Un golpe, otro y otro.

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No podía dejar de llorar, ¿y es que acaso había algo más que pudiera hacer?

Ahí estaba mi madre, la cual tampoco podía dejar su llanto atrás, al igual que yo. Y mi padre ahí... sobre ella.

Un golpe, otro, otro y otro.

Me tape los oídos sin poder soportar por más tiempo el sonido de la mano de mi padre sonar contra alguna parte del cuerpo de mi madre.

Me levanté decidido y me acerqué hasta mi padre tomándolo por los hombros para separarlo de mi madre, lo único que recibí por su parte fue un fuerte golpe en la mejilla. Un golpe de tal magnitud que me dejó tendido en el suelo, con los trozos del jarrón que quebré al caer sobre mi cuerpo e incluso pude sentir un líquido común correrme por la mano.

Mi padre se fue sin más, como siempre lo hacía; salía por la puerta principal haciendo sonar esta fuertemente al cerrarla.

Me acerqué hasta mi madre gateando. Joder... ¿cómo es que podía hacerle eso a una mujer tan bella?

En cuanto llegué a un lado de ella le acaricié el rostro, en donde se abrían las nuevas cicatrices y los moretones se mezclaban con los anteriores.

-Vete al instituto hijo -Me dijo sonriendo levemente con sus ojos entrecerrados-. Vas a llegar tarde.

-Vamos a tu habitación -Dije mientras le ayudaba a levantarse pero ella se resistía.

-Te dije que te fueras -Vociferó con un tono molesto.

-No voy a dejarte sola -Volví a repetir de manera decidida mientras intentaba caminar con ella a mi lado, pero ella no se movía.

-¡Vete! -Me gritó con la poca fuerza que tenía, separándose de mí y dejándose caer en el sofá que estaba a su costado. Alzó sus manos para cubrirse el rostro, estaba llorando.

Me acerqué hasta ella y me arrodillé delante, tomándole las manos y entrelazándolas con las mías, haciendo que la sangra que me salía de la muñeca se mezclara con la de ella.

-Ve, por favor -Me suplicó llorando-. Sale de este infierno aunque sea por unas horas.

De un infierno a otro.

-No te quiero dejar sola -Hice un puchero. Ella llevo su mano a mi pelo, pero no lo toco.

-Límpiate y vete -Dijo mirándome las manos. Me llevó una mano a la cara y me acarició el golpe del día anterior y el de hace un rato-. Vete ya.

Me levanté y la miré. Tenía razón, tenía que salir de este infierno... teníamos que salir de este infierno, pero por el momento no podía hacer nada para sacarla de aquí.

-Me iré al instituto -Le dije y ella me sonrió.

Retrocedí sin apartar la mirada de ella, no quería dejar de mirarla. De observarla con esa mirada... como si fuera la última vez que la vería, y no era del todo falso, siempre podía ser la última vez para mí.

Mire el viejo reloj que estaba cubierto de polvo mientras colgaba de una de las paredes. Si no corría hacia el instituto llegaría tarde, eso seguro.

Tomé mi mochila que de seguro tenía los cuadernos de unos días anteriores, y salí de la casa, quitándole la mirada a mi madre, sintiéndome angustiado.

Pero sabía que mi padre no llegaría hasta la noche, lo que significaba que estaría allí junto a ella en cuanto pase de nuevo.

Corrí al instituto, haciendo que el frío viento que chocaba contra mi rostro me despabilara un poco.

From what to what? [Meanie]Where stories live. Discover now