero quiero - dice y sigue. - Mi madre estaba muy mal. Parecía ausente. Ella se pasaba el día en su habitación llorando. Pasó una semana y ella seguía igual. Nos empezábamos a quedar sin comida y sin dinero. Kelsey tenia cuatro años y no entendía lo que pasaba - hizo una pausa como si estuviera recordando algo. - Un día me dijo "Tengo hambre" con toda la inocencia de una niña de cuatro años. Fue en ese momento en el que me di cuenta de que tenia que ayudar a las dos. Cuidarlas y protegerlas. Por eso busque trabajo. Pero nadie me quería ya que era muy joven. Al principio me desesperé, no sabía qué hacer. Pero un día robé una manzana para Kelsey, al día siguiente dos, y así un par de años hasta que cumplí los dieciséis y ya era lo suficientemente mayor para trabajar. Yo creo que en algún momento el señor de la tienda se tuvo que dar cuenta, pero le debí de dar pena. Todos sabían lo que pasaba en mi casa - dice mientras que pone una mueca. - Encontré trabajo como mecánico. Conseguí llevar dinero a casa. Comprar la comida. Sacar a delante a mi familia. Mi madre ahora está yendo al psicólogo. Está mejorando mucho. Y Kelsey va al colegio como cualquier niña normal de ocho años.

- No sé que decir - susurro cuando termina. - ¿Puedes dejar de ser tan perfecto por un rato?

- ¿Asi que piensas que soy perfecto? - dice sonriendome. Como si no me acabara de contar su historia.

Sin contestarle me levanto y voy a por la llave para el aula de piano. Aiden me sigue sin decir nada. Entramos y cojo a Aiden del brazo para que venga conmigo hasta el piano.

- No quiero estar sola - le digo como explicación.

- Nunca vas a estar sola - me susurra en el oído en cuanto me siento en la banqueta.

Empiezo a tocar. Sumergida en mis pensamientos. Solo me dejo llevar.

- Podría enseñarte a tocar el piano - digo de repente a Aiden que sigue al lado mía.

- Ya sé. Bueno un poco - me dice dejándome confundida. - Antes del accidente iba a clases de piano y de violín. Me encantaba la musica.

- ¿Algún secreto más por descubrir o no? - le digo dejándole sentar al lado mía.

- Aunque no me acuerdo casi.

- Yo te ayudo.

Vida Imperfectamente Perfecta.Where stories live. Discover now