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- Puede que tengas razón - admito.

- Yo siempre tengo razón, princesa - dice Aiden al misml tiempo que me guiña el ojo.

- No me llames princesa.

- Vale princesa - repite por lo que pongo los ojos en blanco. - Mañana nos vemos.

Veo como Aiden empieza a caminar hacia el otro chico y me meto en casa. Nada más cerrar la puerta no puedo evitar echar lo que llevaba dentro desde hace un buen rato y rompo a llorar. Poco a poco me voy sentando en el suelo con la espalda apoyada en la puerta.

¿Por qué no recuerdo nada? ¿Por qué todo lo que he recordado tiene que ver con Aiden? ¿Por qué duele tanto? Algo bueno me tendrá que haber pasado en estos últimos años, no puede haber sido todo malo.

¿Por qué me tiene que pasar todo esto a mí? Nunca me ha gustado pensar así, pero esta vez toda la situación me puede. No quiero que a nadie más le pase lo mismo que me está pasando, pero ¿Por qué yo?

Cuando estoy un poco más tranquila decido levantarme del suelo porque empezaba a estar incomoda.

Al final no ha sido el mejor día de mi vida...

Voy a la cocina y me pongo un vaso de agua.

- Brooke - me llama alguien desde atrás haciendo que pegue un grito.

- Dios, Amelia, casi me matas - le grito.

- Lo siento - se disculpa entre risas.

- ¿Cuanto llevas aquí?

- Desde hace unas horas, cuando entraste a casa fui a verte, pero te vi llorando y pensé que necesitabas estar sola - me explica. - Te estaba esperando en el salón.

- Tú eres tonta - le digo siendo yo esta vez la que se ríe.

Sienta bien reírse un poco después de haber estado llorando...

Sin pensarlo me acerco a Amelia y la abrazo. Ella es la única que siempre está para mí, la única que no parece haber cambiado después de todo este tiempo, que sigue apoyándome tanto como antes. Al darme cuenta ya estoy llorando otra vez, no puedo evitarlo.

- Brooke todo va a salir bien - me dice Amelia mientras sigue abrazándome.

- ¿Como estás tan segura?

- Porque eres la chica más fuerte que conozco.

- No mien...

- No miento - me interrumpe. - Ya desde pequeña has sido valiente, todas las veces que has soportado los golpes o los gritos de tus padres sin echarte a llorar, cuando tu abuela murió fuiste la primera en entenderlo, en superarlo, al igual que superaste al idiota de Alex y ahora vas a superar esto, lo sé.

- No sé que haría sin ti - susurro abrazando a mi amiga aún más fuerte.

Nos quedamos así un rato, sin decir ni una sola palabra. No tenía ni idea, pero de verdad necesitaba estar un rato así, sintiendome apoyada otra vez.

- ¿Y qué tal tu día con Aiden? - me pregunta Amelia cuando se separa de mí.

- Mejor no hablamos de eso...

- Eh... Vale, supongo - murmura confusa. Hace una pausa y grita: - ¡Se me ha ocurrido una idea! ¿Que te parece pasar otro día entero conmigo? No padres, no chicos, no recuerdos. Solo tú y yo olvidándonos de todo y todos.

- Yo...

- Vale, perfecto entonces mañana pasaremos un día de chicas. ¿Me puedo quedar a dormir contigo? - me pide poniendo cara de niña buena.

- Claro que sí - contesto riendo y quitándome las pequeñas lágrimas traviesas que se escapan de vez en cuando.


(...)

- Buenas noches - me dice Amelia a la vez que se tumba en el colchón que hemos dejado en el suelo.

Ya es tarde, llevamos viendo películas desde que ha decidido que se queda a dormir. Eso sí, ninguna película triste o ñoña, más bien nos hemos decantado por la acción.

- ¿Brooke?

- ¿Sí?

- Buenas noches - repite.

- Ah, sí, buenas noches.

Amelia me mira como si no estuviese segura de que todo va bien, pero al final se gira e intenta dormir. Y tiene razón en el fondo, nada va bien, yo no estoy bien. Me siento sola, nadie puede decirme nada sobre los últimos años ni nadie puede ayudarme. Estoy sola en esto.

Sigo sin recordar si mis padres me pidieron perdón y yo les perdoné o solo lo dijeron para confundirme, sin recordar que estudié o en que quería trabajar, porque digo yo que tengo que haber estudiado en la universidad.

¿Tuve un perro? ¿Hice puenting? ¿Viajé por el mundo? ¿Gané un torneo de fútbol? ¿Aprendí a bailar? ¿Me uní a una mafia rusa? ¿Me convertí en zombie? ¿Los aliens atacaron la tierra? Cualquier cosa de esas me pudo pasar y yo no lo recuerdo.

- Amelia - empiezo a hablar aunque seguramente esté dormida y que ha pasado un buen rato desde que hablamos por última vez. - He recordado a Aiden, he recordado todo lo que pasamos juntos. ¿Por qué nos pasó todo eso? ¿Por qué le olvidé? ¿Por qué solo le he recordado a él? - Hago una pausa esperando una respuesta que nunca va a llegar. - Le sigo queriendo, tanto que duele, pero todo es tan difícil... ¿Por qué nada en mi vida sale bien?

Oigo un ruido en la calle por lo que me acerco a mirar por la ventana encontrándome con una ardilla en el árbol. Se la ve tan contenta correteando por las ramas de ese árbol y sin embargo, yo estoy aquí llorando.

Ya basta de llorar, ya es suficiente.

Ya basta de estar todo el día triste con ganas de llorar. No puedo seguir así toda mi vida. He perdido los recuerdos de los últimos seis años, es un hecho que no puedo evitar, y ahora estoy empezando a recordar todo, aunque duela. Aiden y yo somos primos y ya está. No tengo por qué llorar, yo, como dice Amelia, soy fuerte y valiente, esto lo voy a superar. Sólo es un bache más en mi vida, y gracias a Dios tengo a mi mejor amiga al lado apoyándome.

- Solo quería agradecerte todo lo que estás haciendo por mí - vuelvo a hablar. - Siempre estás cuando te necesito y te lo agradezco más de lo que puedas imaginar, gracias.

- De nada - murmura Amelia con la voz ronca consiguiendo que me asuste.

La quiero demasiado para los sustos que me da...


Vida Perfectamente ImperfectaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz