Arreglos

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CAPÍTULO EDITADO

Mientras desayunaba con mi hermanita en la mesa del comedor, mi padre guardaba las maletas en el auto. Solamente me dedicaba a observar cómo mi madre se ponía echa furia con que su maleta se haya rayado con una parte del coche.

¿Quién las entiende? Mujeres.

-¿Cómo se lo ha tomado May? -le pregunté a Lucy llevando mi taza a la cocina. Ella rodó los ojos y mordió su galleta con ferocidad. Se encogió de hombros y volví a mi asiento para tomar otra galleta.

-¿Qué pasa? -pregunté, extrañado. No tenía nada que ver con May, no. Era algo más allá de eso.

-No me gustó cómo trataste a Olivia -admitió con su mirada inocente. Lo decía en serio, como si estuviera ofendida y no le hubiera gritado a Olivia, sino a ella.

Largué un prolongado soplido e intenté que el silencio se hiciera cargo de la incómoda situación.

-¿Dejarás a Olivia de esta manera? -insistió y alzó las cejas, sorprendida. -Solamente te dijo que era un buena oportunidad. Y es verdad, Drake. Nunca veo a Papá, y a mamá la vemos muy poco.

Volví a mirar sus ojos inocentes. Tenía miedo a que llorara, eso me ponía mal y totalmente sensible. Sentí pena por ella y me puse a pensar: Quizá tenía razón. 

-Entiendo que quieras hacerme entrar en razón, pero no quiero hablar del tema -quise terminar el tema de una vez y junté ambas manos para formar una pequeña fortaleza. No quería soltar ni una lágrima. No podía verme así ante mi hermana, quien de seguro se sentía peor.

-Drake...-escuché un susurro de alguien, detrás mío. Di una vuelta lentamente sin ganas, por la silla, y ahí vi la pequeña silueta de Olivia. Estaba de pie, mirándome con los ojos agotados. De seguro estuvo llorando-

-Lo siento -pronunció mi hermana, esta vez a mis espaldas. Se largó corriendo hacia donde estaban mis padres, afuera.

Olivia acarició su brazo izquierda con timidez. Me dirigí hacia ella con pasos lentos y le corrí un mechón de la frente. 

-No podía dejarte ir así -dijo en un hilo de voz que me destruyó el alma. Ella estaba así por mí; era mi culpa. -Es verdad que para mí está bien, por la oportunidad que tiene tu familia pero, tampoco quiero que te vayas. No quiero que me dejes por la tonta de Emily ni que dejes de llamarme... -le abracé para callarla. 

-Jamás estaría con alguien tan superficial como ella, amor- dije acariciando su cabello. Su mentón estaba apoyado en mi hombro y sus brazos apretaban con fuerza mi espalda.

-Lamento no haberte dicho lo que realmente sentía-murmuró separándose un poco de mi. Pude lograr verle la cara, esta vez lagrimeando.

-Es increíble cómo me vuelves loco- admití. Sonrió y no pude evitar imitarla. -No importa la razón por la cual discutimos, todo está bien.

-Te voy a extrañar -dijo para luego robarme un pequeño beso y alejarse.

Negué con la cabeza reiteradas veces. 

-Si me voy ahora, necesito un beso eterno. -dije jugando con mi voz y ella mordió su labio, divertida. -Así se juega, señorita

-Eres cursi, eh -rió.

-Pues, ¿Qué quieres que te diga? -pregunté. -¿Mosquito de mi vida?

Olivia estalló en carcajadas. 

-Solo dame mi beso -reí algo impaciente. Tenía miedo de irme sin poder despedirla a mi manera.

Olivia comenzó a acercarse, al igual que su hermosa fragancia. Jamás le había preguntado cuál era, pero me volvía loco. Antes de nuestros labios pudieran rozar, nos dedicamos una sonrisa.

-¡Olivia! -gritó mi madre irrumpiendo. 

-¿Qué acaso no puedo tener mi beso eterno de una vez? -grité riendo y mi madre me sonrió, pícara. -Sabes que puedo hacerte esto, ¿Verdad? 

Le mostré mi dedo corazón y esta se cruzó de brazos para luego reprocharme diciendo que no haga esas cosas. Luego se largó y nos dejó por fin solos.

-¿En que estábamos?- dije una vez mi madre se largó. 

Olivia me besó y no pude evitar sentirme en el aire. Se que pronto estaré lejos de ella y necesitaré mucho sus besos, sus caricias. 

¿Qué digo? Voy a necesitar su presencia.

Aún así, debía aprovechar este momento.

-Te amo, mi bailarina -le sonreí una vez terminó el beso y le abracé más fuerte que nunca. 

-Y yo a tí, mi jugador -me susurró con carencia de tristeza. 

La distancia y los años jamás podrán separarnos. 

Somos irrompibles porque nos amamos. 

Porque el humano está acostumbrado a ver a las personas amadas y no se anima a amar a distancia. Pero, ¿Saben? Es incorrecto. Hay que arriesgarse a amar. Porque de caer se aprende. Y uno no siente en el tacto el amor, lo siente en el corazón.

Y en el corazón sentiré a Olivia, por siempre.


LA BAILARINAWhere stories live. Discover now