18. "My sexy boss"

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Louis se lamió los labios en cuanto vio llegar a su jefe, sabía que este meneaba sus caderas más de lo necesario, todo para provocarlo. Ya no sabía cuánto tiempo resistiría sin saltarle encima y empotrarlo contra la pared para follarlo sin descanso. Pero no caería tan fácil, esperaría lo que fuese necesario para tenerlo rogando a sus pies, pidiendo que lo destroce.

- Buenos días Louis - Saludo coqueto recostándose un poco en el escritorio del mayor.

- Buen día señor Styles - Saludo formal dándole una rápida mirada y volviendo a su trabajo.

Harry Styles, un joven de 24 años a cargo de una de las empresas más importantes de todo Londres, era el típico chico mimado que había heredado todo de sus padres y nunca supo que era la palabra "no", tenía todo lo que quisiera, cuando lo quisiera. Y por eso mismo el ojiazul quería verlo suplicar ante el, no le concedería los caprichos al rizado.

Al principio, cuando a penas empezó a trabajar en aquel lugar, empezó a notar pequeños detalles en la actitud del menor, que lo hacían afirmar ahora con seguridad que este lo deseaba. Trató de ignorarlos antes, o convencerse de que estaba loco, pero ¿como era posible dejar pasar la coquetería de Harry Styles?

Le fue extraño pues a penas había conocido al ojiverde este parecía una persona muy rígida, dura al igual que su padre, pero con el pasar de los días, se dio cuenta de que estos no eran los adjetivos precisos para describir a su jefe. Provocador, delicado y muy sensual era lo que se le venía a la cabeza cuando pensaba en Harry.

La forma en que le hablaba, como se sentaba en las juntas rozando accidentalmente sus piernas, su forma de vestir, siempre dejándolo con las ganas de arrancarle la ropa y tomar esos muslos entre sus manos para hacer lo que se le viniera en gana. Las miradas que le daba, lo decían todo.

Todo eso había llevado a Louis a una conclusión. Harry Styles necesitaba alguien que lo dominara y le mostrara quien estaba a cargo.

- Tomlinson podrías venir por favor - Louis sonrío al escuchar la voz del rizado por el teléfono, tenía ese tono consentido que lo hacía querer sentarlo en su regazo y darle unas buenas nalgadas.

Camino hacia la oficina del rizado, a unos cuantos pasos de la suya, entro al ya tan conocido lugar y sonrío petulante al ver la inocente mirada y la manera en que se mordía el labio el ojiverde. Ayudó al rizado con lo que le pidió, que era una tontería, como siempre. Sabía que eran solo excusas para tenerlo cada 5 minutos en su oficina, y a Louis no le molestaba, le encantaba ver la desesperación del rizado por tener su atención y su presencia.

Todo el día se mantuvo como siempre, haciendo su trabajo y ayudándole al rizado cuando tenía sus típicas "dudas".

No fue si no hasta es misma noche que se dio cuenta de hasta dónde era capaz de llegar el rizado. Ya estaba por irse, así que mientras apagaba el computador se dirigió al baño, lavo sus manos en cuanto termino y también salpicó un poco su rostro. Se extrañó de ver entrar al rizado, pues este tenía su propio baño en su oficina, pero sonrío para sus adentros esperando ver que hacía este. Sabía que estaban solos en aquel lugar.

Fingió acomodar su cabello y lavo otra vez sus manos, esta vez con más lentitud, por el reflejo del espejo pudo ver perfectamente al ojiverde. Un gruñido luchaba por salir de su garganta, el menor estaba allí desabrochando su pantalón y lo bajo un poco, Louis sabía que eso no era necesario pero no se quejaba. Una braga color rosa pastel asomaba por las caderas del rizado, y el ojiazul solo se contenía por no ir y bajarle los pantalones de un tirón, imaginando cómo se verja ese delicado encaje abrazando los pálidos muslos de Harry, tuvo que empaparse la cara de nuevo, sus temperatura había aumentado bastante.

One Shots {Larry Stylinson}Where stories live. Discover now