treinta y cinco

3.7K 603 177
                                    

- Acompáñame -dijo Sebastian.

Ciel no puso objeción, guardó sus lentes en el estuche y el libro en su mochila. Se la colgó al hombro, para dejarse guiar por el azabache.

- ¿A dónde vamos? -preguntó, mientras salían del café.

«¿De qué hablas, tonto? Si tú lo insinuaste. Iremos a besarnos bajo la lluvia», quiso responder. Pero se quedó en silencio.

No volvió a preguntar, se imaginó que iban a su departamento, debido a que estaban haciendo el mismo camino que la noche anterior.

De todas formas, por más que no supiera a dónde iban, cualquier lugar estaría bien si permanecían juntos.

Caminaban por debajo de los techos, para evitar mojarse. Pero, a la hora de cruzar por el pequeño parque, la gotas de agua comenzaron a caerles encima.

A ninguno le importaba en lo absoluto, les bastaba con tener la compañía del otro, para olvidarse del mundo entero.

En la plaza, había un muro bajo de ladrillos, que dividía la sección de juegos y el camino que había en medio.

Y a Ciel, como el adolescente aniñado que es, se le ocurrió caminar sobre él. El otro sólo se quedó a su lado, sonriendo cada vez que se tambaleaba.

El más alto le tendió una mano para que no fuera a caer, y el menor no dudó en aceptar.

De esa forma se mantuvieron, hasta casi el final del sendero.

Cuando el más pequeño quiso bajarse, su acompañante lo detuvo y le obligó a voltear.

Tomó su mano restante, teniendo ahora ambas manos entre las suyas.

Se paró frente a él, ya que tenían ahora la misma altura.

No sabría decir quién se movió primero, tal vez fueron los dos.

El zafiro y rubí de sus ojos chocaron, sus rostros mojados se acercaron con lentitud, reconociendo sus alientos y probando el sabor de sus respiraciones.

Uno de los dos se estremeció, ¿los dos?
Sus húmedas bocas se encontraron, estampándose en un tierno beso, que se basó en sólo rozar la piel suave de sus labios. Uno dulce, en el que se tomaban todo el tiempo del mundo para recorrer cada milímetro de ellos.

Un cosquilleo invadió sus cuerpos, erizándoles la piel y poniendo sus vellos de punta.

La necesidad de aire los obligó a separarse, pero no estaban conformes.

Sebastian sorprendió al ojiazul, agarrándolo de la cintura, para así poder alzarlo. Sus piernas quedaron a cada costado de su cuerpo, sus brazos alrededor de su cuello.

Se miraron por un instante, sonriéndose con dulzura.

Y volvieron a besarse, de una forma más apasionada, exploradora.

El mayor se apropiaba provocativamente de los labios del otro, acariciándolos con su lengua, pidiendo acceso que no fue restringido.

Un sonido ligero se elevaba en el aire, por sobre el martilleo de la lluvia, que sólo ellos podían escuchar; creado por el movimiento de sus lenguas y el desplazamiento de saliva.

El vacío se ensanchó, cuando sus labios se separaron.

Pero miles de sensaciones los llenaban, apaciguando sus ansias.

Capítulo especial por ser un momento súper lindo :o

La foto vendría a ser para que se imaginen por donde caminaba Ciel ^^

La foto vendría a ser para que se imaginen por donde caminaba Ciel ^^

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Él ✧ sebacielWhere stories live. Discover now