sesenta y ocho

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Tu llanto era desgarrador, tus lágrimas interminables.

Cuando por fin pude reaccionar, no sabía qué hacer.

No dejaste que te abrace, porque cada paso que daba hacia ti, tú lo dabas para atrás.

«No me toques, no me toques, no me toques, no me toques», murmurabas sin parar.

Tu mirada estaba perdida, tus manos temblaban y tu respiración comenzaba a agitarse.

"Ciel, mi amor, cálmate. Escúchame, por favor", dije, pero tú no parecías escucharme.

"Aléjate de mi, estoy sucio... muy sucio. Tú debes pensar que doy asco... doy asco, doy asco, doy asco", eran tus continuas palabras.

"No me das asco, Ciel. Jamás podría pensar algo así de ti", repetía, pero para oídos sordos.

Él ✧ sebacielWhere stories live. Discover now