Capítulo siete

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-En la sesión de hoy, juntaremos todas nuestras manos y le rezaremos a Dios para que nos ayude en el camino de nuestra vida- bostezo- Juntad las manos, por favor.

Le doy la mano al hombre de mi derecha y a la mujer de mi izquierda. Cuando Matthew empieza a hablar, alguien lo interrumpe. Escuchamos un portazo desde atrás y nos giramos. Una chica de más o menos mi edad entra en la sala. Pelo corto, cabello castaño, mechas rubias. Su vestimenta es sencilla, como la mía.

Camina hacia nosotros y le habla a la mujer de mi izquierda- Quítate.

La mujer pone una mueca confundida- Este es mi sitio.

La chica pone una cara de psicópata y después, se pone vizca y saca la lengua. La mujer, pensando, seguramente, que de verdad es una psicópata, se levanta de la silla y se sienta en otra más lejos de la chica.

Creo que esta chica y yo nos llevaremos bien.
Se sienta en la silla y se escurre en ella, como si nada le importara.

-¿Eres nue-nueva?- tartamudea Matthew por lo que acaba de pasar.

-No, llevo aquí dos años, solo que era invisible y por eso no me veías- miente la chica de una manera sarcástica.

-Bueno, sigamos con la clase- prosigue Matthew- Pero, antes- mira a la nueva- me gustaría que te pusieras de pie y te presentaras.

-¿Estás seguro?- él asiente- Pues vale- se levanta y se sacude los pantalones- Me llamo Sarah Miller, y no soy tan desgraciada como vosotros. No se me ha muerto ninguno de mis padres y no tengo hermanos. Pero vivo sola, mis padres se largaron hace un poco más de un año, porque no les gustaba convivir conmigo. Soy una persona irritante, sarcástica y borde. No me preguntéis por qué soy así, porque ni yo misma lo sé. Me encanta bailar, es lo único que se me da bien. Pero hace un año, me rompí el brazo y tuve que dejar de bailar. Cuando me recuperé, alguien había ocupado mi plaza y no pude entrar. Desde ahí, no he bailado más. La vida no es bella, la vida es una mierda- se vuelve a sentar pero, no mira para abajo, como hubiera hecho yo, si no que empieza a mirarnos a todos.

-Gracias por tu confesión, Sarah- dice Matthew- Ahora sí, juntad las manos con vuestros compañeros.

Enlazo mi mano con el hombre de mi derecha y con Sarah. Cerramos todos los ojos y Matthew empieza a rezar el Padre Nuestro. Abro mi ojo izquierdo y observo que Sarah tiene los ojos abiertos y mira a Matthew intentando no reírse, el cual está concentrado rezando.

Gira la cabeza hacia mí y me sonríe.

-Aburrido, ¿verdad?- susurra.

-Y que lo digas- le sonrío de vuelta.

-¿Llevas mucho tiempo viniendo a estas aburridas sesiones?

-En realidad, no. Es mi segundo día- comento.

-Y, ¿qué haces aquí? ¿Tienes algún problema psicológico?

Río ante su ocurrencia y, antes de que pueda contestarle, Matthew avisa de que la sesión ha terminado. Nos levantamos todos de nuestros asientos y voy charlando con Sarah hasta la salida.

-Con que Hillary, ¿no? Me encantaría saber más sobre ti, pero debo irme o no podré coger el estúpido autobús- rueda los ojos.

-Con que Hillary, ¿no? Me encantaría saber más sobre ti, pero debo irme o no podré coger el estúpido autobús- rueda los ojos

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-¿Vives muy lejos?- pregunto curiosa.

-No, pero me da pereza caminar.

Suelto una carcajada y me despido de ella. Pero, vuelven a interrumpirme.

-Hoy no me has saludado- llega Aaron a mi lado.

-¿Tendría que hacerlo?

-¿Te cae bien?- me responde con otra pregunta.

-Sí, ¿por qué no?- me encojo de hombros- Es una chica maja.

-Pues a mí me da miedo- imita un escalofrío.

Ruedo los ojos y sonrío a su comentario.

-¿Tienes algo que hacer mañana?- dice metiendo las manos en sus bolsillos.

-Déjame que consulte mi agenda- hago cómo que paso páginas imaginarias- Sí.

-Oh, vamos, seguro que no. No se te ve que seas una chica ocupada.

-¿Ah, no, señorito adivino? ¿Y qué es lo que parezco?

-Una damisela en apuros que necesita un príncipe azul que la proteja- bromea señalándose.

-Eres estúpido- le empujo con la mano- ¿Y por qué se dice príncipe azul? ¿Es un avatar o algo?

-Tenemos los mismos pensamientos. Deberíamos casarnos.

-Bueno, creo que debería irme- comienzo a andar.

-¿Entonces lo de mañana sigue en pie?- grita detrás mía.

-Otro día será- grito sin volverme y estiro el brazo en forma de despedida.

|Frágil|® [TO #1]Where stories live. Discover now