Veintidós de Febrero

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Miro a Matty quien duerme a mi lado. Son las tres de la tarde y a ambos se nos ocurrió que era una buena idea tomar una pequeña siesta juntos ya que como papá está aquí y él me prohibió que durmiera en las noches con Matty, ya no podemos disfrutar de la tranquilidad que nos da el poder dormir juntos. Al menos en las noches. 

Pareciera que Matty rejuvenece unos tres años mientras duerme. Su cara se ve tan relajada y tranquila, sin arrugas ni expresiones faciales. Es muy tranquilo mientras duerme, lo cual es muy bueno. Apenas se mueve. Por un momento me asusto de que no esté respirando porque ni ese movimiento se ve. Debe de ser de las personas que más profundo duermen.

-Matty- lo llamo con dulzura mientras acaricio su mejilla con delicadeza esperando a que se despierte, pero ni un músculo de su cuerpo responde a mi llamado y a las caricias que le doy- Matthew Bell, no puedo creer que puedas dormir tan profundo.

Esta vez lo muevo con más rudeza y es ahí cuando abre los ojos de golpe, como si hubiera tenido una pesadilla ya que sus ojos reflejan el claro terror que dan esas pesadillas que se cuelan bien hondo en tu ser. Tan así que al despertar tienes que mantenerte acostado y con los ojos abiertos mirando el techo mientras analizas las imágenes que tu mente te puso. 

-¿Todo bien?- le pregunto a Matty quien me ve a los ojos directamente a la vez que respira de una manera entrecortada- ¿Estabas teniendo una pesadilla?

-Si- responde en un susurro- Una pesadilla algo fea.

-¿Quieres hablar sobre eso?

-No es nada, solo soñaba que me ahogaba- responde esta vez con la voz más tranquila y firme- Es muy desesperante estar consciente bajo del agua y saber que por más que te esfuerces no puedes subir a la superficie y respirar.

-¿Le tienes miedo a ahogarte?

-Creo que todos si pensamos un poco en eso le tenemos miedo, ¿no crees?- Matty ya parece totalmente tranquilo. Está en la fase de querer analizar las cosas- Según yo, es una de las peores maneras de morir. No puedo entender a la gente que se ahorca. Debe ser desesperante sentir como poco a poco el aire se va yendo y estás plenamente consciente de eso.

Me quedo pensando un poco en sus palabras. No soy de las personas que piensan mucho en la muerte porque lo encuentro un poco depresivo y totalmente innecesario ya que de todas maneras moriremos algún día y es una perdida de tiempo intentar saber como, cuando o donde. Aun así, me quedo pensando en sus palabras.

-¿Cómo te gustaría morir, entonces?- pregunto ya que me gusta tener este tipo de charlas con él aunque sea de un tema que no sea de mi total agrado- ¿Cuál sería para ti el mejor modo de morir? ¿La mejor situación para que uno pueda morir?

-¿El mejor modo de morir? ¿La mejor situación?- Matty me mira y sonríe antes de acercarme a él para que juntemos nuestros labios en un corto pero muy significativo beso- No me importaría el modo de morir si es que estoy a tu lado. ¿Cómo me gustaría morir? Tú y yo de ancianos acostados en una cama durmiendo y que la muerte nos lleve a los dos al mismo tiempo. Así me gustaría morir.

Miro a Matty y vuelvo a besarlo. Él me abraza y me responde el beso con la misma felicidad. Sus manos van a mi cintura y me levanta lo suficiente para que yo quede sobre él. Todo esto sin despegar nuestros labios. Mantengo mis manos en su cuello para poder profundizar el beso cuando quiera. No tarda ni un segundo para que su lengua se introduzca a mi boca y yo se lo permita.

¿Hace calor aquí o solo soy yo?

-Alguien podría entrar- susurro junto a la boca de Matty

-Ya lo sé- responde él con la voz agitada- Un minuto más, solo un minuto.

Noventa Días (SDLV #2)Where stories live. Discover now