II

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Ayer fue uno de los mejores días de mi vida. Salí con Leila, y tuvimos una excelente tarde entre risas, coqueteos (que fueron constantes) y claro, un helado. Definitivamente una de las mejores veladas de toda mi corta existencia.

Me senté en el fondo del salón, esperando a que el profesor y el resto de mis compañeros entraran. Mis ojos víctimas de sueño, comenzaron a cerrarse involuntariamente. No podía quedarme dormido, tenía que esperar a que la rubia que acelera mi corazón a más no poder llegara para poder saludarla como corresponde.

Apoyé mi cabeza en mi brazo, preso de un cansancio que no sabía que podía llegar a sentir.

Mis sentimientos volaron provocando un cosquilleo por todo mi cuerpo cuando Leila entró por la puerta. Hoy usaba unos jeans ceñidos al cuerpo y una blusa blanca corta, que dejaba ver parte de su abdomen. Me reincorporé y alcé mi mano, sonriendo. Ella no tardó en percatarse de mi gesto y caminó en mi dirección.

-Hola Niall - saludó besando mi mejilla.

-Leila, ¿cómo estás? - pregunté y las mariposas en mi estómago no tardaron en aparecer.

-De maravilla, ¿y tú? - se sentó en el banco justo al lado mío, sacando los materiales para álgebra.

-De la misma manera - dije y ella sonrió de forma pícara.

Abrí mi boca para volver a hablar pero justo en ese momento Elena entró al salón y todos los que se encontraban hablando, riendo o simplemente mirando algún punto en las paredes se quedaron en completo silencio, con la mirada fija en ella.

Elena abrazó su cuerpo con fervor y caminó con la mirada gacha hasta su asiento, uno más adelante que el mío. Se sentó y sacó su celular, dejando de ser parte de la masa de alumnos que la miraban sin ningún pudor.

-Buenas días - la voz del Sr. Anderson obligó a todos los estudiantes a sentarse en sus respectivos asientos, y dejar de mirar con curiosidad a Elena.

Toqué su hombro, y ella se dio la vuelta enseguida, con la mirada asustada y su cuerpo tenso. Pasó un mechón de pelo por su oreja y comenzó a sacar su estuche y cuaderno de su bolso. La quedé mirando, no muy seguro de si hablarle, sentía que era poco pertinente de mi parte, pero ella dio el primer paso y me sonrió.

-Gracias Niall, bueno, a ti y a Louis - rió.

-¿Estás mejor? - pregunté.

-Si - suspiró - Ayer hablé con Harry, y estamos bien ahora.

Le sonreí y ella me quedó mirando. Parpadeó y negó con la cabeza, dándose la vuelta.

Saqué mi cuaderno, lo abrí y comencé a escribir los distintos ejercicios que estaban en la pizarra. 

La verdad es que Elena me tenía preocupado. Ayer después de clases, junto a Louis la consolamos por cerca de media hora. Había discutido con Styles porque lo había encontrado coqueteando con otro chica, le pidió explicaciones y luego de negar y negar que nada había sucedido, la trató como si no valiera nada, golpeó el casillero con fuerza  y la mandó al carajo.

La pobre quedó desconsolada y con su alma colgando en un hilo. No podía entender como alguien con tanto carisma y simpatía podía estar con alguien como él, un monstruo sin sentimientos y de corazón de hielo que en vez de hacerla feliz, la hacía sufrir.

Sin darme cuenta, me encontraba escribiendo el nombre de Elena en mi cuaderno. Lo rayé inmediatamente y arranqué la hoja de un solo jalón.

Leila que se encontraba a mi lado mirando con curiosidad mi actuar, me preguntó moviendo lo labios qué había ocurrido. Solo negué con la cabeza y arrugué el papel para luego botarlo en la basura.

Elena •n.h• TERMINADAWhere stories live. Discover now