Él ✧ sebaciel

ochenta

Me miraste con tu vista nublada por las lágrimas, y rompiste en llanto.

Tú te rompiste, en mil pedazos.

Y sangrabas, sangrabas tanto.

Sangrabas pena, sangrabas culpa, sangrabas una inmensa tristeza; por cada una de las grandes heridas que tenías.

"Ciel, mi amor, tranquilo. Todo está bien", dije múltiples veces.

Claramente, eso era una gran mentira.

Quizás para convencerte a ti, o quizás para convencerme a mí.

Pero, no estabas bien. En lo absoluto.

"Y-yo... La c-culpa... M-mi culpa... Todo lo e-es"

Murmurabas cosas incompresibles para mí, mientras llorabas desconsoladamente.

Soltaste una serie de suspiros entrecortados, antes de recuperar el aliento y el habla.

"Déjame, aléjate de mí. Soy horrible, soy un monstruo. Debes odiarme, tienes que odiarme..."

No obstante, me abrazabas con todas tus fuerzas.

¿Es que aún no entendías, que yo te elegí a ti?

Y no me importaba qué tanto caos hubiera, si estaba en tus ojos.