One Shots {Larry Stylinson}

20. "My one and only"

- Harry, la cámara está aquí ¡concéntrate! – El omega asintió haciendo caso a Lottie, se sentía más rígido y las poses no le surgían como de costumbre. No se sentía natural.

Pero como estar relajado cuando tenía al mismísimo Louis Tomlinson mirando de nuevo su sesión de fotos, la penetrante mirada seguía hasta sus más mínimos gestos y movimientos, sentía como este le devoraba con la mirada y aunque en parte le intimidaba, no podía negar que le gustaba sentirse deseado por tan importante alfa.

Tuvo un retoque en su maquillaje, pues la intensa luz hacia que se viera más cargado y querían darle un aspecto natural y coqueto, según su estilista. De nuevo esparcieron aceite para que sus piernas se vieran aún más torneadas y con un aspecto bronceado. Styles solo hacía lo que le indicaban y trataba de no juntar su mirada con la del castaño.

Tal vez no estaría tan sumamente apenado si no estuviera medio desnudo, el castaño había estado en varias  de sus sesiones, pero siempre cuando era para alguna campaña de una reconocida marca como Gucci o Versace, nunca antes lo había visto tan expuesto.

Había empezado a modelar lencería hace unos pocos meses, le había tomado bastante tiempo aceptar, pues si bien le encantaba la idea y desde que era un adolescente se había sentido más cómodo usando delicadas prendas, no estaba seguro de cómo se lo tomaría la audiencia.

Resultó ser todo un éxito, y si antes era un icono de la moda bastante reconocido, su nueva faceta impulso mundialmente su carrera. El primer omega hombre en modelar prendas de lencería, buscado por infinidades de marcas para al menos obtener algún tipo de publicidad por parte del rizado, rogando por una foto o un pequeño vídeo en el el famoso omega mencionara su marca.

Nunca se había esperado tanta acogida y se sorprendía lo lejos que había llegado con tan solo 19 años, todo el esfuerzo desde pequeño, le daba sus frutos prósperamente, y se sentía orgulloso de haber empezado desde abajo, y haberse ganado todo con sus méritos.

Con su esfuerzo y claro, sus lindos y sensuales ojos verdes, su perfecta nariz, sus provocadores labios rosados y del tamaño perfecto. Ni hablar del resto de su cuerpo, Harry era el prototipo de omega perfecto.

En cuanto acabaron con la sesión que había tardado más de lo estipulado debido a su falta de concentración, camino apresurado hacia los camerinos y se puso una bata que lo cubría hasta las rodillas.

Sus ojos se posaron en el alfa que recién entraba, con su mirada tan serena pero al mismo tiempo tan calculadora, trato de sonreírle sin recibir ni el más mínimo gesto en respuesta. Derek lo saludó con un casto beso en sus labios y le tendió una pequeña rosa empacada entre muchos listones.

- ¿Ya terminaste? – Harry asintió y después de un silencio algo incomodo le indicó que lo esperara mientras se cambiaba y así podían ir a casa.

Derek Hamilton era su novio desde hace más de un año, un alfa de nivel intermedio, hijo de un amigo de su padre, prácticamente habían empezado a salir un poco presionados por los hombres para  que se conocieran, el alfa ejercía como abogado en una reconocida empresa, y al ver la ilusión de sus padres a, verlos juntos, se dieron una oportunidad.

Para el ojiverde todo funcionaba bien, no discutían, Derek era un caballero y siempre le trató muy respetuosamente, su carácter era un poco frío y demasiado serio, por lo que nunca fueron muy demostrativos, ni siquiera cuando solo eran ellos dos. Pero todo se estaba volviendo demasiado monótono y parecía como si se hubiesen acostumbrado al otro.

Sabía que ese día irían a algún caro restaurante en los sectores más finos de la ciudad y cenarían un costoso plato para luego ir a casa y ver algún capítulo de mentes criminales, se quedaría dormido en algún rincón del sofá y a la mañana siguiente se despertaría en la cama. A eso se resumían sus viernes desde hacía ya casi 14 meses, solo cambia a la rutina cuando tenía algún evento o sus sesiones se extendían más de lo planeado.