I

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-"Ser o no ser..." - comenzó a leer el Sr. Cooper.

Miré hacia mi derecha y me encontré con la tierna sonrisa de Leila y sus ojos celestes observándome sin ningún escrúpulo. Le devolví el gesto de la misma manera, incluso le guiñé un ojo provocando que la rubia se enrojeciera. Reí con gracia. La tenía a mis pies.

No me mal interpreten y crean que soy un tipo arrogante, de esos que viven pendientes que el resto les hable o que les tome atención. Es solo que Leila me ha llamado la atención desde que tengo memoria, y nunca antes había mostrado algún interés en mi.

Volteé mi mirada a mi izquierda, y Elena se encontraba con la mirada perdida en algún punto de la sala. Estaba atenta a la lectura, como siempre, era parte de ella poner atención en clases. Y como era muy típico de mi, saqué una hoja de mi cuaderno y se la lancé.

Rebotó en su cabeza, desconcentrándola completamente. Posó sus ojos en mí y los rodó con notable fastidio. Comencé a reír, y levantó su dedo de al medio para luego volver la mirada nuevamente al profesor y escuchar su aburrida lectura.

Me crucé de brazos, impaciente a que el timbre sonara. Hace tan solo unos instantes revisé la hora en mi celular y faltaban tan solo diez minutos. Pero la hora parecía no avanzar.

O eso creí.

Porque para mi suerte luego de tener aquel pensamiento, el timbre hizo acto de presencia, revoloteando a todos mis compañeros, quienes se levantaron de sus puestos rápidamente para amontonarse en la salida. Guardé mis cosas lentamente, aunque me encontraba igual de impaciente por salir que ellos.

Cuando terminé me dirigí al puesto de Leila para poder hablarle y quizás invitarla a salir o algo por el estilo. Pero no. No estaba ahí.

-Leila ya se fue - la voz de Elena interrumpió mis pensamientos.

Me di la vuelta y me sonrió de forma cortés mientras colgaba su bolso en el hombro. Su cabello largo caía a través de su espalda, como si de una cascada se tratara. Se veía cansada, aburrida, incluso infeliz.

-¿Sucede algo? - pregunté.

Negó con la cabeza y soltó una carcajada.

-Ya sabes, los entrenamientos y los estudios - dijo.

-Estamos iguales - respondí.

-Es nuestro último año, y quiero disfrutarlo al máximo, pero entre tantas cosas por hacer pareciera que... - un carraspeo de garganta la calló en fracción de segundos.

Ambos miramos a la puerta, en donde el imbécil de Styles se encontraba de brazos cruzados. Ya no quedaba nadie en el salón.

-Nos vemos - dijo la castaña y caminó ágilmente hasta el lado de su novio.

Respondí levantando mi mano y sacudiéndola al mismo tiempo que él la abraza por los hombros y se la llevaba muy lejos de aquí. Caminé como estúpido a través de los pasillos de la escuela, quería encontrar a Leila antes de que el toque del timbre hiciera presencia. Quería invitarla a dar una vuelta al parque o a tomar un helado, en realidad lo que fuera de su agrado.

Entré a la cafetería quedándome de pie en una de sus esquinas, tratando de visualizar a mis amigos. De pronto a lo lejos vi la cabeza de Louis y sin dudarlo me acerqué.

El castaño se encontraba junto a una chica que no conocía, y al frente con una cara de aburrimiento se encontraba Josh perdido entre su sabroso plato de comida.

Le pegué con mi mano en la cabeza a Louis y luego Josh, quien no se inmutó ni por casualidad por el golpe. En cambio Louis me miró de forma desafiante con las cejas juntas y sus ojos chispeantes. Me senté a su lado dejando la mochila sobre la mesa y la chica desconocida desvió su mirada directamente a la mía.

Elena •n.h• TERMINADAWhere stories live. Discover now