extra

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Pensamientos de Ciel.

Cierto día, me dijiste una frase muy peculiar. 

"Lamento no haber llegado a tiempo" 

Claramente, no lo habías hecho. 

Porque yo, me había dado por vencido hace mucho tiempo.

Después de tantas noches tormentosas, de tantos cabellos arrancados y miles de vidrios incrustados en mis costillas...

Llegaste tú. 

Como una lámpara en medio del umbral de la noche que da miedo, que ilumina un poco la habitación, y me deja dormir tranquilo.

Cuando me estaba volviendo invisible en este mundo.

Y el agua oscura se volvió cristalina, el cielo celeste y pensé en dejar ir tanto dolor.

Me ayudaste a ser libre de nuevo, a dejar de ser prisionero de un mísero recuerdo;

Me besaste y me levanté del frío suelo, y en ese preciso momento entendí que te pertenecía.

Sí, era completamente tuyo. 

Desde las finas hebras de mi cabello, hasta la planta del pie. 

Y tenías tantas razones, para enumerar;

Me devolviste a la vida. 

Tú fuiste quien me regaló tantas sonrisas, que pude sacar a relucir las mías. 

Había pasado tanto, desde que no sonreía por pura felicidad.

Y decidí quedarme contigo, porque sin ti me pierdo y no soy más que veneno.

Porque ya no entendía las mañanas, si no te veía en el café.

Y me apegue tanto a ti, que ya no sabía qué hacer.

Simplemente estaba obsesionado.

Tanto, que sangraría por ti, me arrastraría, e incluso lamería de tus labios como si lo necesitara

Mentiría, rogaría y juraría que quiero pasar la eternidad junto a ti.

¿Quieres encender un cigarrillo, y prender fuego mi cabeza? No te dejaría de amar, aun si lo hicieras.

Haría todo por ti, y estaría siempre tirando de tu manga.

Y suplicaba por permanecer postrado por siempre, ante tu psicodélica mirada.

Porque eras capaz de leerme con ella, como yo lo hice con tantos libros.

Es que, quizás, te entregué todas las páginas de mi vida;

Cuando me vi reflejado, en tus ojos rubíes, y supe que mi lugar estaba ahí. En ti, contigo.

Y me perdí tantas veces en el carmesí de ellos, que me olvidé de lo que me hacía mal.

Porque mi mente, mi cuerpo y mi corazón estaban llenos de ti. Tú, tú y de nuevo tú.

Eres tú, y todo lo que hago es por ti;

Desde que me susurraste el oído que me amabas, y pude decirte lo mismo.

Y si alguien me preguntara si te quiero, diría que te amo a morir.

Porque no te alejaste de mí, incluso cuando te conté por qué tenía tantas heridas.

Descubriste mucho más allá de este costal de huesos, pudiste ver a través de mi mirada y sonrisa.

Pudiste ver virtudes en mis defectos, y amaste incluso los defectos en mis virtudes.

Fue entonces que llegué a la conclusión de que te quiero, en mi vida, en mis metas y objetivos. Aquí, conmigo.

En cada mañana, en cada tarde, en cada noche, en cada madrugada.

Haciendo el amor con cosas simples, o dejando que el amor consiguiera hacernos simples a nosotros.

Y sé que quiero seguir estudiando cada uno de tus azabaches cabellos, acariciar cada pulgada de tu piel.

Seguir frente a ti, mientras me desnudas con tus ojos traviesos, y muerdo mis labios para no suspirar.

Por todas esas noches estrelladas y amaneceres cálidos, en los que nos contábamos secretos en voz baja; que me dieron un motivo para volver a sonreír.

Por todos los llantos, las risas y los celos.

Por todas las veces que te dije, que el cielo es un lugar en la tierra, cuando estoy contigo.

Por contarme cuáles eran tus sueños y todo lo que querías hacer.

Por esos besos, que destruyeron nuestros labios.

Por que coincidimos, por que nos enamoramos y por la inevitable destrucción; por que seguimos amándonos en ella.

Porque perdí la cordura, porque estoy loco por seguir enamorándome de ti.

Porque no puedo sacarme de la cabeza, la primera vez que me miraste, con los ojos más brillantes que todas las estrellas juntas. Así como me sigues mirando.

Así como ya no puedo mirarte. 

Lo siento, es que ya no me queda luz para hacerlo. 

Y es que, mis fantasmas no me daban tregua. 

Igualmente, ambos sabíamos bien, que esto terminaría mal. 

Pero estaba bien, ¿verdad? 

Tu me amas, yo a ti. 

¿Eso era malo?

Si de todas formas, nos volveríamos a encontrar. 

Por el simple hecho, de que una inquebrantable promesa nos unía.

Tenía claro, que terminaría llorando una y mil veces, en el mismísimo infierno, por ese juramento.

Y me preguntaría, ¿te he hecho feliz? 

Lo dudaba tanto, porque mi vida estaba fuera de control. 

Porque quitaste el miedo enroscado en mis dedos, y me liberaste con cada una de tus suaves caricias.

Soltaste mis alas, me enseñaste lo que es amar y, a su vez, sentirse amado.

No sabes lo bien que se sintió volver a respirar, luego de que el dolor llenó tanto mi alma que me asfixiaba.

Fuiste el único capaz de sacarme de las tinieblas, y no asustarte al ver que estaba roto en pedazos; porque nunca esperé que te tomaras el tiempo de levantarlos, y te lastimarte con ellos.

Sólo tú te atreviste a aceptar la tormenta de mi ser, y bailar debajo de la lluvia conmigo; sin importarte el convertirte en cenizas.

Quizás, todo eso fue lo peor que pudiste hacer.

¿Que irónico, verdad?

Ya que, en realidad, alguien más me logró atrapar. 

Tal vez tanta locura, tanta culpa...

Es que no, tú no llegaste a tiempo. 

Y no ibas a llegar.

Porque yo, ya estaba hundido. 

Pero si nuestro destino terminara por ahogarnos aún más...

No me importaría hundirme, hasta lo más profundo.

Él ✧ sebacielOnde as histórias ganham vida. Descobre agora