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POV Aiden

- Familiares de Brooke Jones - llama el médico desde la puerta de la sala de espera.

Llevamos Amelia y yo toda la noche en el hospital. Ella ha conseguido dormir un poco en el sofá, pero yo llevo toda la noche despierto. Aún no sabemos nada de Brooke ni de lo que está pasando. Ni siquiera han aparecido sus padres. No se han dignado en venir al hospital para ver que tal está su hija y para pedir explicaciones de lo que está pasando.

- ¿Sois familia de Brooke Jones? - nos pregunta el médico cuando nos acercamos.

- Somos sus amigos, sus padres aún no han venido - le contesta Amelia a la vez que niega con la cabeza.

- Bueno, la operación ha sido más complicada de lo que pensábamos. Había cristales de una botella rota en el lugar del accidente y Brooke los tenia prácticamente todos por su cuerpo, algunos muy profundos. A parte tenía una herida muy grande en la espalda, la cual se ha quemado. También se ha roto el brazo derecho y se ha hecho una pequeña brecha, pero esto es lo más superficial - nos informa y con cada palabra que sale de su boca siento como el corazón me va más y más despacio. - En mitad de la operación su corazón ha dejado de funcionar durante unos segundos por lo que puede haber efectos secundarios que no podemos saber ahora mismo y veremos cuando se despierte.

- Y... ¿Ahora está... Bien? - pregunto con la voz quebrada.

- Sí, aunque sigue dormida. Pero ya está en la habitación: la 391. Podéis entrar sin molestarla, tiene que descansar. Luego iré a ver que tal está y a explicaros mejor lo que ha pasado.

- Gracias doctor - le agradece Amelia antes de que se marche.

Sin perder ni un segundo echo a correr hacia la habitación en la que está Brooke. En cuanto entro la veo tumbada en la cama, envuelta en escayola y vendas, enganchada a las maquinas que hay al lado.

Me acerco a la cama sin atreverme a tocarla por miedo a despertarla. Amelia, que supongo que ha venido detrás mía, se acerca también a la cama y la escucho sollozar.

No llevábamos ni diez minutos sentados al lado de Brooke cuando un voz desconocida proveniente de detrás nuestra pregunta:

- ¿Que haces tú aquí?

Me giro al mismo tiempo que Amelia descubriendo que quien ha hablado ha sido la madre de Brooke. Ella y su marido están en la puerta de la habitación y juro que si las miradas matasen yo ya me habría muerto. Pero más que miedo siento como con cada segundo que pasa me enfado más y más. No se deberían de hacer llamar "padres".

- Hacer lo que ustedes deberían hacer y no hacen, cuidar de su hija - contesto sintiendo como la ira se apodera de cada centímetro de mi cuerpo.

- Hemos venido en cuanto hemos podido, ya sabéis que nuestro trabajo requiere muchas horas - se excusa su padre.

- Encima es tu deber como primo cuidar a Brooke - añade la mujer que se hace llamar "madre".

- Tanto ustedes como yo sabemos que no soy su primo - contradigo.

- ¿Tienes pruebas?- Me quedo en silencio sin saber que contestar puesto que no tengo pruebas. - Pues eso.

- Sal de la habitación - me ordena el señor Jones, pero yo no me muevo.

- La familia puede visitar a Brooke ¿A caso no soy su primo? - pregunto con ironía.

- Vete o nos veremos obligados a llamar a la policía - me amenaza su marido enseguida.

- Vamos Aiden - me susurra Amelia mientras me coge del brazo y me saca de la habitación.

Nada más cruzar la puerta me suelto del agarre de Amelia y pego una patada a lo primero que veo, en este caso una papelera que se cae desparramando todo lo que había dentro por el suelo.

- Aiden...

- No, Amelia, no. Todo esto es por mi culpa. Si yo hubiese hecho algo más, si me hubiese preocupado por hablar más con ella o por acompañarla a casa no habría pasado nada de esto - le grito haciendo que todos los que están en el pasillo se giren hacia donde nosotros estamos. - Podría haberla salvado, que el coche me atropellase a mí antes que a ella.
Encima sus padres vienen recordándome que no tengo pruebas de que no somos primos y me echan de la puta habitación cuando ellos no se han preocupado nada de su propia hija.

- Aiden nada de esto es culpa tuya - me grita Amelia para que me tranquilice a la vez que me tira del brazo haciéndo que me gire para verla, pero yo me deshago de su agarre enseguida y echo a andar dejándola sola en el pasillo.

Sé que estoy pagando mi enfado con ella. Y no se lo merece. Ella ha estado conmigo durante estos cinco años y, sin embargo, yo se lo pago así: comportándome como un auténtico gilipollas.

Vida Perfectamente ImperfectaWhere stories live. Discover now