Mingyu me besó.

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-Eres virgen –Me volvió a murmurar Mingyu haciendo notar su suave risa- Tienes 17 años y eres virgen.

-Cállate –Murmuré con desgano y harto de que me venga repitiéndolo.

Moví lentamente el carrito mientras que Mingyu me seguía repitiendo lo mismo una y otra vez, sin percatarse siquiera de que era lo que estaba comprando para llevarnos a casa.

-Eres virgen –Dijo como estuviera cantando una estúpida canción infantil.

-Ya deja de hacerlo –Dije dejando escapar el aire que tenía contenido. Me detuve delante de la leche- ¿Qué deberíamos llevar? ¿De chocolate o de frutilla?

-¿Te molesta que te diga que eres virgen? –Rodé los ojos, Mingyu había ignorado lo que le había dicho.

-¿De chocolate o...?

-¿Te molesta? –Me interrumpió con su insistente pregunta.

Lo empujé por los hombros haciendo que él casi chocara contra los estantes que estaban detrás de él. Tomé el carro y lo empuje haciendo que doblara en la siguiente esquina. Entrando por el pasillo de legumbres.

-¡Hey! –Me volteé ante el grito que escuché detrás de mí.

Algo me estampó ruidosamente con las cajas de cereales. Mantuve los ojos abiertos ante la sorpresa de ver los ojos cerrados de Mingyu delante de mí mientras me besaba.

Cerré los ojos y con gesto estúpidos pasé los brazos por sobre los hombros de Mingyu, logrando atraerlo más a mí cuando, sentí como su lengua se introducía en mi boca y chocaba contra la mía.

Mingyu se separó de mí y me miró directo a los ojos, parecía avergonzado y extrañamente tímido.

Miró hacia su derecha, haciendo que yo también fijara mi mirada; todas las cajas de cereales estaban esparcidas por el suelo.

Una vez automática se escuchó desde lo lejos, haciendo que nos demos cuenta que un guardia venía a paso rápido hacia nosotros.

Mingyu me tomó de la mano y me tiró de ella haciendo que el hombre que venía hacia nosotros se pusiera a correr en nuestra dirección.

-¡Deténganse! –El grito resonó en mis oídos pero no podía reaccionar aun, solo me deje llevar por la mano de Mingyu que tiraba de mí.

Escuché la risa del peli-azul, casi como si viniera de un lugar lejano; pero de igual manera me hizo reír a mí.

Volví a estar consiente en un momento demasiado rápido, como si me hubiera caído de la cama después de un sueño.

Estábamos saliendo del supermercado y los dos reíamos como idiotas. No nos detuvimos hasta que estuvimos dos cuadras alejados, nos sentamos en una de las bancas de la gran plaza en donde nos encontrábamos.

Apoyé mis codos sobre mis rodillas mientras intentaba recomponer mi respiración por la corrida y aguantarme la risa.

En cuanto me detuve caí en la cuenta de lo que estaba sucediendo.

Mingyu me besó.

Habíamos botado las cajas de cereales en un supermercado así que el guardia nos persiguió hasta una cuadra después, todo por un beso.

Y...

¡Mingyu me besó!

-Mingyu –Lo llamé cuidadosamente, aun si sacar la mirada del piso- ¿Por qué me besaste?

Escuché como lentamente su risa se apagaba. Levanté la cabeza para mirarlo y me encontré con que el peli-azul tenía la cabeza gacha.

-¿Hice mal en besarte? Pensé que no te molestaría ya que me habías besado... yo... -Levantó su cabeza y nuestras miradas se conectaron por unos segundos pero el rápidamente fijo su vista en otro lugar- Está oscuro ¿Qué tal si nos vamos a casa?

From what to what? [Meanie]Where stories live. Discover now