Capítulo 42

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CAPÍTULO EDITADO

Me desperté y logré divisar una silueta a mi lado, acurrucada. Olivia aún estaba dormida y se encontraba sobre mi pecho. Traté de acomodarla bien sin despertarla y me dirigí hacia el armario. De allí saqué un tejano oscuro suelto y una remera blanca con mi nombre escrito en la parte delantera. 

No pregunten por qué tiene mi nombre escrito. De todas formas, se los diré. Es una vieja remera que solía usar cuando jugaba fútbol americano aquí. Luego de guardar la ropa en mi escritorio, me volví hacia mi chica al escucharla susurrar algo. 

-¿No me vas a saludar? -preguntó risueña y le sonreí. 

Su cuerpo estaba completamente enredado entre las sábanas, pero su cuello se veía a la perfección. Perfección se denomina a su cuello marcado por mis labios, claro está. Sus pies se asomaban y su cabello no estaba tan alborotado a pesar de sus ondas despeinadas.

 Me acerqué a ella y le di un casto beso en los labios. Olivia sonrió complaciente y me tomó la mano con suavidad y completa ternura.

-¿Porqué me levanté cuando tengo a esta muñeca en mi cama? -me pregunté en voz alta. Ella lanzó una carcajada y se tapó su rostro dejando solamente a la vista, sus exóticos ojos azules. 

Salté a su lado y me tapé nuevamente a pesar de estar vestido. La abracé y ella me miró en un silencio interminable. 

-Así que... ¿Sólo yo? -me permití decir. 

-Solo tu me importas -contestó para volverse a acurrucar en mi pecho haciéndome vibrar.

-Espero que se lo digas -susurré tratando de contenerme lo que había leído en internet. También me contuve a decirle imbécil. Olivia no lo escuchó, pues fue casi inaudible. No obstante, algo en su mirada me decía que lo había escuchado y que no lo respondería. -¿Te he dicho que eres hermosa de punta a punta?

-¡Drake! -rió dándome un ligero golpe en el hombro.

Y así terminamos: entre cosquillas y más gritos. Todo había pensado simplemente por un beso. Un beso que había despertado la pasión que entre tantos años, ella tenía hacia mí y había ocultado.

De repente, la puerta se abrió. 

En cuanto ocurrió eso, nos separamos y ella se ocultó bajo las sábanas. Mientras ella se dedicaba a hacerse ausente en la habitación, yo me encargué del rojo de mis mejillas. 

Nadie entraba en la habitación aún. Me tranquilicé en cuanto pensé que solo había sido el viento el que había abierto la puerta. Pero no en cuanto escuché el grito proveniente de las escaleras.

Olivia  y  yo nos miramos atónitos. Era la voz de su novio, Ian. La buscaba a puro grito abriendo puerta por puerta.

-Ocultate mejor -le susurré y obedeció introduciéndose más en la cama. 

De la puerta salió preocupado Ian, ¿Cómo había conseguido la maldita llave?  El me miraba con atención y veía la habitación. 

-¿Estas con alguien? -preguntó. Quedé helado. No sabía cómo actuar ante la situación. -Hay ropa tirada.

-¿Qué acaso un chico no puede tener placer por un día? -pregunté tratando de sonar lo más normal posible. Ian me miró como si quisiera entender más allá de las palabras dichas y  miró nuevamente la habitación.

-¿Olivia se encuentra por aquí? -hizo una pausa. -Me han dicho que tu madre le pidió que se quedara.

-Se marchó por la noche -mentí. Ian abrió los ojos como platos y el corazón se me paralizó.

LA BAILARINAWhere stories live. Discover now