TOUCHDOWN

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CAPÍTULO EDITADO

En las siguientes semanas Mike no me había recibido. 

Ni siquiera abría la puerta al momento en el que mis dedos presionaban el timbre. Según los vecinos, estaba en casa y solo salía para hacer mandados y días de Camping en su soledad. 

-¿En qué piensas tanto? -preguntó Lucy tomando su batido de fresa. Nos encontrábamos caminando por mi antiguo barrio, en el cual mis padres aún vivían. Ahora no vivía en ningún lugar. Me pasaba de casa en casa. Lo prefería así.  Los árboles nos rodeaban y las casas a nuestro alrededor seguían con el mismo aspecto.

-En lo linda que te ves cada día -solté, haciéndola sonrojar de un color amigable. Los hoyuelos en sus mejillas se hicieron presentes y me pareció tierno. A pesar de estos gestos tan genuinos, recibí un ligero golpe en la cadera. 

-Lo hubiera hecho en tu hombro, pero mi altura no me lo permite.- espetó irónica. Le revolví el cabello y reímos. De repente, sentí algo de inquietud en la mirada de mi hermana. No dejaba de mirar hacia el horizonte, en donde  un chico con sus cánticos de guitarra reía cada vez que se equivocaba al errarle en algún acorde. 

El chico la miró de soslayo y Lucy miró hacia otro lado, tocándose la cabellera. Iba a explotar de risa en algún momento, lo juro. A mi hermana le atraía ese chico, y seguramente mi madre le contó la táctica más estúpida de todos los tiempos:

"Debes hacerte la distraída y tocarte el cabello como si lo tuvieras enredado"

Estúpido. 

-¿Quieres acercarte a ese chico y dejarte de consejos tontos? -dije entre risas. 

-¡Drake! -se quejó, Lucy, disimulando los puños cerrados a ambos lados de su pequeña silueta. 

-Escucha. El consejo de mamá no te ayudará a acercar chicos, hará lo contrario. -reí agachandome para equilibrar alturas. -Ve ahí y ayúdalo con esos acordes. 

-Esto si que da vergüenza. -susurró mi hermana con ambas mejillas a punto de explotar.

-Haré bobadas con el celular. No te miraré, pero no se alejen. -ordené y ella asintió. 

***

Luego de la "mini cita" de aquellos niños, me dirigí hacia casa de Olivia. Luego de que Ian terminara en la cárcel, decidió dejar a Brian a Stephanie solos en aquel departamento. Ahora vivía sola... más o menos. La visitaba demasiado. Me quedaba a dormir y mayoritariamente estaba allí. ¿Puede decirse que es casi como vivir con ella? A lo mejor Mike tenía razón. A lo mejor estábamos viviendo juntos y ni yo podía creérmelo. 

Abrí la puerta tratando de no hacer ruido y me acerqué al sofá para depositar mis zapatos debajo de él (manías). El regalo de Mike estaba sobre una pequeña mesa, frente a mi mirada. Lo visualicé un par de segundos, y me decidí por tomarlo. Desplegué algunas páginas y eché un pequeño vistazo.

Dejé el libro a un lado y fui hasta mi habitación. Escuché unos ruidos provenientes del baño y me alarme.  Entonces se reveló Olivia, con una sonrisa traviesa. Su corta cabellera se encontraba mojada, sus pupilas se dilataban al verme de arriba hacia abajo. Me permití mirarla de tal manera... y visualicé que solo llevaba una camisa mía.

-¿Esa es mi camisa? -pregunté, largando una carcajada. Esta meneó la cabeza tapándose el rostro con ambas manos. Sus piernas descubiertas y su torso ligeramente cubierto por la larga camisa la hacía ver sensual y completamente irresistible.

-Me di un baño y olvidé de llevar ropa. Encontré esto colgado en un perchero y lo tomé prestado. Pero ya me lo quitaré, estoy congelándome. -argumentó, frotando ambas manos para transmitirse calor. Me acerqué a ella y le di un beso en la frente. 

La tomé con ambos brazos y la dejé acorralada en ellos. Sus ojos brillaban más que nunca. Ese celeste se diferenciaba de cualquiera que había visto antes. Tenía la mirada más preciosa y dulce.

-Nunca vi unos ojos tan bonitos -susurré. Nuestros rostros estaban tan cerca que se sentían nuestras respiraciones.

Ella sonrió y mordió su labio con cierta verguenza. 

-Nunca pensé que el chico de su jueguito americano me dijera eso -bromeó. Y hasta ese momento no me di cuenta que no paraba de mirar mis labios.

Deseaba que la besara.

-Olivia, es fútbol americano. -rodé los ojos. -Y estoy haciendo un Touchdown.

-¿Qué es eso? Sabes que odio el fútbol americano -levanta las cejas, Olivia.

 -Significa que hice una anotación. Como un gol. -digo mirando sus labios. Tenía muchas ganas de besarla.

-Tu touchdown es tonto. Si querías besarme, pudiste haberlo hec...-y la besé. 


LA BAILARINAWhere stories live. Discover now