XXV

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Llevaba cerca de una hora sentado sobre la barra del pequeño local en que mis amigos me invitaron para pasarla bien.

Hasta el momento solo ellos habían conseguido diversión. Yo solo conseguí una amarga cerveza de compañía.

Max me miraba desde el otro extremo del boliche con picardía. Sabía que esa mirada significaba que tendría un poco de acción esta noche.

Me di la vuelta en mi taburete y llamé al barman para pedirle otra cerveza, era la sexta, y poco y nada me importaba.

Eran pasado las doce y solo veía gente jugar billar, beber y coquetear, y claro, escuchar rock.

De pronto, una mujer de corto y ondulado cabello rubio se sentó justo a mi lado y con suave gesto llamó al barman y le pedió una cerveza.

La chica me miró y sonrió para luego agradecer al joven mozo por traerle su pedido.

Tenía unos hermosos ojos azules, brillantes a más no poder. Su cara era redonda y sus mejillas pintada de un suave rosado. Era guapa.

-¿Qué hace Niall Horan tan solo en una noche como hoy?

Fruncí el ceño confundido. No entendía porque me conocía. Ella rió y luego de dar un sorbo a su bebida extendió su mano.

-Emma Rhodes, un gusto.

Apreté su mano con delicadeza y sus hermosas perlas seguían brillando. Su cara se me hacía familiar pero no podía recordarla de ninguna parte.

-Lo lamento, pero ¿nos conocemos? - pregunté un tanto temeroso a su reacción, pero gracias al cielo asintió frenéticamente hasta que tragó toda la cerveza.

-Tenemos cálculo juntos - entrecerró los ojos y yo los abrí intentando recordarla, pero solo podía ver el montón de materia en la pizarra - Fui la que se cayó hace un par de días, en la entrada.

-¡Oh! - dije y no pude evitar soltar una carcajada al recordarlo.

Ella también rió y en ese momento no pude evitar sentir una leve atracción, de aquellas que te incomodan en el pecho y te hacen sentir vivo otra vez. Esas que te hacen creer que es posible volver a amar.

-¿Qué tanto me miras? - preguntó en medio de sonrisas mientras llevaba un gran sorbo de su cerveza. Comenzaba a llamarme la atención, de como podía beber esa cantidad de alcohol con tanta rapidez.

-Creo recordar en donde nos hemos visto anteriormente - mentí. No quería espantarla con esos pensamientos tan repentinos.

-¿Si? - dejó la botella sobre el mesón y se reacomodó en su asiento, extendiendo los brazos sobre la mesa para luego apoyar su cabeza en ellos.

-Claro, eres la chica que pregunta mucho en clases. Se te dan bastante bien los números.

-¿Eso crees? A veces soy algo torpe - dijo e hizo una mueca bastante graciosa.

Estaba agradándome. Su espontaneidad al momento de hablar, la libertad de como se expresaba, comenzaba a llamar mi atención.

-Definitivamente - sonreí y le di un largo trago a mi cerveza.

Seguimos conversando por un par de horas más.

Ya no veía a Max por ninguna parte, y eso solo significaba una cosa. Me sentía feliz al saber que mi amigo luego de un inesperado final con su novia de años, pudo volver a salir con alguien más.

Emma hablaba un montón. De su familia, amigos, vida y todo tipo de experiencias. Era realmente simpática.

Sus ojos brillaban cada vez que se mencionaba cada vez que se nombraba un tema de su agrado, y eso me parecía bastante atractivo en realidad.

Elena •n.h• TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora