Capítulo veintiuno

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Misión 1: Hacer que Hillary recupere la memoria llevándola a sitios que a ella le hayan gustado o que era un recuerdo especial para ella antes.

Misión 2: Llevarla a dónde quiera y contarle cosas sobre el pasado.

Misión 3: Intentar que Sarah no vuelva a llorar cuando Hillary vuelva a repetir que no se acuerda de ella.

Misión 4: Dejar de escribir misiones.

Guardo la libreta en mi bolsillo y vuelvo con las chicas, que se encuentran asomadas al balcón de la casa de Hillary.

-¿Y vivo sola?- nos pregunta ella. Nosotros asentimos y ella hace un puchero- Qué miedo.

-Si quieres, puedo vivir contigo- respondo bajito, pero, lo suficiente para que las dos se enteren.

-¿Qué?- me mira Hillary confusa.

Sarah empieza a hacerme señas con las manos y muecas con la cara, niega repetidas veces mientras que con el dedo índice rodea su cuello, lo que quiere decir que o lo soluciono rápido o me mata.

-Na-nada- rasco mi nuca mientras que hago un ademán con la mano.

Seguimos contemplando las vistas desde el balcón. Los niños juguetean de un lado a otro y las madres los riñen por no dejar pasar a la gente. A lo lejos, puede divisarse la playa a la que Hillary iba siempre, la playa de Malibú.

-Toma, Hillary- le tiendo la caja de música que nos dieron en la primera sesión del psicólogo- Puede que recuerdes algo.

-¿Con una caja de música?- asiento y ella la coje.

Empieza a girar la manivela y una suave melodía sale de la caja irrumpiendo el silencio que había.

-Madre...- es lo único que dice para después limpiarse algunas lágrimas rebeldes.

-¿Es lo único que recuerdas cuando escuchas la melodía?- pregunta Sarah.

-Sí, lo siento.

-Supongo que debemos seguir enseñándole cosas. Hillary, vamos a tu habitación- hablo y las dos me siguen por el largo pasillo.

Hillary empieza a observar todos los cuadros que se encuentran en las paredes. Su hermano y sus padres aparecen en todos ellos. Ella me contó que nunca había sido muy sociable con eso de los amigos. En uno, su hermano aparece encima de los hombros de Hillary, los dos poniendo caras raras.

Ella sonríe con nostalgia y, luego, parece acordarse de algo, porque nos mira confusa- Pero, si yo tengo un hermano pequeño, ¿dónde está?

Sarah y yo nos miramos- Hillary, ¿puedes sacar tu móvil?

Ella asiente, todavía confusa, y desbloquea el móvil. Sarah empieza a decirle que le de a la galería. En una de las fotos que Sarah le ha dicho que le de, salen su hermano y Emma, la prima de Hillary, delante de la bandera de Brazil.

-¿Recuerdas? Tu hermano se fue de viaje a Brazil con tu prima porque tú quisiste que él conociera más sitios, a parte de California, porque tú, con tu problema, no podías viajar en condiciones. Además, conseguiste un trabajo para ganar algo más de dinero y no podías dejarlo así como así.

Empieza a mirar la foto detenidamente- Entiendo- sale de la galería y se queda mirando su fondo de pantalla- ¡Espera!- se agacha en el suelo y toca su cabeza.

-¡Hillary! ¿Pasa algo?- me acerco a ella.

Coloca su cabeza en mi pecho y comienza a llorar, esto no tiene que ser fácil para ella ni para nadie.

-Mi her-hermano y yo ju-jugábamos a un juego- comienza a relatarnos- Él elegía un emoticono y yo tenía que poner esa misma cara- ríe entre todas las lágrimas- Era tan pequeño y bueno... Lo necesito.

(...)

-¿Hacia dónde se supone que vamos?- pregunta Hillary por segunda vez.

-Tranquila, ya hemos llegado- pronuncio.

-¿"Booboo"? Supongo que este es el bar dónde trabajaba.

-Puedes seguir trabajando, si quieres- voltea a mirarme- Cuando desperté del accidente, vine aquí para hablar con tu jefa y contarle lo que te había pasado. Me dijo, que si despertabas, podías volver a retomar el trabajo cuando quisieras.

-Qué listo eres, teñido- comenta Sarah- Te veo rápido.

Sonrío porque ya me he acostumbrado a los comentarios sarcásticos de Sarah y entramos al lugar.

Nada más entrar, una chica de pelo negro corre a los brazos de Hillary- ¡Hillary! ¡Pensé que no despertarías!- se separa un poco de ella- Qué alegría verte, la jefa estaba deseando que despertaras para que pudieras retomar el trabajo, dice que estaba muy contenta contigo. Supongo que, por tu cara, me dejas claro que no te acuerdas de mí, ¿verdad?- ella asiente nerviosa- Entonces, los rumores que corren entre todos los camareros son ciertos.

Antes de que Hillary pueda contestarle, la chica se marcha corriendo, supongo que al encuentro de su jefa. Por lo menos, no ha tenido que decirle ella misma que no se acuerda de nada.

-Esa fue la mesa en la que nos conocimos- le digo a Hillary. Ella asiente sonriente sin mirarme.

-Mañana haremos una visita al psicólogo al que íbamos, por si logras recordar algo más- informa Sarah.

-¿Psicólogo? ¿Es que también estaba loca?- bromea ella.

|Frágil|® [TO #1]Where stories live. Discover now